El dise?ador que conmovi¨® al mundo con un exprimidor en forma de calamar
Nos metemos en la casa de Philippe Starck, el hombre que cambia con un l¨¢piz la fisonom¨ªa de todo lo que conocemos
Imagine que le pregunta por Philippe Starck a un entendido en interiorismo y se gana la t¨ªpica mirada de suficiencia que uno le dirige a un ignorante que ha dicho el ¨²nico nombre que se le pasa por la cabeza. Podr¨ªa ocurrir. Tambi¨¦n que Starck presenciara la escena y le diera igual. Hace tres d¨¦cadas que super¨® la fase de depender del p¨²blico especializado (sobre todo, decoradores) y, para empezar, ni siquiera se considera dise?ador. ¡°S¨®lo soy un tipo que intenta merecer existir y que tiene una enfermedad llamada creatividad. Porque a mi nivel, y por mi volumen de trabajo, creo que se podr¨ªa calificar como enfermedad mental¡±.
El tono de gur¨² de este amable franc¨¦s de 67 a?os har¨ªa dif¨ªcil mantener una conversaci¨®n si no fuera porque sus argumentos son s¨®lidos y su razonamiento, perfecto. Es por la tarde en su casa de Cascais, localidad costera a media hora de Lisboa, y hablamos sentados a una mesa cubierta de decenas de dosieres de proyectos, meticulosamente ordenados en sus fundas transparentes, s¨®lo distinguibles entre s¨ª por un post-it.
¡°Steve Jobs era un egoman¨ªaco. La persona menos creativa que he conocido nunca. Cuando le propon¨ªa ideas, su ¨²nica respuesta era: ¡®De ninguna manera, eso es otra mierda de dise?ador¡±.
Cada d¨ªa, Starck y su cuarta mujer, Jasmine Abdellatif, se levantan a las siete, desayunan y ¨¦l trabaja entre 11 y 14 horas, s¨®lo interrumpidas por la comida y una siesta de 40 minutos que cronometran con un reloj de cocina. ¡°Produzco un gran proyecto cada dos d¨ªas, m¨¢s o menos. Puede ser un instrumento m¨¦dico, una colecci¨®n de gafas de sol, una l¨ªnea de muebles, un cohete, un nuevo veh¨ªculo el¨¦ctrico o un megayate¡±, recita sin pesta?ear (las embarcaciones son una de sus especialidades: lleg¨® a dise?ar una para Steve Jobs, con quien no acab¨® muy bien, a juzgar por lo que dice al final de esta entrevista). ¡°Este ritmo me obliga a vivir como un monje. Nunca salgo, por eso me hace falta una casa grande, y esta es enorme, como un pueblo. Entramos sin tocar nada. Su anterior due?a, una condesa, nos dej¨® todo como estaba, desde las s¨¢banas a los cubiertos. Es cero mi cultura y cero mi gusto, y por eso es fant¨¢stica¡±.
?Es como coger unas vacaciones de tomar decisiones? S¨ª, esa es la raz¨®n de que tenga tantas casas. En la de Formentera llevo 40 a?os. Estoy acostumbrado a vivir all¨ª. No me distrae. Cuando llego a un sitio tengo que concentrarme totalmente.
Cascais no es el t¨ªpico lugar donde instalarse. No me interesa ni la arquitectura, ni el dise?o, ni el paisaje. Me interesa la gente. Viajo todo el tiempo y lo que veo da miedo. La humanidad casi ha desaparecido, lo material la ha sustituido. Por casualidad descubr¨ª Portugal, el ¨²ltimo lugar donde la gente es buena, generosa, honesta y trabajadora. Adem¨¢s, soy un hombre de mar y necesito ver olas. Aqu¨ª estamos a 15 minutos de uno de los lugares con las olas m¨¢s grandes del mundo, Nazar¨¦, y aqu¨ª, frente a la ventana de mi estudio, en invierno, las hay de 12 o 15 metros. Una absoluta belleza.
?C¨®mo se toma que, para una ciudad, tener un hotel o restaurante dise?ado por usted sea un s¨ªmbolo de estatus? Teatriz, en Madrid, proclam¨® nuestra modernidad. Tener un ¡®starck¡¯ es como hacerse adulto. Es todav¨ªa m¨¢s divertido: cuando un pa¨ªs o una ciudad est¨¢n emergiendo, lo primero que hacen es llamarme. Resulta interesante. Pero a m¨ª me da igual. No tengo el software de la gloria en mi sistema. Vivimos tan solos, tan lejos de todo, que no necesito ese mecanismo.
