Jaume Sisa, la resaca del ¡®underground¡¯
EL EQUIPO de m¨²sica preside el sal¨®n; un sal¨®n de techo alto ¨Ccomo corresponde a un edificio levantado cuando Barcelona empezaba a convertirse en un prodigio¨C donde las condiciones ac¨²sticas han sido estudiadas al colocar un sof¨¢ en el lugar preciso para la mejor de las escuchas; un sal¨®n donde no se encontrar¨¢, como en el resto de la casa, aparato de televisi¨®n ni ordenador alguno; un espacio nada abigarrado donde algunos cuadros focalizan la atenci¨®n desde lugares estrat¨¦gicos para aportar luz y serenidad al visitante que quiera contemplarlos. Porque artista ¨Cdice Sisa en una de sus ¨²ltimas canciones¨C ¡°es y ser¨¢ aquel que sepa mirar¡±.
En sus 19 canciones se destilan todos los ingredientes que componen el universo de Jaume Sisa, incluyendo sus alter ego, que han sido unos cuantos. .
Los discos, escrupulosamente ordenados, quedan a espaldas del invitado una vez se sienta en el sof¨¢, excepto una amplia y cuidada selecci¨®n que se muestra de frente, como si fuera el expositor de vinilos de una tienda. En ese escaparate el artista exhibe sus referencias, sus afinidades y sus influencias: Dylan, Beatles ¨CHarrison en especial¨C, los Stones, los Doors, Cliff Richard ¨Ccon y sin los Shadows¨C, la Incredible String Band, Tiny Tim. Battiato, por supuesto. Hablamos aqu¨ª de elep¨¦s; aunque tambi¨¦n aparecen destacados vinilos de 45 o incluso de 78 rpm: ah¨ª est¨¢n Carosone, Jos¨¦ Guardiola, Els 4 Gats, El D¨²o Din¨¢mico, Los Brincos, Los Salvajes o Los S¨ªrex; am¨¦n de la copla, las habaneras, los boleros y otros ritmos sincopados que entraban en casa a trav¨¦s de la radio. ¡°De todo se saca provecho¡±, que dec¨ªa el entra?able Pere Calders.
Aunque el vinilo parece ser el formato de su preferencia, tambi¨¦n conserva viejas cintas de audio. Sobre la mesa el anfitri¨®n ha desperdigado algunos selectos ced¨¦s: ah¨ª se encuentran los autores m¨¢s j¨®venes, los que a¨²n hoy reconocen su herencia del underground catal¨¢n de los setenta. Y es que han sido varias las generaciones de m¨²sicos que bebieron de ese manantial de creatividad, en cuyas aguas una mano inocente verti¨® apenas una gota de dietilamida de ¨¢cido lis¨¦rgico (LSD).
El ¨²ltimo, Malalts del cel?(enfermos del cielo), es un disco que, de editarse en vinilo, ser¨ªan dos. En sus 19 canciones se destilan todos los ingredientes que componen el universo de Jaume Sisa, incluyendo sus alter ego, que han sido unos cuantos. Le ha llevado cinco a?os componerlo y editarlo, dos de preparaci¨®n y tres de grabaci¨®n, y es la primera vez que se hace cargo de la producci¨®n musical: ¡°He querido hacer algo como La Catedral (1977), pero mucho menos cr¨ªptico; aqu¨ª he querido mostrarme m¨¢s expl¨ªcito y que la gente entienda lo que quiero contar¡±. Y tambi¨¦n callar ¡°lo que no hay que decir o lo que no hace falta decir¡±: lo inefable.
Esta vez no son los personajes de los tebeos y los cuentos infantiles los que entran por la ventana, como en Qualsevol nit pot sortir el sol (1975), su canci¨®n m¨¢s conocida; ahora son tipos como Aldous Huxley, Errico Malatesta, Marcel Duchamp, Alain Resnais o Francesc Pujols algunos de los invitados a la fiesta: unos vienen de gala y otros disfrazados, pero todos ellos tienen algo que contar. Y Sisa, un maduro anfitri¨®n que no ha querido dejar de ser un ni?o, los envuelve ¨Cy con ellos, a nosotros¨C en sus m¨²sicas y les hace bailar a ritmo de vals, de bolero o de pasodoble. O los empuja a una verbena con carrusel, farolillos de verano y desfile de gigantes y cabezudos. No faltan tampoco las baladas, ni esa irreverencia m¨ªstica que se percibe en la profundidad de una letan¨ªa, ni el rumor lejano de la canci¨®n modernista catalana, la que ¡°tiene mil y un autores¡±. Lo asombroso es que el m¨²sico consigue congeniar todo esto con reflexiones sobre el sue?o y la memoria, la raz¨®n y la psicodelia o la cordura y la locura.
Su ¨²ltimo disco ¡°ser¨¢ el definitivo porque el formato est¨¢ agotado. Ya no existen como los conceb¨ªamos¡±.
Algunos c¨®mplices de Sisa ¡°de toda la vida¡± han sido convidados al jolgorio: la voz de Dolors Palau trae trompetas y clarines y no faltan a la cita Marina Rossell, Selene, Pau Riba y Melodrama. En total, cerca de 35 m¨²sicos y vocalistas se apuntan a amenizar el festival.
Es un disco cargado de nostalgia generacional, pero los amigos desa?parecidos no se convierten en fantasmas, sino en ¨¢ngeles, es decir, en mensajeros. Y, a pesar de la saludable melancol¨ªa que desprende en algunas de sus canciones, Malalts del cel es sobre todo un canto a la vida y un viaje desde el jard¨ªn de la infancia hasta las m¨¢s remotas galaxias.
¡°He querido que mi ¨²ltimo disco fuera as¨ª y es un mensaje que queda expl¨ªcito en las letras; contar lo que ha significado la m¨²sica en mi vida¡±. Porque para Sisa una canci¨®n es ¡°una invitaci¨®n a gozar como si fuera el ¨²ltimo d¨ªa que est¨¢s vivo¡±.
Son 50 a?os de carrera musical los que Jaume Sisa intenta condensar en este disco: ¡°Ser¨¢ el ¨²ltimo y el definitivo porque el formato est¨¢ agotado: los discos ya no existen como tal, como antes los conceb¨ªamos. Han desaparecido, como muchos de los objetos y los conceptos que sostuvieron a nuestra generaci¨®n. Aquel mundo se est¨¢ muriendo, si es que no est¨¢ muerto ya¡±.
La escucha es muy importante en el mundo de Sisa: as¨ª ha de ser, ya que naci¨® con tal cantidad de dioptr¨ªas en ambos ojos que, a partir de esta dificultad, ha debido desarrollar una particular intuici¨®n a trav¨¦s del resto de sus sentidos. Habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ ocurre en el proceso de formaci¨®n del cerebro de un beb¨¦ que no ve la realidad tal como la ven los dem¨¢s. Su mundo interior ha sido enriquecido con alternativas que el resto desconocemos.
Jaume Sisa es un hombre tranquilo, nost¨¢lgico y l¨²dico, ir¨®nico y on¨ªrico. Tiene algo de mago y al mismo tiempo es un bon vivant. Un so?ador que, quiz¨¢ gracias al seny, vive con los pies en la tierra.
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