Amados o apestados
En Espa?a los pol¨ªticos que reconocen un error quedan estigmatizados para el resto de sus d¨ªas
Tan malo es tolerar la corrupci¨®n como exagerarla. Porque ambas reacciones obedecen al mismo instinto: arropar a los nuestros y a envilecer a los otros. Consentimos la corrupci¨®n cuando trae dividendos a nuestro territorio, colectivo o partido. Pero, si no, somos extremadamente severos. Y tan peligrosa es la negaci¨®n de una dolencia como la sobremedicaci¨®n.
Nos cuesta separar el pecado del pecador. En otros pa¨ªses, un pol¨ªtico acusado de una actuaci¨®n deshonesta es forzado a dimitir y queda apartado de la vida p¨²blica. Pero no necesariamente para siempre. Si se arrepiente de forma sincera y convincente, puede intentar reincorporarse tras un periodo de penitencia. Hay una ley no escrita que otorga una segunda oportunidad si un pol¨ªtico admite su error y hace prop¨®sito de enmienda.
La pol¨ªtica espa?ola no da segundas oportunidades. Si reconoces un error, has firmado tu certificado de defunci¨®n pol¨ªtica. Lo que ayuda a entender por qu¨¦ las dimisiones de pol¨ªticos son tan infrecuentes en Espa?a. Nuestro c¨®digo penal ha sido laxo con la corrupci¨®n, pero nuestro c¨®digo pol¨ªtico solo tiene una pena: la cadena perpetua. No condenamos a un pol¨ªtico por un acto corrupto. Lo estigmatizamos para el resto de sus d¨ªas.
No ponemos la diana en la acci¨®n reprobable, sino en el individuo y, a poder ser, en su partido. Un esc¨¢ndalo es una enmienda a la totalidad de una organizaci¨®n. Ello explica que, aun teniendo unos niveles de corrupci¨®n moderados, el 95% de los espa?oles creamos que la corrupci¨®n est¨¢ muy extendida. Generalizamos sin decoro, transfiriendo la responsabilidad del imputado a su familia pol¨ªtica. Ciertamente, ha habido en Espa?a maquinarias de extracci¨®n de rentas ligadas a partidos. Pero debemos distinguir ambos entes, desmantelando las redes corruptas y preservando los partidos.
El clan es implacable con los miembros de los grupos rivales. Y perdona a sus ovejas negras, siempre y cuando se mantengan dentro de una l¨ªnea invisible que los jefes del clan mueven a su conveniencia. La l¨ªnea que traspas¨® Rita Barber¨¢. La que separa a los amados por los suyos de los apestados por todos. @VictorLapuente
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