Siempre ha estado muy concienciado con que sus dise?os hagan la vida mejor. ?Nunca le interes¨® la forma de las cosas, simplemente? No.
Pero al principio su estilo era m¨¢s formal, m¨¢s geom¨¦trico. Incluso elegante. No estoy de acuerdo. Entonces era joven y hablaba de la forma, es verdad, pero no la persegu¨ªa. Soy hijo de un ingeniero aeron¨¢utico. Me eduqu¨¦ en la alta tecnolog¨ªa. Lo m¨ªo es el funcionalismo, pero no como el de los a?os veinte, que era materialista. La pol¨ªtica es una funci¨®n, y tambi¨¦n el sexo. Incluso el sentimentalismo. Soy un funcionalista post-freudiano. Fui uno de los primeros que introdujo en el dise?o par¨¢metros que en principio no le pertenec¨ªan.
Sus hoteles y restaurantes son teatrales. Provocar emociones a trav¨¦s del espect¨¢culo es funcional, por tanto. Exacto. Si hago estos espacios no es porque me encanten, sino porque son m¨¢quinas de crear experiencias.
En el camino a su actual ideario bionista ¨Cinspirarse en lo org¨¢nico para adaptarse mejor a las necesidades humanas¨C, Starck ha ido moldeando nuestro presente: en los ochenta fund¨® la tipolog¨ªa de hotel boutique (esos establecimientos ni caros ni baratos, pero decorados, de los que a¨²n hoy se alimenta Instagram); ha vendido m¨¢s de un mill¨®n y medio de sus copiad¨ªsimas sillas Louis Ghost (una parodia de una silla Luis XV, en pl¨¢stico transparente, que dise?¨® para Kartell en 2002), y se anticip¨® a Apple y Volkswagen en su idea de darle una cara moderna y amable a los cacharros tecnol¨®gicos.
Resulta particularmente memorable cuando le da patadas a la l¨®gica que se suele asociar a un objeto. Juicy Salif, el bello exprimidor en forma de calamar que dise?¨® para Alessi en 1990, permit¨ªa hacer lo mismo que un exprimidor normal, solo que con dificultad; a cambio, esa cabeza estriada subida a tres patas met¨¢licas todav¨ªa provoca discusiones encendidas, precisamente porque no pertenece a una escultura sino a un exprimidor. ¡°Starck representa mi sue?o: que el dise?o conmueva y transgreda, que sea po¨¦tico. Que tenga consecuencias imposibles de reflejar en una hoja de resultados¡±, escribi¨® en 1998 Alberto Alessi, presidente del c¨¦lebre fabricante italiano que introdujo el capricho en los utensilios de uso cotidiano.
A pesar de su influencia y de ser el ¨²nico dise?ador de producto que ha logrado convertir su apellido en una marca, Starck se jacta de su extra?eza ante el mundo. Sus proyectos no son fruto de lo que ve, sino de lo que intuye. ¡°Soy ligeramente autista. Vivo aislado, no tengo informaci¨®n del exterior. Habito mi espacio mental, mi fantas¨ªa. En realidad no vivo en ning¨²n sitio, o m¨¢s bien, vivo en otro sitio¡±. En torno a esta idea supraterrenal Starck ha orquestado su ¨²ltimo lanzamiento, tres perfumes: uno femenino, Peau de soie (piel de seda); otro masculino, Peau de pierre (piel de piedra), y el ¨²ltimo, Peau d¡¯ailleurs (piel de otro lugar), para todas las identidades intermedias.
Esta triada plurisexual, desarrollada con la empresa espa?ola Perfumes y Dise?o, forma parte de la cruzada contra el machismo del franc¨¦s. ¡°Estoy muy concienciado sobre la vida de las mujeres en una sociedad hecha por hombres contra las mujeres. Yo no hablo con hombres. Est¨¢n obsoletos. Cuando mi trabajo es bueno es porque lo he hecho con mi lado femenino. De hecho, si discuto con mi esposa y se nos va de las manos, me espeta: ¡®Bah, si al final no eres m¨¢s que un hombre¡¯. Me ofende much¨ªsimo¡±.
Una universidad californiana ofrec¨ªa siete opciones de g¨¦nero en su formulario de solicitud de plaza. Y una de esas opciones era ninguna de las anteriores. Estamos en una sociedad de hombres, vivimos entre estereotipos inamovibles, pero evolucionamos, porque somos inteligentes. Hay mucha gente que no tiene por qu¨¦ encajar en los estereotipos de hombre o mujer, que pueden vivir de forma mucho m¨¢s sofisticada. Mi tercer perfume habla de ellos.
