Pobreza energ¨¦tica
Los poderes p¨²blicos deben reaccionar ante las nuevas formas de vulnerabilidad
Una sociedad avanzada no puede permitir que ciudadanos en situaci¨®n de exclusi¨®n social mueran a causa de la pobreza energ¨¦tica. Una mujer de 81 a?os falleci¨® el pasado lunes en Reus en un incendio causado por la vela con la que se alumbraba despu¨¦s de que le fuera cortado el suministro. Es el ¨²ltimo caso, pero las v¨ªctimas de esta realidad soterrada son muchas m¨¢s si a?adimos las muertes prematuras que se producen, la mayor¨ªa de ancianos, por no poder mantener la temperatura necesaria para preservar la salud.
Editoriales anteriores
Que la recuperaci¨®n se note (26/05/2016)
La pobreza energ¨¦tica es una de las nuevas formas de vulnerabilidad que han aparecido con el aumento de las desigualdades. Lejos del viejo clich¨¦ que identifica pobreza con la exclusi¨®n extrema de los que no tienen techo, las nuevas formas de exclusi¨®n social son m¨¢s complejas y menos visibles. La pobreza se caracteriza hoy por un abanico de carencias que tienen consecuencias graves, pero no siempre son perceptibles. No tener suficiente para una alimentaci¨®n adecuada, por ejemplo, no significa no comer, sino comer mal, y por eso la obesidad infantil es hoy, contra todo clich¨¦, un signo de pobreza. Lo mismo ocurre con la energ¨ªa.
Diferentes estudios han alertado del alarmante incremento de la pobreza energ¨¦tica, agravada en nuestro caso por tres factores: la ca¨ªda de los ingresos a causa de la crisis, el mal estado en que se encuentran muchas viviendas y un aumento sin precedentes del precio de la energ¨ªa. El recibo de la luz se ha incrementado en Espa?a un 52% desde 2008. En las econom¨ªas familiares que se encuentran en el l¨ªmite, un aumento de esta magnitud puede aborcar al impago y al corte de suministro. Un estudio realizado en 2014 revel¨® que el 9% de los hogares espa?oles no pueden mantener la temperatura adecuada en invierno (entre 18 y 21 grados), lo que afecta a m¨¢s de cuatro millones de personas.
Estas nuevas realidades exigen de los poderes p¨²blicos mayor diligencia de la demostrada y capacidad para habilitar nuevos instrumentos. Ya en 2009 la UE aprob¨® dos directivas que instaban a los Gobiernos a aprobar planes contra la pobreza energ¨¦tica. De los 28 pa¨ªses miembros, solo 17 han legislado al respecto. Espa?a no solo no lo ha hecho sino que ha tratado de impedir que otras administraciones lo hagan, por ejemplo recurriendo un decreto de la Generalitat sobre la materia.
El Parlamento catal¨¢n aprob¨® despu¨¦s una ley que obliga a las compa?¨ªas el¨¦ctricas a comunicar a los servicios sociales los casos en que van a cortar el suministro. Gas Natural Fenosa no lo hizo en el caso de la anciana de Reus. Las compa?¨ªas han mostrado una gran resistencia a cumplir la ley, hasta el punto de que algunos Ayuntamientos, como el de Sabadell, han abierto numerosos expendientes sancionadores, lo mismo que la Generalitat. El problema es grave y cada uno debe asumir su responsabilidad. El Gobierno central debe aprobar un plan contra la pobreza energ¨¦tica que no obstaculice sino que ayude a las autonom¨ªas a abordar el problema. Y las empresas, que tanto hablan de responsabilidad social, deben demostrarla colaborando con las autoridades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.