El PSC y el PSOE
Catalu?a cabe en Espa?a, el socialismo catal¨¢n cabe en el espa?ol
El PSC y el PSOE son dos partidos hermanos que atraviesan una profunda crisis de relaci¨®n. Una crisis desarrollada a la luz del d¨ªa, desencadenada por la discrepancia sobre la abstenci¨®n en la investidura de Mariano Rajoy. Y que se exacerb¨® por la ruptura del PSC del voto debatido y decidido en la instancia correspondiente, el comit¨¦ federal del PSOE, en la que participan ambos y a ambos obliga. O debiera obligar, por lealtad mutua, en ese caso olvidada.
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El posterior congreso del PSC, al que ins¨®litamente y en un signo de desconexi¨®n no asisti¨® una representaci¨®n de la gestora del PSOE, no arregl¨® las cosas: enfatiz¨® propuestas radicales como la de una Rep¨²blica federal o una convergencia de izquierdas que ¡ªaunque ret¨®ricas¡ª comprometen tambi¨¦n a su partido hermano. Aunque el primer secretario del socialismo catal¨¢n, Miquel Iceta, se ha empe?ado despu¨¦s en reducir las tensiones.
Las dos direcciones buscan ahora, hoy mismo, una salida al problema. La f¨®rmula org¨¢nica que alcancen para suturar las heridas es cuesti¨®n que a ellas compete. No debiera costar tanto, pues pese a su notoriedad, la crisis actual es solo la segunda relevante en casi 40 a?os, una frecuencia manejable.
Pero el imperativo de que, con uno u otro mecanismo, resuelvan su desavenencia interesa a todos los ciudadanos: socialistas o no, votantes o rivales. Porque si la salida fuese de fisura o fractura, el desenlace a todos perjudicar¨ªa.
En efecto, si el socialismo catal¨¢n no tiene cabida en el socialismo espa?ol es que Catalu?a no tiene acomodo en Espa?a. Porque el PSC es un gozne clave entre la Catalu?a ansiosa de autogobierno y la Espa?a constitucional que se quiere acogedora e inclusiva.
Si el PSC sale de la ¨®rbita central del PSOE, ya por fuego amigo, ya por incuria propia, el di¨¢logo territorial, el federalismo y la reforma constitucional abonados por todo el socialismo carecer¨¢n de credibilidad. Y todos perder¨¢n. Igualmente, si un socialista catal¨¢n no pudiese propulsarse como candidato a la presidencia del Gobierno por el conjunto de su familia ¡ªun imposible si el PSC quedase enajenado de los organismos federales¡ª, ser¨¢ casi imposible que cualquier catal¨¢n lo sea: defecto de la democracia espa?ola que ser¨ªa internacionalmente reprochable y contribuir¨ªa a legitimar al llamado proc¨¦s soberanista catal¨¢n. De hecho, no ha habido ning¨²n primer ministro catal¨¢n desde el general Prim, hace ya alg¨²n tiempo. Mejor que nadie juegue con fuego.
La familia socialista necesita un buen mecanismo de resoluci¨®n de litigios internos, que por otra parte suelen registrarse en los partidos democr¨¢ticos. Mecanismos solventes y no meramente burocr¨¢ticos o administrativos. Recuerden los m¨¢s jacobinos que el paradigma de que el partido se fortalece purg¨¢ndose pertenece a la galaxia estalinista, m¨¢s que a la cultura socialdem¨®crata. Y los m¨¢s federales, que la inclinaci¨®n a escoger solo los derechos de participaci¨®n y rehusar los deberes concomitantes es una frivolidad. Mejor que todos sean serios.
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