Un cohete que se come la basura espacial
Ingenieros chinos proponen una soluci¨®n para la peligrosa chatarra que rodea al planeta
En marzo de 2013, un sat¨¦lite experimental ruso qued¨® destrozado al chocar con un trozo de chatarra espacial. Este proyectil, que golpe¨® al aparato a casi 10 kil¨®metros por segundo, era un pedazo de un sat¨¦lite chino que Pek¨ªn decidi¨® destruir lanz¨¢ndole un misil en 2007, generando 3.000 trozos m¨¢s de basura para la ¨®rbita terrestre. Ya son cientos de miles los objetos que amenazan el orden y la seguridad alrededor de la Tierra. Y no es solo un problema para los sat¨¦lites: a finales de 2014 la Estaci¨®n Espacial Internacional tuvo que improvisar el uso de unos propulsores para quitarse del camino de un trozo de chatarra que amenazaba a los seis astronautas que la ocupaban.
En este peligroso escenario, las agencias espaciales y expertos de todo el mundo se han movilizado para tratar de dar soluci¨®n al problema. Ya no vale con hacer un seguimiento de los m¨¢s de 170 millones de pedacitos de chatarra (30.000 de m¨¢s de 10 cent¨ªmetros), urge empezar a recoger. La Agencia Espacial Europea, por ejemplo, ya tiene en marcha un programa para combatir estos desechos en el que participa Espa?a.
Uno de los principales problemas para recoger estos restos provocados por sat¨¦lites y otros objetos surge de la autonom¨ªa de un posible cami¨®n de la basura espacial: la cantidad de combustible que lo mantenga limpiando la ¨®rbita es una gran pega que limita la capacidad de esta hipot¨¦tica nave. Ah¨ª es donde cobra inter¨¦s la propuesta que acaba de realizar un equipo de ingenieros chinos: usar la propia chatarra para nutrir los motores. Una aspiradora espacial que se alimenta de los desperdicios que recoge.
As¨ª, este ingenio chino propone usar los pedazos para convertirlos en plasma, un combustible de energ¨ªa el¨¦ctrica que ya se usa en la exploraci¨®n espacial. En su ejercicio te¨®rico, estos investigadores de la Universidad Tsinghua proponen el uso del aluminio de los trozos medianos ya que es uno de los elementos m¨¢s comunes, tras recogerlos con una red (que es el m¨¦todo m¨¢s habitual propuesto por las agencias espaciales). Seg¨²n su idea, que han publicado en Arxiv, los restos primeros ser¨ªan reducidos a polvo en un molino. En la siguiente fase, el polvo se calienta a alt¨ªsimas temperaturas y se separan iones positivos y negativos que, al expelerlos con fuerza, impulsan la nave.
"Al expulsar esta carga a gran temperatura y alta presi¨®n, impulsada desde el motor, se obtiene un empuje continuo. Este impulso se puede usar para llevar a cabo las maniobras y para que la nave espacial avance al encuentro con los escombros. Las part¨ªculas expulsadas ser¨¢n empujadas lejos de la ¨®rbita circunterrestre por el viento solar", indican los investigadores chinos.
Aunque se trata de un simple ejercicio te¨®rico, se trata de una propuesta que podr¨ªa resolver muchos problemas: "Por un lado, utilizando el motor de desechos como el propulsor de la nave espacial, se limpia el espacio de una forma eficaz. Por otro lado, la nave espacial consigue propulsi¨®n para la pr¨®xima acci¨®n. Y m¨¢s importante a¨²n, ofrece una nueva idea para la exploraci¨®n de asteroides y vuelos interplanetarios por su suplemento de combustible sostenible", defienden.
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