El IBEX 35, la Triple Alianza, la opereta y la periodista
Periodistas que se jactan de defender la identidad del oficio participan con su silencio en la fabricaci¨®n de esa estrategia conspirativa alentada por los jefes del se?or Espinar
Han embarullado tanto el tablero con respecto a este asunto del piso de Ram¨®n Espinar que ahora parece que el origen, una informaci¨®n de la cadena Ser, es la conjunci¨®n astral que mantienen el Ibex 35, a la Triple Alianza, los directivos de este grupo de prensa que me acoge y un robot que adquiere forma de periodista. Periodistas que se jactan de defender la identidad del oficio han participado (y participan) con su desd¨¦n o con su silencio en la fabricaci¨®n de esa estrategia conspirativa alentada por los jefes pol¨ªticos del se?or Espinar, senador del Reino, diputado de la Comunidad de Madrid y aspirante a ser el l¨ªder madrile?o por el designio de Pablo Iglesias.
Ese silencio interesado (interesado en que todo aqu¨ª sea culpa del mismo y de nadie m¨¢s) es el caldo de cultivo de una ocultaci¨®n doble: parece que lo del piso lo puso ah¨ª, como una c¨¢scara de pl¨¢tano ante las primarias madrile?as de Podemos, el mism¨ªsimo presidente de Prisa, arremangado ante una m¨¢quina de escribir antigua, rodeado de los efluvios demoniacos que le atribuyen los que creen que merece m¨¢s la pena la bruma de la opini¨®n que la exigencia de la informaci¨®n.
El momento m¨¢s picudo de esta estrategia de la ara?a medi¨¢tica en virtud de la cual hay buenos y malos, y los malos somos nosotros, de Cebri¨¢n abajo, mientras que los buenos son los que acusan al Ibex, a la Triple Alianza y al Sursum Corda de que ahora se hable m¨¢s de Espinar que de Iglesias.
El s¨¢bado, en la Sexta Noche, la jefa del Gabinete de este ¨²ltimo exhibi¨® los demonios de esa conjunci¨®n astral con tal lujo de detalles que se enred¨® en alguno: I?aki L¨®pez le ofreci¨® alguna informaci¨®n que le ata?¨ªa (a ella y a Iglesias): en una reuni¨®n en la Ser les dijeron a ambos que obraba en poder de la periodista que sigui¨® el asunto una informaci¨®n tan delicada que requer¨ªa el esfuerzo de la confirmaci¨®n. Como se hace en periodismo: sabes algo, pero no lo sabes hasta que no tienes todos los datos. O se les pas¨® o no quisieron que Espinar confirmara o desmintiera; hasta que la periodista ya puso en com¨²n todos los datos y, como se suele hacer en la prensa hasta el advenimiento de otros mandamientos m¨¢s actuales, los someti¨® al inter¨¦s de los oyentes y est¨¢n, por cierto, compulsados, en la p¨¢gina web de la cadena. ?Por qu¨¦ los public¨®, por qu¨¦ son ya de dominio p¨²blico? Porque el se?or Espinar trabaja pagado por el dominio p¨²blico. Y porque el se?or Espinar hab¨ªa hecho lo que hizo en un pa¨ªs donde ¨¦l mismo juzg¨® interesante, en el pasado, avergonzar a otros por hacer lo que ¨¦l verdaderamente hizo.
No hac¨ªa falta que I?aki L¨®pez le dijera eso a Irene Montero. Ella lo conoc¨ªa, obviamente, ah¨ª, en el plat¨® en el que re¨ªa como si la risa fuera una informaci¨®n o una palabra, as¨ª que no se tom¨® la molestia de explicar por qu¨¦ le hab¨ªan dejado al senador semanas y semanas sin decir lo que luego dijo: que lo que investig¨® la periodista era as¨ª y no de otra manera. Nadie ha desmentido la informaci¨®n, ni los propios afectados, ni el que vendi¨® el piso, ni el que lo compr¨®. Ni el se?or Espinar.
Durante una semana a Podemos, a su c¨²pula, al propio se?or Espinar, y a aquellos a los que, en las redes sociales y en otros medios afectos, les viene bien la teor¨ªa de la conspiraci¨®n que una al Ibex (al que no pertenece Prisa, por cierto), a la Triple Alianza y al Sursum Corda, les convino decir que esa informaci¨®n la hab¨ªa escrito esa tripleta inventada para que no pase lo que est¨¢ pasando sino lo que ellos quieren que pase. Y la investig¨®, la comprob¨®, la hizo y la defendi¨® una periodista que se llama Mariela Rubio, es la que cubre la informaci¨®n sobre Podemos, y ha trabajado y trabaja en otros renglones de la emisora (?tiene tambi¨¦n un programa de ¨®pera!) Produce sonrojo que personalidades de la comunicaci¨®n y de la pol¨ªtica presenten el caso como una ocurrencia de un robot al que adem¨¢s le ponen nombre propio, que no es el de la profesional que firma y firm¨® la informaci¨®n que tanta risa le da a Irene Montero.
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