Espa?a se vuelca en la caza de la basura espacial
El Real Observatorio de la Armada emprende una profunda reforma para dar respuesta al problema de "seguridad nacional", invisible pero creciente, que invade la ¨®rbita terrestre
No los vemos pero est¨¢n ah¨ª y cada vez son m¨¢s. Desde el lanzamiento del primer Sputnik, el 4 de octubre de 1957, otros varios miles de cohetes, sat¨¦lites y sondas han sido enviados al espacio y han acabado su vida ¨²til. Sirvieron en misiones cient¨ªficas, ayudaron a predecir el tiempo, comunicaron a los hombres e incluso participaron en la caza y captura de algunos de los terroristas m¨¢s buscados. Ahora, sin embargo, son basura peligrosa. Muchas veces los artefactos han colisionado, han estallado o han sido explosionados desde tierra convirti¨¦ndose en pura metralla en ¨®rbita. Y forman una nube de millones de residuos espaciales generados por el hombre que envuelve la tierra. Hay escombros m¨¢s grandes que autobuses y otros diminutos que corren m¨¢s r¨¢pido que las balas. Pueden alcanzar una velocidad de 10 kil¨®metros por segundo y cuando impactan, causan destrozos impredecibles.
Dentro de lo que cabe, de momento, ha habido bastante suerte. El accidente m¨¢s aparatoso del que hay constancia tuvo lugar a 788 kil¨®metros sobre el cielo de Siberia en 2009. Un sat¨¦lite ruso ya difunto, el Kosmos 2251, de 900 kilos, choc¨® con otro activo, el estadounidense Iridium 33, que pesaba 690, sembrando la ¨®rbita baja de m¨¢s de 600 cascotes. La Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS) tambi¨¦n ha protagonizado un par de sustos, e incluso ha evacuado a su tripulaci¨®n, por culpa de basura espacial que no pudo ser detectada con anticipaci¨®n. El ¨²ltimo episodio todav¨ªa tuvo lugar el pasado mayo: un min¨²sculo fragmento de pintura desprendida de alg¨²n viejo artilugio abri¨® una grieta en una de las ventanas de la c¨²pula de la ISS.
Hasta hace una d¨¦cada, lastrados por la inacci¨®n de algunos pa¨ªses que prefer¨ªan mirar hacia otro lado y obviar el problema global del que alert¨® la ONU, no se tomaron demasiadas medidas. Pero la cuesti¨®n se ha vuelto tan grave que, en el caso de Europa, se est¨¢n promoviendo varias iniciativas en las que Espa?a ocupar¨¢ un lugar estrat¨¦gico entre finales de 2017 y 2018. Un observatorio l¨¢ser de la Armada (dirigido por un capit¨¢n de nav¨ªo) ha empezado a transformarse para poder localizar escombro espacial no solo de grandes dimensiones sino tambi¨¦n fragmentos de 20 o 30 cent¨ªmetros, aunque el tama?o m¨ªnimo que se alcance todav¨ªa est¨¢ por determinar.
Drones 'antihackers' con tecnolog¨ªa gallega
La remodelaci¨®n de la estaci¨®n l¨¢ser de la Armada en San Fernando fue presentada el jueves pasado en la Universidad de A Coru?a, durante las cuartas Jornadas sobre Seguridad, Defensa, Tecnolog¨ªas Matem¨¢ticas y Computacionales organizadas por una serie de instituciones como la propia universidad, el Ceseden (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional), el Itmati (Instituto Tecnol¨®gico de Matem¨¢tica Industrial) y el Citic (Centro de Investigaci¨®n en Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y las Comunicaciones). No era la ¨²nica novedad reservada para los dos d¨ªas que dur¨® la cita cient¨ªfica, sino que en ellas, entre otros avances, se presentaron los primeros drones de vigilancia de instalaciones con sistema antihackers.
La tecnolog¨ªa ha sido desarrollada por una start-up gallega, Egatel, en colaboraci¨®n con otra, Avansig, que participan en un proyecto que lidera Prosegur. La compa?¨ªa de seguridad ofrece ya entre sus servicios drones aut¨®nomos que sobrevuelan instalaciones constantemente en busca de situaciones an¨®malas, aparatos que solo regresan a la base para recargarse y luego prosiguen su funci¨®n de vigilancia. Pero estos veh¨ªculos a¨¦reos no tripulados carec¨ªan, de momento, de un buen blindaje contra los ataques. La colaboraci¨®n de las dos firmas del noroeste ha dado lugar a un dron que presentan como "m¨¢s seguro ante actos de pirater¨ªa" y que tambi¨¦n estrenar¨¢ a principios del a?o que viene la empresa de seguridad.
