C¨®mo entender la conducta agresiva de los animales en cinco f¨¢ciles pasos
El canal 'National Geographic' que film¨® una pelea entre ping¨¹inos produce una serie dedicada a ellas. Pero, ?qu¨¦ sucede en realidad en estos choques?
?Han visto el fascinante v¨ªdeo de los ping¨¹inos pele¨¢ndose que se hizo viral recientemente? Si no, tal vez hayan presenciado la ¨¦pica batalla entre dos dragones de Komodo en el nuevo documental Planeta Tierra II de la BBC. Los documentales de naturaleza suelen mostrar esta clase de conducta agresiva. El canal National Geographic que film¨® el v¨ªdeo de los ping¨¹inos produce incluso una serie dedicada a las peleas entre animales.
Pero, ?qu¨¦ sucede en realidad en estos choques? ?Qu¨¦ hay en juego, hasta qu¨¦ punto van en serio, y qu¨¦ determina la victoria? Estos son los factores claves que hay que conocer en relaci¨®n con los duelos entre animales.
1. El tama?o s¨ª que importa
Mejor ser grande, al menos cuando se trata de pelear. Fij¨¦monos en los dos dragones de Komodo que luchan en Planeta Tierra II. No es de extra?ar que el m¨¢s corpulento salga victorioso. El tama?o del cuerpo es un determinante clave de la aptitud para pelear. En el reino animal hay multitud de casos paradigm¨¢ticos que lo demuestran.
Entre los elefantes marinos del norte, lo normal es que el llamado ¡°amo de la playa¡± sea el macho de mayor tama?o que monopoliza el derecho de reproducci¨®n en un har¨¦n de hembras y que entabla en ocasiones feroces combates con cualquier adversario. Del mismo modo, durante el celo de oto?o, los ciervos luchan con pasi¨®n por acceder a los harenes de hembras. Tambi¨¦n en este caso, lo habitual es el que el macho dominante sea el m¨¢s grande.
El tama?o del cuerpo es un determinante clave de la aptitud para pelear. En el reino animal hay multitud de casos paradigm¨¢ticos que lo demuestran
En cambio, entre diferentes especies puede que se imponga el m¨¢s endeble. Esto se debe a que en la aptitud para pelear influye tambi¨¦n otra serie de factores. La experiencia es importante, y adem¨¢s est¨¢ el famoso efecto ganador-perdedor, por el cual el animal vencedor de un duelo es m¨¢s probable que gane el siguiente, mientas que perder tiene el efecto contrario.
La fisiolog¨ªa tambi¨¦n importa. El v¨ªdeo de los ping¨¹inos muestra lo agotador que es pelear. En ¨¦l se ve c¨®mo los contrincantes hacen una pausa despu¨¦s de que su frecuencia respiratoria se haya acelerado. La personalidad cuenta igualmente. Los animales presentan tendencias conductuales regulares. La agresividad es un rasgo bien estudiado que var¨ªa entre individuos de una misma especie y que influye en la aptitud para el combate. Puede que valga la pena ser el primero en atacar e intimidar al adversario para someterlo.
2. Evaluar el premio
Los animales pelean por el acceso a recursos clave como parejas, territorios y alimento. Estos recursos tienen repercusiones para la supervivencia y la reproducci¨®n y, en consecuencia, para la trascendental transmisi¨®n de genes a la siguiente generaci¨®n. Asombrosamente, los animales pueden ajustar el esfuerzo que hacen al pelear en funci¨®n de lo valioso que consideren el recurso.
La agresividad es un rasgo bien estudiado que var¨ªa entre individuos de una misma especie y que influye en la aptitud para el combate
Viendo los v¨ªdeos de los ping¨¹inos y los dragones de Komodo no parece extra?o que estos duelos lleguen a ser tan encarnizados. Los machos luchan por un recurso vital como es el territorio y el acceso a una hembra f¨¦rtil. Podr¨ªa ser su ¨²nica oportunidad de transmitir sus genes a la siguiente generaci¨®n. El macho v¨ªctima de la usurpaci¨®n es especialmente interesante, puesto que ya ha hecho una considerable inversi¨®n en su traicionera pareja y, en consecuencia, no va a rendirse f¨¢cilmente.
