La dictadura de terciopelo polaca
Polonia sufre un peligroso crecimiento del populismo y el antisemitismo
![Manifestación en Varsovia en favor de la libertad de prensa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YGTQUB6KPJ6PQ26FW4JMONISSQ.jpg?auth=930b8553d3a37499f43a0e0ee6dfaf3fa99f5faf001e6ec19c2606a0c482b1d0&width=414)
Hace poco coment¨® Adam Michnik, uno de los intelectuales polacos m¨¢s influyentes, que en las manifestaciones contra el gobierno populista ¨¦l y los miles de manifestantes se sienten unidos contra un mal com¨²n como cuando protestaban contra el totalitarismo comunista. Ahora se oponen a "una dictadura de terciopelo", dice Michnik y a?ade: "La historia demuestra que hay un gran riesgo de que lo que hoy es de terciopelo ma?ana pueda cobrar formas bastante m¨¢s brutales."
Otros art¨ªculos de la autora
No le falta raz¨®n. La brutalidad puede estar a punto de empezar. Para que las manifestaciones, como la que describi¨® Michnik, dejen de organizarse, el ministerio de defensa est¨¢ creando un cuerpo paramilitar compuesto por 35.000 j¨®venes voluntarios cuyo objetivo primordial ser¨¢ "prevenir y combatir amenazas no militares, as¨ª como defender la seguridad civil y la herencia cultural de la naci¨®n polaca." Seg¨²n las declaraciones del ministro, Antoni Macierewicz, esta guardia trabajar¨¢ para defender al gobierno persiguiendo a los ciudadanos y organizaciones que protestan contra ¨¦l, al margen de la polic¨ªa y el ej¨¦rcito. O sea que tendr¨¢ carta blanca para aterrorizar a la poblaci¨®n, si conviene. ?No les recuerda algo?
El que puso en marcha esa amenaza fue el propio ministro Macierewicz, un nacionalista cat¨®lico, adem¨¢s de populista antiliberal y ultraconservador euroesc¨¦ptico, anti-ruso y antisemita que afirm¨® que exist¨ªa un complot mundial jud¨ªo. Adem¨¢s, seg¨²n Macierewicz existe otro complot, y es aqu¨ª donde hay que buscar su popularidad entre muchos polacos. Contra la evidencia cient¨ªfica de la investigaci¨®n, el ministro denuncia que el Kremlin est¨¢ detr¨¢s de la ca¨ªda del avi¨®n presidencial polaco en Rusia, en 2010, en el que viajaba el jefe de Estado Lech Kaczynski y otras 95 personas. Y para no quedarse corto, declara que el anterior primer ministro Donald Tusk, hoy presidente del Consejo Europeo, particip¨® en ese complot. El hombre que hoy dirige el ej¨¦rcito polaco intenta reescribir la historia de Polonia.
La gobernante derecha ultranacionalista? desea echar un tupido velo sobre el pasado para reescribirlo seg¨²n su ideolog¨ªa
Y no est¨¢ solo. La gobernante derecha ultranacionalista polaca lleva a cabo una pol¨ªtica que recuerda los momentos m¨¢s sombr¨ªos de Europa: desea echar un tupido velo sobre el pasado para reescribirlo de acuerdo con su ideolog¨ªa: la de cantar odas sobre su naci¨®n.
El gobierno polaco de Ley y Justicia (abreviado, en polaco, como PiS), partido encabezado por Jaroslaw Kaczynski, ha cogido una goma de borrar: antes que nada, el antisemitismo, esa mancha que ensucia la imagen de Polonia. Mientras que el mundo entero reconoce a Polonia como uno de los pa¨ªses hist¨®ricamente m¨¢s marcados por el antisemitismo, el gobierno del PiS nombr¨® como director del Instituto de la Memoria Nacional a Jaroslaw Szarek, un historiador que niega, entre muchas otras cosas y contra toda evidencia, la responsabilidad de los civiles polacos en el pogrom de Jedwabne en el cual, en 1941, perecieron 340 jud¨ªos, la mayor¨ªa de ellos quemados en una granja.
Los que llevan a cabo el revisionismo hist¨®rico polaco han decidido adem¨¢s boicotear el magn¨ªfico Museo de la Historia de la Segunda Guerra Mundial en Gdansk. Seg¨²n la visi¨®n del PiS, lo ¨²nico que hay que celebrar sobre esa guerra es el hero¨ªsmo de una Polonia abandonada por las potencias europeas. PiS, en su odio irracional hacia todo lo ruso y sovi¨¦tico (en muchas salas de conciertos polacas, bajo la influencia del ambiente anti-ruso, est¨¢ mal visto y en algunos casos prohibido tocar piezas de m¨²sicos tales como Prokofiev o Shostakovich) niega hasta el indiscutible y manifiesto hecho de que quien ech¨® a los nazis de Polonia fue el ej¨¦rcito sovi¨¦tico.
Esa mirada revisionista usurpa, adem¨¢s, la grandeza hist¨®rica a personajes como Walesa y Geremek que aseguraron la transici¨®n pac¨ªfica del comunismo a la democracia. En nombre de una gran Polonia eterna, el jefe del PiS, el cat¨®lico integrista Kaszynski, usa todos los medios para rebajar a la poblaci¨®n urbana liberal y proeuropea en los ojos de la naci¨®n. Las ¨¦lites urbanas no tienen m¨¢s recursos que salir a la calle. Al igual que tantos pa¨ªses occidentales, inclu¨ªdos los Estados Unidos, tambi¨¦n Polonia est¨¢ escindida en dos por culpa de la radicalizaci¨®n y el neoconservadurismo de la derecha.
En repetidas ocasiones la UE ha expresado su preocupaci¨®n por el desarrollo pol¨ªtico en Polonia, adem¨¢s de Hungr¨ªa, otro pa¨ªs donde la democracia sufre y el populismo, adem¨¢s del antisemitismo, crecen. Los pa¨ªses de la Europa Central y del Este, que siguen sinti¨¦ndose v¨ªctimas por haber experimentado cuatro duras d¨¦cadas de comunismo, hoy creen que Europa les debe el dinero que perciben de ella y, en su animadversi¨®n, llevan una guerra de trincheras contra Bruselas. La verdadera uni¨®n del Este y el Oeste europeos no resultar¨¢ f¨¢cil.
Monika Zgustova es escritora. Su ¨²ltima novela es Las rosas de Stalin.
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