Aquella fat¨ªdica madrugada de noviembre
El escritor salvadore?o Jorge Gal¨¢n aporta luz en su novela 'Noviembre' sobre el asesinato de Ignacio Ellacur¨ªa, otros cinco jesuitas y dos mujeres en 1989
En el mes de agosto, durante mi estancia en San Salvador como profesor invitado en la Universidad Don Bosco y la Universidad Centroamericana Jos¨¦ Sime¨®n Ca?as (UCA), le¨ª la novela Noviembre, del escritor salvadore?o Jorge Gal¨¢n, que se inspira en el asesinato de seis jesuitas -Ignacio Ellacur¨ªa, Segundo Montes, Ignacio Mart¨ªn-Bar¨®, Juan Ram¨®n Moreno. Amando L¨®pez y Joaqu¨ªn Mar¨ªa L¨®pez y L¨®pez-, y dos mujeres -Elba Ramos, empleada dom¨¦stica, y su hija Celina, de 15 a?os-, por el sanguinario batall¨®n Atlacatl, del Ej¨¦rcito salvadore?o. Sucedi¨® en la UCA la fat¨ªdica madrugada del 16 de noviembre de 1989. La novela aporta luz sobre los hechos y se adentra en otros cr¨ªmenes impunes contra religiosos y religiosas de El Salvador como el jesuita Rutilio Grande, monse?or Romero, arzobispo de San Salvador, y cuatro religiosas de Estados Unidos. Recoge el testimonio de Alfredo Cristiani, entonces presidente del pa¨ªs centroamericano, que reconoce la autor¨ªa militar de los cr¨ªmenes de los jesuitas.
Otros art¨ªculos del autor
El novelista se vio obligado a abandonar el pa¨ªs por las amenazas de muerte recibidas. La obra se caracteriza por un insobornable compromiso ¨¦tico, una profunda sensibilidad hacia el sufrimiento de las v¨ªctimas y la valent¨ªa para denunciar a los autores materiales y a los responsables intelectuales, a quienes pone nombre. Ha sido galardonada con el Premio de la Real Academia Espa?ola 2016 por ser ¡°una novela y una construcci¨®n literaria llena de verdad hist¨®rica y humana¡±.
Le¨ª el libro de Jorge Gal¨¢n recorriendo algunos de los escenarios donde sucedi¨® el ¨®ctuplo asesinato. Visit¨¦ las aulas donde impart¨ªan clases los profesores. Conoc¨ª la residencia donde viv¨ªa la comunidad de jesuitas. Toqu¨¦ el c¨¦sped del Jard¨ªn de Rosas donde se encontraron los cad¨¢veres, as¨ª llamado porque en ¨¦l plant¨® Obdulio, esposo de Elba y pap¨¢ de Celina, un c¨ªrculo de rosas rojas y en el centro dos rosas amarillas en memoria de su hija y de su esposa. Entr¨¦ en la capilla y me detuve ante sus tumbas. Visit¨¦ el Memorial de los M¨¢rtires del Centro Monse?or Romero donde est¨¢n expuestos algunos de los enseres personales de los muertos, entre ellos el libro ensangrentado El Dios crucificado, del te¨®logo alem¨¢n J¨¹rgen Moltmann, que se encontraba en la estanter¨ªa de la habitaci¨®n de Jon Sobrino y cay¨® al suelo cuando fue arrastrado el cuerpo de uno de los asesinados. Es todo un s¨ªmbolo en plena sinton¨ªa con Ellacur¨ªa, para quien la realidad hist¨®rica de los ¡°pueblos crucificados¡± es el lugar social y hermen¨¦utico de su teolog¨ªa.
Los militares entraron en la UCA con la voluntad de eliminar a su rector, Ignacio Ellacur¨ªa
Los militares entraron en la UCA con la voluntad de eliminar a su rector, Ignacio Ellacur¨ªa, una de las figuras m¨¢s relevantes de la teolog¨ªa y de la filosof¨ªa de la liberaci¨®n, y a sus compa?eros jesuitas, prestigiosos intelectuales que analizaban cr¨ªticamente la realidad del pa¨ªs centroamericano desde diferentes disciplinas: ciencias sociales, psicolog¨ªa social, filosof¨ªa, teolog¨ªa, teor¨ªa pol¨ªtica, filosof¨ªa de los derechos humanos, etc¨¦tera. El m¨²ltiple asesinato, la autor¨ªa militar del mismo y la forma irracional como se produjo conmovieron a El Salvador, a Am¨¦rica Latina y al mundo entero.
Mientras le¨ªa la novela y recorr¨ªa los lugares de la vida y de la muerte de los m¨¢rtires me rondaba una pregunta: ?Por qu¨¦ los mataron? Y encontr¨¦ varias respuestas.
Para los sectores eclesi¨¢sticos salvadore?os aliados con el Ej¨¦rcito, la oligarqu¨ªa y el poder pol¨ªtico, el asesinato se debi¨® a que los jesuitas se hab¨ªan alejado de su misi¨®n pastoral y se hab¨ªan implicado en la actividad pol¨ªtica del lado de los guerrilleros revolucionarios. ¡°?Se lo ten¨ªan merecido!¡±, pensaban para sus adentros.
Jon Sobrino, compa?ero de las v¨ªctimas, que se libr¨® de la muerte por encontrarse fuera de El Salvador
Jon Sobrino, compa?ero de las v¨ªctimas, que se libr¨® de la muerte por encontrarse fuera de El Salvador, piensa de manera muy distinta: los mataron ¡°porque analizaron la realidad y sus causas con objetividad. Dijeron la verdad del pa¨ªs con sus publicaciones y declaraciones p¨²blicas. Desenmascararon la mentira y practicaron la denuncia prof¨¦tica. Por ser conciencia cr¨ªtica de una sociedad de pecado y conciencia creativa de una sociedad distinta, la utop¨ªa del reino de Dios entre los pobres. ?Y eso no se perdona!¡±
No puedo compartir la respuesta de los sectores eclesi¨¢sticos conservadores, s¨ª la de Sobrino, a la que a?adir¨ªa: los mataron por haber vivido el cristianismo no como opio del pueblo, sino como liberaci¨®n de los oprimidos, denunciar la triple alianza del poder pol¨ªtico, econ¨®mico y militar, trabajar por la paz y la justicia desde la no violencia y anticipar con su estilo de vida la utop¨ªa de otro mundo posible.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra ¡°Ignacio Ellacur¨ªa¡± de la Universidad Carlos III de Madrid y codirector de Ignacio Ellacur¨ªa: utop¨ªa y teor¨ªa cr¨ªtica (Tirant lo Blanch, 2014).
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