Uno de los ejemplos m¨¢s claros de la influencia del valor de los recursos en la conducta agresiva lo proporcionan los cangrejos ermita?os. Para estas fascinantes criaturitas, su concha es un recurso vital, y siempre andan en busca de una oportunidad de mejorar su ¡°hogar¡± actual. Se pelean de buena gana y de una manera muy peculiar por el acceso a la concha de un rival.
En la anterior filmaci¨®n, los investigadores pusieron al atacante de la derecha en una concha que no era la mejor para ¨¦l. Se puede ver (y o¨ªr) c¨®mo el cangrejo lanza varios asaltos golpeando la concha del rival defensor, al que se hab¨ªa puesto en un alojamiento ideal para el tama?o del atacante. En este caso, la pelea termina tr¨¢gicamente con la expulsi¨®n del defensor.
3. La posesi¨®n importa
¡°La posesi¨®n es nueve d¨¦cimas partes de la ley¡±, o eso dice el dicho. Esto es v¨¢lido tambi¨¦n para los duelos entre animales, en los que es m¨¢s probable que los ¡°propietarios¡± de los recursos ganen la pelea contra los ¡°intrusos¡±. Hay numerosos ejemplos de ello en todo el reino animal, incluida la propiedad territorial entre las aves, los peces y las mariposas.
Los machos luchan por un recurso vital como es el territorio y el acceso a una hembra f¨¦rtil. Podr¨ªa ser su ¨²nica oportunidad de transmitir sus genes a la siguiente generaci¨®n
A este respecto, la pelea de los ping¨¹inos demuestra otro fen¨®meno interesante del llamado combate entre propietarios. Los dos machos creen que la madriguera y la hembra asociada a ella les pertenecen, de manera que ninguno de los dos est¨¢ dispuesto a ceder, lo cual da lugar a un combate que sube extremadamente de intensidad.
4. Mejor sobrevivir para pelear otro d¨ªa
Pelear tiene un alto precio en riesgo de heridas y muerte. As¨ª que, a diferencia de lo que ocurre en los ejemplos de los v¨ªdeos, la mayor¨ªa de los duelos se resuelven sin recurrir a la lucha a muerte. Esto incluye el empleo de elaboradas exhibiciones rituales, entre cuyos ejemplos cl¨¢sicos figuran la berrea y los desfiles en paralelo de los ciervos, la dilataci¨®n de las branquias, el sacudir de la cola y la lucha con la boca de los peces, y el tamborileo y el movimiento de patas de las ara?as.
5. ?Estudiarse mutuamente?
Es t¨ªpico que el narrador de un documental emplee esta expresi¨®n cuando describe un duelo entre animales, dando por sentado que el contrincante m¨¢s d¨¦bil se retirar¨¢ cuando estime que est¨¢ en situaci¨®n de inferioridad. Los seres humanos son muy h¨¢biles a la hora de evaluar la aptitud para competir, pero ?se puede decir lo mismo de los animales que se baten en duelo?
Normalmente suponemos que la clase de exhibiciones ritualizadas a las que nos hemos referido antes dan a los animales la posibilidad de tantear a sus oponentes, pero a veces estos no tienen la capacidad o la ocasi¨®n de juzgar a su rival, as¨ª que llevan a cabo un proceso de autoevaluaci¨®n ponderando sus propias capacidades en vez de dejarse distraer por su contrincante.
Los estudios indican que esta autoevaluaci¨®n es algo frecuente. En el ejemplo de los ping¨¹inos, los dos individuos atacan con la m¨¢xima intensidad sin tener en cuenta a su adversario. As¨ª que la pr¨®xima vez que un documental les diga que los animales se est¨¢n estudiando el uno al otro, recuerden que seguramente est¨¢n pensando en sus propias estad¨ªsticas vitales, y no en las de su contrincante.
Gareth Arnott es Catedr¨¢tico de Conducta y Bienestar Animal de la Universidad Queen¡¯s de Belfast.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Gareth Arnott no trabaja para ninguna empresa u organizaci¨®n que pueda beneficiarse de este art¨ªculo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiaci¨®n. Tampoco declara m¨¢s vinculaciones que el cargo acad¨¦mico mencionado.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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