Los ocho esc¨¢ndalos que han demolido la carrera de Mel Gibson
?Se podr¨¢ rehabilitar con su nueva pel¨ªcula, que se estrena esta semana? Un alud de malas decisiones juega en su contra
Probablemente Mel Gibson es el famoso de primer nivel que ha ofendido a m¨¢s personas. Tras cada r¨¢faga de insultos, el actor (Nueva York, 60 a?os) se ha justificado con una actitud que suena m¨¢s a echar las culpas a los dem¨¢s que a disculpa sincera. La nueva pel¨ªcula de Gibson como director, Hasta el ¨²ltimo hombre (estreno, 7 de diciembre), relata la haza?a de un soldado (Andrew Garfield) que desea luchar por su pa¨ªs sin disparar ni una sola bala. Esta elecci¨®n resulta curiosa, al tratarse Gibson de un cineasta m¨¢s famoso hoy por su gatillo f¨¢cil durante las entrevistas que por sus pel¨ªculas.
Estos son los esc¨¢ndalos que han ido enterrando la carrera del que en su d¨ªa fue el actor favorito de todo el planeta... hasta que ¨¦l termin¨® encontrando la forma de ofender a todos los que habitan en ¨¦l.
Racista, mis¨®gino y violento en la misma frase
En 2010 se hizo p¨²blico un mensaje de voz que el actor dej¨® a su exnovia, la pianista rusa Oksana Grigorieva, tras haberle roto dos dientes durante un forcejeo en el que ella sosten¨ªa a la hija reci¨¦n nacida de ambos en brazos. "Te lo merec¨ªas¡±, gritaba Gibson en el mensaje, para a continuaci¨®n dar rienda suelta a su imaginaci¨®n, quiz¨¢ por deformaci¨®n profesional y deformaci¨®n sentimental: ¡°Si te violase una manada de negros, te lo merecer¨ªas. Voy a ir all¨ª, y voy a prender fuego a la casa, pero primero me la vas a chupar", se desped¨ªa. La defensa de Gibson fue aclarar que "esa frase est¨¢ sacada de contexto". Como si existiese un contexto que pudiese acomodar semejante eructo.
Ataque a los homosexuales
Durante la promoci¨®n de Hamlet (Franco Zeffirelli, 1990), Gibson se qued¨® muy a gusto en una entrevista para El Pa¨ªs en Madrid. "?Qui¨¦n va a pensar que con esta pinta soy gay? Yo no me presto a ese tipo de confusiones. ?Sueno como un homosexual? ?Hablo como ellos? ?Me muevo como ellos?", inquiri¨® antes de levantarse, se?alarse el trasero y recordar que ese es un agujero de salida. De estar vivo hoy, William Shakespeare (al fin al cabo, Gibson estaba promocionando Hamlet) podr¨ªa escribir una tragedia sobre Mel Gibson, aunque resultar¨ªa dif¨ªcil decidir si funcionar¨ªa mejor como antih¨¦roe, como villano o como buf¨®n. El actor nunca se retract¨® de estas declaraciones, y se reafirm¨® en su postura unos a?os m¨¢s tarde: "Me disculpar¨¦ cuando el infierno se congele, que les jodan".
Grave ofensa a los jud¨ªos con justificaci¨®n absurda
"Me hab¨ªa tomado ocho tequilas dobles". Con esta frase podr¨ªa comenzar la mejor noche en la vida de alguien, pero en el caso de Mel Gibson se trata de una ?disculpa? retroactiva respecto a la madrugada que hundi¨® su carrera. Hace 10 a?os, una grabaci¨®n efectuada durante su detenci¨®n por conducir bajo los efectos del alcohol fue filtrada a la prensa, que inmortaliz¨® una de sus reflexiones para la posteridad: "Los putos jud¨ªos sois los culpables de todas las guerras de la Humanidad". El actor le dedic¨® todo tipo de improperios antisemitas al agente de polic¨ªa que le estaba arrestando, para concluir el ataque con un final sorpresa: ¡°?Qu¨¦ pasa, que eres jud¨ªo?¡±.
Resulta que Gibson ni siquiera ten¨ªa del todo claro si el polic¨ªa era o no jud¨ªo, pero ante la duda se pas¨® todo el camino a la comisar¨ªa gritando sobre c¨®mo los jud¨ªos se hab¨ªan inventado el Holocausto. Aquel incidente, que hoy Gibson describe como "desafortunado", le perseguir¨¢ toda la vida. ?l lo sabe, y ya tiene preparada una respuesta. Una defensa armada de contraataque: "Fui grabado ilegalmente por un agente de polic¨ªa sin escr¨²pulos que nunca fue procesado por su crimen, y que gan¨® dinero cuando varios miembros de lo que podr¨ªamos llamar la prensa lo publicaron".
