Veremos
Ma?ana podremos dejar de preocuparnos por la posibilidad de que un psic¨®pata ocupe la Casa Blanca

Espero que este sea el ¨²ltimo art¨ªculo en el que escriba la palabra Trump. Ma?ana veremos, pero casi todo apunta a que as¨ª ser¨¢. La mayor¨ªa de las encuestas indican que ma?ana, por fin, podremos dejar de preocuparnos por la posibilidad de que un psic¨®pata ocupe la Casa Blanca. Mientras tanto, sin embargo, el clima en Estados Unidos se tensa m¨¢s y m¨¢s. Y crece tambi¨¦n la sensaci¨®n de que, incluso si no gana, los da?os son ya irreparables.
La semana pasada, una iglesia en Misisipi, de parroquianos en su mayor¨ªa negros, amaneci¨® quemada y con una pintada: ¡°Vota Trump¡±. Hace unos d¨ªas, una alumna me cont¨® que su jefe, en un gimnasio de Long Island donde trabaja, le ¡°recomend¨®¡± cambiarse la camiseta que llevaba puesta, porque la camiseta dec¨ªa: ¡°Refugiados, bienvenidos¡±. No le recomend¨® lo mismo al colega de trabajo de mi alumna, que llevaba puesta una de esas gorras de Make America Great Again. Ayer por la noche, mientras cen¨¢bamos y coment¨¢bamos estos temas, a nuestra hija de seis a?os se le ocurri¨® una ¡°soluci¨®n¡±, por si ganase Trump: ¡°Podemos dejar de hablar espa?ol en la calle, para que nadie sepa de d¨®nde somos, y ya¡±. Casi se me cae el tenedor de la mano.
Durante todos estos meses oscuros en Estados Unidos mi postura siempre ha sido que, incluso si ganase el personaje al que los medios han alimentado y dejado crecer como un Tamagochi diab¨®lico, nos quedar¨ªamos aqu¨ª. Nos quedar¨ªamos, incluso, con m¨¢s raz¨®n y m¨¢s ganas de hacer frente al odio y las muestras de violencia. ?Qu¨¦ otro deber tendr¨ªa un escritor si no encargarse, a su manera modesta, de que el lenguaje t¨®xico y los discursos de odio en la comunidad en la que vive no desgarren por completo el tejido social?
Aunque la respuesta que dimos a la ¡°soluci¨®n¡± de nuestra hija fue que si ganase Trump, al contrario, nuestro deber era hablar nuestro idioma m¨¢s fuerte que nunca en las calles, por primera vez me invadi¨® una sensaci¨®n de absoluta desesperanza. Estados Unidos es el segundo pa¨ªs con m¨¢s hispanohablantes, despu¨¦s de M¨¦xico: ?c¨®mo es siquiera posible que un ni?o hispano, en un pa¨ªs con casi 40 millones de hispanohablantes, sienta que su lengua es un motivo de verg¨¹enza? Si nuestra hija, viviendo en un barrio como Harlem, en una ciudad cosmopolita y diversa, piensa algo as¨ª, ?qu¨¦ estar¨¢n pensando los millones de ni?os hispanos que viven en el mundo del Make America Great Again? Y si Trump por fin desaparece ma?ana, ?va a desaparecer esa Great America de muros, de iglesias quemadas, de ni?os avergonzados? Ma?ana veremos, pero creo que no.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.