Oro macizo
Desde que se levanta hasta que se acuesta, Donald Trump expande a su paso la misma luz del rey Midas cuyo resplandor ha llegado ya al asfalto
Imagino que Donald Trump es todo de oro macizo, no solo su cuerpo de carne y huesos, sino tambi¨¦n los zapatos que calza, la ropa que viste, el cintur¨®n que rodea su barriga y lo mismo sus mujeres y sus hijos. El resplandor de oro, que este amo del imperio proyecta alrededor, l¨®gicamente es creativo, de modo que la cama donde duerme, los sillones en que se sienta, las alfombras que pisa, los platos, cubiertos y vasos que usa para comer y beber, sus palos de golf, sus cochazos y aviones, hasta el retrete donde se alivia y por supuesto la firma que deja al tirar de la cadena, todo eso tambi¨¦n es de oro macizo, como el dogal del capitalismo, que a partir de ahora se vender¨¢ por obligaci¨®n en las joyer¨ªas. Desde que se levanta hasta que se acuesta, Donald Trump expande a su paso la misma luz del rey Midas cuyo resplandor ha llegado ya al asfalto. En las calles y plazas tur¨ªsticas de cualquier ciudad donde los mimos permanecen hier¨¢ticos en un pedestal durante horas sin mover un p¨¢rpado se ha comprobado que los peatones se sienten impulsados a echarles sin cesar monedas en el plato a los que aparecen vestidos con un ropaje de oro; en cambio, los mimos que representan a gente pobre, desarrapada o contestataria tienen siempre a los pies el plato vac¨ªo. De esa experiencia ha nacido en Nueva York una organizaci¨®n de caridad, que pronto se extender¨¢ por el mundo. Se trata de convertir en mimos a todos los mendigos del planeta que piden limosna en la puerta de restaurantes, supermercados, templos y salas de fiestas, cubrir sus harapos con polvo de oro y esperar que esa luz mueva el coraz¨®n de los ciudadanos. El rey Midas obtuvo de los dioses el don de convertir en oro cuanto tocaba, pero tuvo que rechazar ese don porque sus alimentos se convert¨ªan en oro y se mor¨ªa de hambre. As¨ª imagino a Trump ante una hamburguesa dorada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.