D¨ªa Mundial del Retrete
El sonido de las palabras las envuelve con la suavidad de las sedas o la aspereza de las estrazas. V¨¦ase si no la diferencia entre sobaco y axila
Han pasado tal vez 10 a?os pero lo recuerdo con precisi¨®n. Gemma Nierga le hab¨ªa preguntado a aquel ni?o que acababa de interpretar una pieza musical en el programa La ventana, que ella dirig¨ªa entonces: ¡°?Por qu¨¦ decidiste tocar el fagot?¡±. Y el peque?o m¨²sico respondi¨®: ¡°Porque me gust¨® la palabra¡±.
La Academia bendijo ¡°fagot¡± en 1837, con esa t final que sugiere su origen no patrimonial. Pero la misma fonolog¨ªa del espa?ol que ha asimilado ¡°mamut¡± o ¡°robot¡± se qued¨® tambi¨¦n con este curioso vocablo extranjero.
En franc¨¦s, fagot equivale a ¡°haz de le?a¡±, idea que se relacion¨® con este instrumento porque est¨¢ formado por distintas secciones de madera (Corominas y Pascual) a diferencia de su antecesor el ¡°baj¨®n¡±, de una sola pieza. Y, en efecto, la palabra suena tan peculiar como su sonido. Por eso el o¨ªdo de aquel ni?o hab¨ªa captado la singularidad del fagot antes incluso de escuchar su m¨²sica. Las palabras significan, pero tambi¨¦n evocan.
El hecho de que 2.500 millones de personas no dispongan de la taza del cuarto de ba?o (ni de cuarto de ba?o) anim¨® a la ONU a declarar el 19 de noviembre como el World Toilet Day, que en estas fechas se ha traducido al espa?ol en distintos medios como D¨ªa Mundial del Inodoro y D¨ªa Mundial del Saneamiento. Los m¨¢s valientes han dicho D¨ªa Mundial del Retrete; y casi todos han huido de decir D¨ªa Mundial del V¨¢ter. Esas cuatro opciones designan lo mismo, pero no se perciben igual.
¡°Retrete¡±, vocablo de influencia provenzal, suena ahora peor que a principios del XIX, cuando pas¨® de nombrar un lugar retirado de la casa (en analog¨ªa con el ¡°toque de retreta¡± o de retirada) a ser un eufemismo del evacuatorio. Pero luego --como suele ocurrir con los eufemismos al cabo de un tiempo-- qued¨® contaminado por el concepto que se?alaba, y as¨ª vinieron ¡°el excusado¡±, ¡°el v¨¢ter¡± (del ingl¨¦s water-closet o camar¨ªn de agua), ¡°el cuarto de ba?o¡±¡
El sonido de las palabras las envuelve, a veces con la suavidad de las sedas y a veces con la aspereza de las estrazas. Eso influye en la elegancia que otorgamos a unos t¨¦rminos y negamos a otros. V¨¦ase por ejemplo la armon¨ªa de ¡°axila¡± y la rudeza de ¡°sobaco¡±, aun nombrando ambos significantes el mismo significado. Seguro que usted ve sobacos en algunas personas y axilas en otras.
¡°Sobaco¡± ya fue empleada en el siglo XIII por Alfonso X el Sabio, pero es tan vieja que incluso se desconoce su origen. ¡°Axila¡± lleg¨® despu¨¦s, hecha un pimpollo con su apariencia cient¨ªfica y su rastro latino. Se documenta en el siglo XVII.
Para conocer c¨®mo han percibido los hablantes las diferencias de dos palabras sin¨®nimas suele resultar de utilidad examinar sus derivados. De ¡°axila¡± apenas ha salido nada m¨¢s que ¡°axilar¡± (¡°lo relativo o perteneciente a la axila¡±, sin m¨¢s connotaci¨®n). Sin embargo, a partir de ¡°sobaco¡± hemos creado ¡°sobaquina¡± (sudor de los sobacos) o ¡°sobacuno¡± (olor desagradable). As¨ª que para la psicolog¨ªa general de nuestra lengua los sobacos sudan pero las axilas no.
El sonido de ¡°fagot¡± y el diferente aroma de palabras como ¡°sobaco¡± y ¡°axila¡±, ¡°retrete¡± o ¡°inodoro¡± nos hacen entender que a veces el significante forma parte del significado. Y que la apariencia de una palabra adquiere tanta fuerza en nuestros o¨ªdos que puede confundir a nuestra vista, seducir a nuestro gusto y hasta enga?ar a nuestro olfato.
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