En las sesiones, Manuel Pozo, de Egatel, explic¨® c¨®mo se intenta ponerle dif¨ªcil a los intrusos que intentan acceder al sistema de vigilancia de inmuebles que puedan captar la se?al. Un ladr¨®n con conocimientos suficientes podr¨ªa llegar a saber lo que ve el dron interfiriendo en el momento m¨¢s vulnerable: durante la transmisi¨®n de datos del aparato a la base. Esto se puede evitar con t¨¦cnicas matem¨¢ticas aplicadas a la comunicaci¨®n, algoritmos que permiten que emisor y receptor vayan saltando continuamente, de forma sincronizada, de una frecuencia a otra para no ser interceptados por terceros.
¡°Solo un 7% de lo que nos rodea son sat¨¦lites ¨²tiles¡±, explica el director del Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA) ubicado en San Fernando (C¨¢diz), el vigu¨¦s Jos¨¦ Mart¨ªn Davila, que despu¨¦s de echarse a la mar decidi¨® licenciarse y doctorarse en F¨ªsica por la Complutense. El resto son objetos abandonados a su suerte, restos de otros m¨¢s grandes que alcanzaron la fecha de obsolescencia y desconexi¨®n con la que nacieron: ¡°Unos 30.000 de m¨¢s de 10 cent¨ªmetros; 700.000 de entre 10 y un cent¨ªmetro; y millones de menos de un cent¨ªmetro¡±, detalla el responsable del observatorio que en adelante va a ser uno de los pocos del mundo capaces de catalogar el desperdicio menos voluminoso. De momento, las bases repartidas por el planeta solo han podido localizar (y conocer la ¨®rbita que siguen para predecir riesgos) "unos 20.000 residuos" de muy diversas tallas.
Desde finales del a?o pasado, cuatro grandes bolas de titanio recubiertas de blindajes aislantes se precipitaron sobre la tierra en localidades de Murcia y Albacete. Eran basura espacial procedente -seg¨²n la Fuerza A¨¦rea de Estados Unidos, que ha reclamado los desperdicios- del cohete Atlas V. Porque no todos los cascotes llegan a desintegrarse al atravesar la atm¨®sfera. ¡°Solo los peque?itos¡±, comenta Mart¨ªn, ¡°los otros simplemente se incendian y sufren abrasi¨®n¡±. Sea por estos objetos ca¨ªdos del cielo o por la saturaci¨®n, ya vaticinada desde el siglo pasado, de un espacio que ocupa sobre todo la ¨®rbita baja de la Tierra, pero alcanza tambi¨¦n las distancias de la ¨®rbita geoestacionaria, la reforma del ROA est¨¢ considerada una cuesti¨®n de "defensa y seguridad nacional"? y, obviamente, mundial.
¡°El problema es muy relevante. No se ha querido abordar antes porque a algunos pa¨ªses como China no les interesaba¡±, sigue describiendo la magnitud de la amenaza Mart¨ªn Davila. Seg¨²n el experto, el objetivo de la UE, que contribuye en el coste de la remodelaci¨®n (de aproximadamente medio mill¨®n de euros) con el Ministerio de Econom¨ªa, es construir sobre Europa ¡°un gran ojo vigilante formado por peque?os ojitos¡±.
Entre todas las instalaciones que son capaces de detectar basura de distintos calibres (en Espa?a hay otras) y de hacer su seguimiento, de lo que se trata es de contribuir a elaborar un cat¨¢logo lo m¨¢s exhaustivo posible de la gran escombrera en movimiento. Cuantos m¨¢s materiales de desecho est¨¦n localizados, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ evitar los riesgos. Todo esto mientras no se hace realidad ninguno de los variopintos proyectos y misiones de limpieza que han presentado distintos pa¨ªses para reducir un basurero que ha crecido de manera exponencial, y que a este ritmo podr¨ªa acabar haciendo impracticables los tramos del espacio m¨¢s disputados.

La Armada persigue desde hace al menos un lustro la basura espacial de grandes dimensiones. Por una parte, un telescopio instalado en los Pirineos fotograf¨ªa el cielo para calcular la posici¨®n de objetos extra?os respecto a estrellas de situaci¨®n ya conocida. Y, por otra, la estaci¨®n l¨¢ser de C¨¢diz (ROA) se encarga de seguir y corregir la ¨®rbita de sat¨¦lites equipados con retrorreflectores, espejos que devuelven el disparo de luz a su fuente de origen. El m¨¦todo vale tanto para aparatos en activo como en desuso, y con la reforma de este observatorio en el que solo un tercio de los trabajadores son militares, la basura detectable, con o sin retrorreflectores, ser¨¢ mucho m¨¢s peque?a y por tanto se va a multiplicar en n¨²mero. Seg¨²n el Ej¨¦rcito, ser¨¢n las ¨²nicas instalaciones en Espa?a y unas de las pocas en el mundo capaces de ver con tecnolog¨ªa l¨¢ser el descomunal vertedero que nos rodea.
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