El futuro libre al que usted apunta ?afecta tambi¨¦n a estructuras como el matrimonio o la monogamia? Lo que est¨¢ claro hoy es que existen los heteros, los gais y algo nuevo: los que no est¨¢n interesados en el sexo. Pero el territorio f¨¦rtil de verdad es el que queda en medio de esas tres categor¨ªas, por eso la colecci¨®n de perfumes se llama "El espacio entre medias". No es importante el monumento, sino su sombra. All¨ª queda el liquen, el c¨¦sped. All¨ª intercambias ideas, planeas una revoluci¨®n. Porque las revoluciones no se cocinan a la luz del sol.
Una vez dijo: ¡°Si obliga a la gente a sentarse sobre asientos interesantes, dir¨¢n cosas interesantes¡±. Pude haberlo dicho de forma distinta, pero s¨ª, estoy de acuerdo. Cuando dise?¨¦ el Caf¨¦ Costes en 1984 hice el primer cuarto de ba?o bello del mundo. Y funcion¨®: los servicios de todas las dem¨¢s cafeter¨ªas estaban hechos una mierda, mientras que el del Costes se manten¨ªa impecable. Si muestras calidad (no hablo de est¨¦tica, no s¨¦ qu¨¦ es eso, y tampoco hablo de lujo, lo odio) y la gente puede experimentarla y darse cuenta de que significa inteligencia, armon¨ªa y respeto, se hacen m¨¢s inteligentes, armoniosos y respetuosos.
Si hoy el dise?o est¨¢ viviendo tan buen momento, ?por qu¨¦ cierran tiendas que lo han fraguado, como Vin?on, en Barcelona? Fernando Amat [su propietario] era un genio, la primera persona moderna de Espa?a y, definitivamente, en esa ¨¦poca, la modernidad ten¨ªa que estar en Barcelona. Vin?on cerr¨® porque era una tienda profundamente moderna, y ahora no estamos en un ciclo moderno, sino en uno retrorregresivo. Los hoteles de ahora son retro. Y los muebles. Abres una revista y todo parece la casa de Alvar Aalto en 1965. Estamos inmersos en una enorme tendencia retro, que es lo peor que le puede pasar a una sociedad. Lo moderno es sospechoso. Estoy orgulloso de seguir haciendo muebles de pl¨¢stico, porque hoy en d¨ªa, si una silla no se parece a alguna cosa escandinava de los a?os setenta, no vende.
Es sintom¨¢tico que los dise?adores se fijen m¨¢s en creativos de ¨¦xito, como Steve Jobs, que en personajes locos y ut¨®picos. Excepto por algunos cient¨ªficos, esta sociedad es mucho menos creativa que antes. No hay utop¨ªa. Cuando era joven s¨ª la hab¨ªa, ten¨ªamos sue?os, quer¨ªamos hacer una revoluci¨®n, crear una nueva sociedad.
?Cree que Steve Jobs so?aba con la utop¨ªa? Su utop¨ªa era muy sencilla: convertirse en el rey del planeta. Lo conoc¨ª muy bien y era un egoman¨ªaco enorme, por eso tuvo tanto ¨¦xito. Era inteligente, pero s¨®lo en los negocios. En realidad no le gustaba la creatividad. Cuando le propon¨ªa ideas, su ¨²nica respuesta era: ¡°De ninguna manera, eso es otra mierda de dise?ador¡±. Siempre. Era la persona menos creativa que he conocido nunca. Fragu¨® todo un universo, pero ese universo es el prototipo del pr¨®ximo totalitarismo.
Usted ha tenido mucho ¨¦xito y ha conocido a muchos hombres que lo han tenido, como el propio Jobs. ?Qu¨¦ efecto tiene en uno el dinero? No me preocupa. No tengo ese software. Y todos los reyes del mundo que he conocido tampoco se preocupan por ¨¦l. A veces tienen una visi¨®n, como Bill Gates; otras, ego-trips, como Steve Jobs; y otras veces simplemente ans¨ªan el ¨¦xito, pero nunca he sentido en ninguno de ellos la influencia del dinero, aunque sean millonarios. Es muy f¨¢cil conseguir lo que anhelas. Qui¨¦relo de verdad y la sociedad estar¨¢ de acuerdo porque respetar¨¢ tu voluntad. La inteligencia distingue a nuestra especie, y lo mejor de la inteligencia es la creatividad. Si la perdemos somos una vaca en el reba?o. Ten un proyecto, una visi¨®n, un sue?o. Di: ¡®Creo en ello, lo quiero, lo voy a hacer¡¯. Y asume tu responsabilidad.
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