La larga marcha china hacia el trasplante altruista

China quiere dejar atr¨¢s la etapa en la que se hab¨ªa convertido en uno de los principales destinos del turismo de trasplantes. Hace apenas unos a?os era posible concertar un viaje a China con un simple visado de turista, someterse a un trasplante y volver a casa con un h¨ªgado nuevo por 130.000 euros. Pero las autoridades chinas decidieron en 2010 dar un vuelco a su pol¨ªtica y desplegar un sistema de donaciones altruistas destinado a satisfacer exclusivamente las necesidades del propio pa¨ªs, cifradas en unos 300.000 trasplantes anuales. Para ello han tomado como modelo el sistema espa?ol de trasplantes.

No es la primera vez que eso ocurre. Muchos otros pa¨ªses han estudiado el sistema espa?ol como un ejemplo de ¨¦xito que la propia OMS recomienda emular. Especialistas espa?oles han colaborado en la formaci¨®n de m¨¢s de mil profesionales chinos y unos 50 de ellos han viajado a Espa?a para observar su funcionamiento in situ. La parte que m¨¢s les interesa no es tanto la estrictamente m¨¦dica y quir¨²rgica, en la que ya tienen notable experiencia, sino la relativa a la gesti¨®n del sistema. Cuestiones tan cruciales como la organizaci¨®n de la red de centros donantes y receptores, la administraci¨®n de las listas de espera o la asignaci¨®n de ¨®rganos a los pacientes. Pero reproducir las condiciones del modelo no les va a resultar tan sencillo. Entre otras cosas porque el ¨¦xito del sistema espa?ol de trasplantes tiene que ver con un elemento fundamental del que China carece: la confianza ciudadana.

Si Espa?a ha alcanzado la mayor tasa de donaciones del mundo ¡ª 40,2 donantes al a?o por cada mill¨®n de habitantes¡ª y la mayor tasa de trasplantes ¡ª 100 implantes por cada mill¨®n de habitantes¡ª es porque la ciudadan¨ªa conf¨ªa en que se aplicar¨¢n los principios de solidaridad y equidad. Con el 0,6% de la poblaci¨®n mundial, Espa?a realiza el 6,7% de los trasplantes del planeta. A ese resultado no es ajeno el hecho de que la red de trasplantes se haya gestado y desarrollado desde sus inicios en el seno de un sistema p¨²blico universal y gratuito, con una legislaci¨®n que proh¨ªbe cualquier tipo de compensaci¨®n econ¨®mica y con un mecanismo transparente de asignaci¨®n de ¨®rganos seg¨²n estrictos criterios de urgencia y compatibilidad.

No es el caso de China. No va a ser f¨¢cil pasar de un modelo de acceso basado en criterios econ¨®micos a uno altruista basado en la solidaridad. Es l¨®gico que despierte recelos una red sanitaria en la que no est¨¢ claro d¨®nde acaba lo p¨²blico y empieza lo privado y que se ha nutrido hasta ahora de ¨®rganos obtenidos de presos condenados a muerte. Desde que en 2010 se cambi¨® hacia una f¨®rmula altruista, apenas ha alcanzado una tasa de 4 donaciones por mill¨®n de habitantes, que el a?o pasado permitieron hacer 10.500 trasplantes. Mucho tienen que cambiar las cosas en China para que pueda seguir los pasos de Espa?a. No le va a resultar f¨¢cil ganarse la confianza de la ciudadan¨ªa, m¨¢xime teniendo en cuenta que la transparencia no es precisamente la virtud que m¨¢s practican sus instituciones. Tampoco las sanitarias.