Todos pagan billete en el avi¨®n presidencial portugu¨¦s
Rebelo de Sousa cobra a los empresarios y periodistas que le acompa?an en los viajes
Pese a su uso y ¡ªpara algunos pocos¡ª abuso, la popularidad del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, no mengua. Nueve meses despu¨¦s de la llegada al poder, el 70% de los portugueses aprueba su gesti¨®n, 25 puntos por encima del siguiente pol¨ªtico, el primer ministro. Su hiperactividad no le pasa factura ni le quita autoridad.
Desde el primer d¨ªa, una de las preocupaciones de Rebelo de Sousa ha sido publicar los gastos de la presidencia hasta su ¨²ltimo euro. Si durante la campa?a electoral fue famosa su frugalidad, ahora consigue dar de comer a 400 diplom¨¢ticos con un men¨² de 31 euros (IVA y bebidas incluidos).
Si en esa ocasi¨®n el gasto corri¨® a cargo del presupuesto de la presidencia (17 millones de euros en 2016,) en el caso de los viajes los acompa?antes van a chapas. Rebelo de Sousa no para. En nueve meses ya tiene fotos con casi todos, de Fidel Castro al papa Francisco, pasando por Obama. Ha viajado por Espa?a, Italia, Vaticano, Inglaterra, Francia, Alemania, Bulgaria, Suiza, Angola, Mozambique, Marruecos, Brasil, EE?UU, Colombia y Cuba. Pese a tanto viaje, el presupuesto no se ha disparado porque los empresarios y periodistas que le acompa?an han de pagar los gastos.
En el caso de desplazamientos por carretera, el presidente desech¨® un coche de 125.000 euros y a cambio va en dos de renting. Por uno paga 42.000 y por otro, el¨¦ctrico, 35.000. Y ha aprovechado un autom¨®vil policial de buena fachada inmovilizado por su mala mec¨¢nica. Por 8.707,56 euros le ha cambiado el motor y va de lujo.
Aunque el pr¨®ximo a?o el presupuesto de la instituci¨®n se rebajar¨¢ un 3%, en este el recambio del cargo ha supuesto gastos extras; a ello tambi¨¦n ha contribuido el af¨¢n del presidente por premiar a los portugueses con ¨¦xito, por ejemplo a los deportistas campeones de Europa. Entre medallas y diplomas se le fueron m¨¢s de 6.000 euros y en reparar las estatuas de los jardines, otros tantos. Estando todo tan a la vista, la duda es si vale la pena gastarse 55.000 euros en programas contra hackers, piratas y otros viciosos de los secretos.
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