El peor
En Estados Unidos no solo puede triunfar el hijo de un inmigrante negro, sino tambi¨¦n el mism¨ªsimo Donald Trump
A estas horas ya se sabe que en EE?UU han votado millones de personas que tienen amigos latinos: todas lo han hecho por Donald Trump y se les reconoce porque presumen de amigos raros antes de pedir su deportaci¨®n. Quiz¨¢s alguno haya ido con un mexicano colgado del cintur¨®n como un llavero para demostrar que no tienen nada en contra de las minor¨ªas que acechan al hombre blanco; si se les aprieta, retrasan la adversativa a la segunda frase.
Son las mismas horas en las que el trumpismo ca?¨ª, un movimiento sociol¨®gico que ha conseguido la misma diversidad que un Gran Hermano VIP, vigila el proceso electoral para asegurar la limpieza democr¨¢tica de Estados Unidos de Am¨¦rica, esa gran naci¨®n cuya supervivencia depende de un pu?ado de escrupulosos espa?oles con 4G.
Todo ello es producto de la consecuencia Trump, un fen¨®meno al que ha ido a refugiarse buena parte del esp¨ªritu de El desmoronamiento, de Packer; La brecha, de Taibbi, o el reciente Off the Road, de Robinson; votantes que encuentran razonable tener un presidente como Trump en la misma medida en que sus Gobiernos ampliaron la desigualdad hasta convertir la mitad de EE?UU en extranjera de la otra. Y situar el famoso sue?o americano en una dimensi¨®n m¨¢s real: no solo es la tierra en la que puede triunfar el hijo de un inmigrante negro, sino que puede triunfar el mism¨ªsimo Donald Trump. Un sue?o americano tan definitivo que hay gente esperando a que Trump se ponga a disparar en la Quinta Avenida, como sugiri¨®, para terminar de decidir su voto por ¨¦l.
Tan conmovedora figura ha levantado en Espa?a las pasiones habituales. Se valora que diga siempre lo que piense, como si eso fuese una virtud (ese sintagma tan inquietante: ¡°Ir de cara¡±; conozco a poca gente que no ¡°vaya de cara¡± para justificarse a s¨ª misma las tonter¨ªas que se dispone a decir). Atrae la arrogancia, el desprecio por las minor¨ªas disfrazado de incorrecci¨®n pol¨ªtica y la exhibici¨®n no del dinero, sino de la impunidad que da.
En parte de la derecha espa?ola que apoya a Trump se denuncia la unanimidad medi¨¢tica contra ¨¦l (obviando arteramente el Ku Klux Klan Magazine); se les reconoce porque son los primeros que se echan encima de cualquiera que escriba a favor de Podemos. En la izquierda siempre hay uno al que si se le pregunta a qui¨¦n prefiere, si Trump o Clinton, responde que condena todas las violencias. Todos esos votantes morales de Trump coinciden en algo m¨¢s: tienen amigos que detestan a Trump. Incluso ellos mismos detestan a Trump. Pero siempre, siempre, encuentran a alguien peor.
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