Querido Padre
O NOS llev¨¢bamos bien, pero no por eso dejo de pensar que, de no haber muerto tan a destiempo, hoy nos reir¨ªamos juntos con los brazos por los hombros. Tu ¨²ltima humorada fue elegir un 20 de noviembre para fallecer, con lo que siempre te evoco junto a la disoluci¨®n de Franco, porque lo que se dice morir, no muri¨®. S¨ª, querido padre, el caudillismo sigue vivo, aunque, por una de esas paradojas de la historia, hoy los falangistas son rojos
Estos absurdos son los que nos har¨ªan re¨ªr juntos como no pudimos hacerlo entonces. Ver¨¢s, t¨² fuiste un hombre honrado. Alf¨¦rez provisional, pero de los honrados. Te toc¨® dirigir la arquitectura y urbanizaci¨®n de uno de los conglomerados econ¨®micos m¨¢s enormes de la Espa?a de los a?os cincuenta, el dilatado espacio entre Sabadell y Tarrasa donde se iban a levantar colosales ciudades dormitorio copiadas del desarrollo italiano. Manejaste unos presupuestos que dejan enanos a los de la corrupci¨®n inmobiliaria democr¨¢tica. Sin embargo, no te lucraste. Debo reproch¨¢rtelo. A tus hijos nos empujaste a la ¨²nica dignidad que dejaba el franquismo, la revoluci¨®n sovi¨¦tica aplicada a ritmo de jota. Naturalmente, fracasamos, y menos mal que fracasamos. Los actuales l¨ªderes de los s¨®viets son unos chavales tan semejantes a nosotros que parecen salidos de una pel¨ªcula de Alfredo Landa. M¨¢s que antiguos, rancios.
Me parece que ya oigo tus carcajadas desde alg¨²n lugar que no ha de ser ni cielo ni infierno, pero tampoco el limbo.
Si, por el contrario, te hubieras enriquecido, ahora tus hijos nadar¨ªamos en la abundancia, como los hijos y nietos de los franquistas, y har¨ªamos negocios con las grandes familias caciquiles, porque los due?os del feudo catal¨¢n siguen siendo los mismos. Lo m¨¢s gracioso es que aquella izquierda que luch¨® contra la burgues¨ªa, aquellos inmigrantes que fundaron los sindicatos comunistas con la sangre de su trabajo, son ahora aliados de los caciques. Con decirte que las manifestaciones sindicales en Catalu?a se pasean con banderas nacionalistas¡
Me parece que ya oigo tus carcajadas desde alg¨²n lugar que no ha de ser ni cielo ni infierno, pero tampoco el limbo, porque fue amortizado por el papado. Pues as¨ª es: aquellos cat¨®licos y nacionalistas catalanes, hijos del carlismo, son ahora los aliados de la extrema izquierda catalana, incluidos los sumisos socialistas.
De poco sirvi¨® la Guerra Civil, o la triste, criminal y necia posguerra. Todo sigue casi igual: la media Espa?a rica odia a la Espa?a pobre. La ignorancia y el salvajismo se han reduplicado gracias al progreso t¨¦cnico. La violencia permanece entre paisanos. El desprecio de las leyes y el ¡°vivan las caenas¡± suenan por doquier disfrazados de mot¨ªn.
Cierto es que la agitaci¨®n, la vehemencia con que nos tomamos la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs no merece la pena. Giramos en una noria tirada por un asno que mejor es no conocer de nombre. La clase dirigente espa?ola camina sobre aceite. Mueve las piernas, pero no avanza. Miro ahora el cielo y constato que brilla en ¨¦l la hermosa luz que t¨² gozaste. Es suficiente. Descansa en paz.
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