Don P¨ªo
La vida del baroj¨®filo est¨¢ llena de momentos en los que toca Baroja, s¨ª o s¨ª
Podr¨ªamos decir que el 60? aniversario de la muerte de P¨ªo Baroja da un buen pretexto para releerlo. Pero es innecesario, porque los lectores de Baroja ¡ªun gremio m¨¢s amplio de lo que se cree y lleno de gru?ones, como corresponde¡ª no dejamos nunca de leerle. Por dos razones: Baroja escribi¨® afortunadamente mucho, de modo que siempre nos queda algo nuevo por descubrir de ¨¦l. Nunca ha le¨ªdo uno ¡°todo lo de¡± Baroja. Pero adem¨¢s la vida del baroj¨®filo est¨¢ llena de momentos en los que toca Baroja, s¨ª o s¨ª. Al comienzo de Moby Dick,Ismael dice que de tanto en cuanto siente cierta desaz¨®n especial que le indica que debe embarcarse de nuevo. Pues nosotros resolvemos parecida inquietud volviendo a Baroja.
Fue un narrador insuperable en su concisi¨®n, antirret¨®rica y velocidad, pero tambi¨¦n un pensador. A su modo, claro, porque sus verdades universales suelen basarse en el dictamen inapelable de su parecer: ¡°yo no creo que ¨¦so sea gran cosa¡±, ¡°a m¨ª no me parece que Fulano tenga raz¨®n¡±¡ y visto para sentencia. Su reflexi¨®n m¨¢s genial es ¡°Momentum catastrophicum¡±, sobre los nacionalismos, especialmente vasco y catal¨¢n, escrita en 1918 (?y dir¨¢n que no hay mal que cien a?os dure!). Aunque no carece de caprichos argumentales, es muy certera. Las fuentes originales del nacionalismo son ¡°la vanidad, la antipat¨ªa y el inter¨¦s¡±. Y la obra de catalanistas y bizcaitarras consiste en ¡°excitar el odio interregional, fomentar el kabilismo espa?ol ya dormido. ?Qu¨¦ miseria moral, que fondo de plebeyez!¡±. Este tipo de manifestaciones le ganaron ataques en cierta prensa, que despreciaba. ¡°Yo he elegido el ser hombre independiente y los insultos de los criados no me hacen mucha mella¡±. ?Ah¨ª le dio! Por eso algunos de sus lectores no frecuentamos hoy las redes sociales¡
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