Cubanos sin Fidel
La comunidad cubana en Espa?a analiza el posible futuro de la isla tras la muerte del ex mandatario
Olokun ocupa gran parte de la vida de Luisa Mar¨ªa Mart¨ªnez. Es su santo de la religi¨®n yoruba y tambi¨¦n el nombre de su restaurante. La muerte de Fidel Castro no ha dejado indiferente a la comunidad cubana en Espa?a, aunque ha recibido la noticia con poca sorpresa, ya se esperaba. En torno a la figura de El Comandante hay multitud de opiniones, pero parece generalizada la voluntad de que llegue el cambio a la isla. "El cubano no est¨¢ acostumbrado al capitalismo, por lo que el cambio debe ser lento", dice Luisa Mar¨ªa. Para Yordania L¨®pez, camarera en el restaurante madrile?o La Colonial de Huertas, Cuba tiene que progresar a la par del mundo. Con m¨¢s precauci¨®n, el due?o del mismo bar, Marvin P¨¦rez de Alejo, desea una apertura econ¨®mica. Al final cada uno espera que suceda algo.
A la cocinera de La Tasquita de Osuna, Marisa Torre Alba, se le iluminan los ojos cuando habla de Castro. Est¨¢n vivos, llenos de admiraci¨®n: "Tengo a Fidel en la foto de perfil, ?M¨ªralo que guapo con su cigarro!¡±. Ella considera que ya ha habido cambios en Cuba desde que lleg¨® al poder el Ra¨²l Castro. ¡°Alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que llegar la democracia ¨Cdice¨C cuando se mueran los viejos y dejen paso a los j¨®venes, al hijo de Fidel¡±. Otra realidad bien distinta es la que imagina Luisa Mar¨ªa. Espera que en 2018, cuando el actual presidente ha anunciado que dejar¨¢ el poder, haya elecciones libres. ¡°Ese a?o habr¨¢ comicios y con varios partidos¡±, vaticina Marvin P¨¦rez. Ninguno sabe decir qui¨¦n podr¨ªa presentarse ni qu¨¦ movimientos alternativos existen. Solo tienen la certeza de que la democracia llegar¨¢ a la isla. ¡°Nada es para siempre. A todos nos llega la hora¡±, sentencia Yordania L¨®pez.
L¨®pez es una de las que m¨¢s quiere hablar. Espera pacientemente detr¨¢s de la barra. Cuando respond¨ªa qu¨¦ cambios le faltaban a Cuba, golpeaba la barra con la palma de la mano. Pum, pum, pum. Uno, dos, tres. ¡°Econom¨ªa, libertad, derechos humanos¡±. El joven camarero Jos¨¦ Ch¨¢vez Salgado cree que el cambio est¨¢ ligado a su generaci¨®n. ¡°Fidel y la revoluci¨®n tuvieron su momento. Los j¨®venes cubanos tenemos el nuestro. Esa transici¨®n se deber¨ªa respetar¡±, explica. Luisa Mar¨ªa define el cambio de una forma muy pr¨¢ctica: ¡°Que los que est¨¢n adentro puedan salir y que los que est¨¢n afuera puedan entrar¡±. Marvin no quiere, pero al final menciona la palabra libertad. Le sale con timidez, con precauci¨®n, pero con fuerza. Todos parecen estar de acuerdo en la necesidad de desarrollo econ¨®mico y en la apertura de la frontera. ¡°?Ser¨ªa el fin de los balseros!¡±, dice Luisa Mar¨ªa con emoci¨®n. ¡°?Ustedes saben cu¨¢nta gente ha muerto buscando otras fronteras?¡±.
¡°Los cubanos somos muy espa?oles¡±, afirma Jos¨¦ Ch¨¢vez, camarero de Olokun. Cuba y Espa?a comparten una relaci¨®n hist¨®rica. Todos coinciden en que el papel que debiera jugar la madre patria en la isla tiene que ser determinante. ¡°En lo pol¨ªtico no han hecho suficiente¡±, lamenta Marvin P¨¦rez. Tras el anuncio del restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Estados Unidos y Cuba que puso fin a medio siglo de enfrentamiento, algunos cubanos miraron hacia el otro lado del Atl¨¢ntico. ¡°Se han adelantado cuando era Espa?a la que deb¨ªa estar al lado del pueblo cubano¡±, dice Luisa Mar¨ªa. ¡°Independientemente de la muerte de Fidel, son pa¨ªses hermanos y siempre se llevar¨¢n bien¡±, afirma Marisa Torre.
El deshielo tambi¨¦n ocupa un lugar en las preocupaciones de los cubanos. ¡°Espero que lo que empez¨® Obama lo termine Trump¡±, dice Yordania L¨®pez. Donald Trump, sin embargo, ha amenazado con ¡°liquidar¡± las relaciones con Cuba. El presidente estadounidense inst¨® a La Habana mostrar mayor apertura y ofrecer mejores condiciones a Estados. Marvin duda de su amenaza: ¡°No creo que Trump sea tan extremista como parece. Ech¨® la marcha atr¨¢s en mucha de las pol¨ªticas que dijo que har¨ªa¡±. Jos¨¦ Ch¨¢vez es bastante m¨¢s pesimista. No cree que vaya a cambiar nada: ¡°En todo caso, si cambia algo ser¨¢ para que empeore¡±.
Desde el fondo del Olokun se escucha a Andr¨¦s Mart¨ªnez, el cocinero. Vivi¨® la revoluci¨®n cuando era ni?o y emigr¨® cuatro d¨¦cadas despu¨¦s en busca de mejores condiciones de vida. Pero est¨¢ desencantado: ¡°Aqu¨ª he conocido la maldad del mundo¡±, dice. Cuenta que en Europa se ha sentido discriminado. Recuerda las veces que le pagaron menos por su trabajo o que no respetaron sus d¨ªas libres. Se?ala el af¨¢n absoluto por lo material: ¡°Te dicen mira mi coche, mi casa¡ y, ?d¨®nde est¨¢ el coraz¨®n?¡±. Su hermana Luisa Mar¨ªa explica que Olokun es el orisha del mar. Proporciona a sus seguidores salud, prosperidad y evoluci¨®n material. Andr¨¦s ha encontrado esa prosperidad, pero desde que sali¨® de la isla se repite una misma pregunta: ¡°?D¨®nde est¨¢ el agua transparente que hab¨ªa en Cuba?¡±
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