Un nuevo arresto, la misma agresividad
En 2006, durante un segundo arresto por conducci¨®n ebria, Gibson se enzarz¨® con la agente de polic¨ªa. Como en esta ocasi¨®n no deb¨ªa de tener claro si la mujer era jud¨ªa, se limit¨® a intimidarla. ¡°Voy a joderte, soy el due?o de Malib¨²", le amenaz¨®. Ante la, imaginamos, at¨®nita mirada de la polic¨ªa, Gibson la desafi¨®: "?Qu¨¦ miras, tetitas dulces?". Comparado con el relato de terror que le dedic¨® por tel¨¦fono a Oksana Grigorieva, esto para Mel es un di¨¢logo de comedia rom¨¢ntica.
Amenazas de muerte a un cr¨ªtico al que no le gust¨® su pel¨ªcula
Por la cuenta que le trae, Mel Gibson hace pocas apariciones p¨²blicas. Sabe que est¨¢ contra las cuerdas y que se ha granjeado demasiados enemigos como para que cada entrevista no termine convertida en un grandes ¨¦xitos de sus exabruptos. ¡°Quiero matarle, quiero sus intestinos en un palo, quiero matar a su perro¡±. Esto fue lo que solt¨® el actor y director en una entrevista. El receptor era un cr¨ªtico que no hab¨ªa puesto muy bien una de sus pel¨ªculas. Cabe preguntarse que, si el actor responde con semejante ferocidad durante una entrevista, c¨®mo hablar¨¢ en privado.
Intent¨® reconciliarse con la comunidad jud¨ªa y acab¨® destrozando la casa del guionista
The Maccabees iba a ser la pel¨ªcula con la que, a modo de carta abierta, Gibson pedir¨ªa disculpas a los jud¨ªos. Al fin y al cabo, dirigir haza?as ¨¦picas es lo mejor que sabe hacer. Hollywood, una industria gestionada en gran parte por jud¨ªos, levant¨® la ceja colectivamente, pero le otorg¨® el beneficio de la duda y Warner accedi¨® a financiar el proyecto. Una vez m¨¢s, una grabaci¨®n inoportuna (u oportuna, seg¨²n se mire) trunc¨® los sue?os del director.
En ella, se escuchaba a Gibson tirando la decoraci¨®n del sal¨®n del guionista Joe Eszterhas (Instinto b¨¢sico), incluido un t¨®tem gigante, porque consideraba que el primer borrador del guion no estaba a la altura de sus expectativas. Gibson redefini¨® el concepto de ¡°tensi¨®n en el ¨¢mbito laboral¡±. ¡°T¨² ganas dinero, yo no. Yo trabajo para pagar a una sucia zorra comepollas¡±, gritaba Gibson, en referencia a Oksana Grigorieva, ¡°?qu¨¦ co?o has estado haciendo? ?d¨®nde est¨¢ el guion? Yo lo escribo. ?Qui¨¦n tiene hambre? ?Id todos a comer!¡±. Todo el discurso estaba salpimentado con palabrotas e insultos constantes contra su exnovia. La pel¨ªcula fue cancelada tras la filtraci¨®n de este ataque de ira.
Y Ricky Gervais se mof¨® de ¨¦l en su cara
En 2016, Gibson asisti¨® a los Globos de Oro, donde el corrosivo humorista Ricky Gervais (el presentador de la gala) no dej¨® escapar la oportunidad de ridiculizarle: "Lo ¨²nico bueno que puedo decir de ¨¦l es que preferir¨ªa tomarme una copa con Mel antes que con Bill Cosby", en referencia a las docenas de acusaciones por violaci¨®n que han hundido, con car¨¢cter retroactivo, el legado de Cosby. Gervais quer¨ªa m¨¢s, y le susurr¨® al o¨ªdo a Gibson: "?Qu¨¦ co?o significa tetitas dulces?¡±. El actor esquiv¨® el ca?onazo como pudo: ¡°No lo s¨¦, preg¨²ntaselo al tipo que lo dijera¡±. La pol¨ªtica de Gibson est¨¢ clara: si no le han grabado, lo niega todo.
Insultos a una periodista israel¨ª
A principios de este 2016, Gibson se volvi¨® a meter en un l¨ªo y de nuevo con c¨¢maras de por medio cuando encaj¨® regular que la periodista Kristi Miller se acercase a hacerle unas preguntas. El actor la insult¨®, golpe¨® y escupi¨®, mientras la novia del actor (Rosalind Ross, de 24 a?os) intentaba disculparse en su nombre con la reportera. Un ataque de ira que nos lleva, una vez m¨¢s, a sentir genuina intriga por saber qu¨¦ le hab¨ªa preguntado la reportera. Pero a estas alturas, ya da absolutamente igual.
Y si hablamos de su arte, qu¨¦
Si hay un lugar donde encontrar segundas, terceras y cuartas oportunidades, ese es Hollywood. Pero, ?ha influido la censurable actitud de Gibson en su arte? Parece que s¨ª. Si Gibson mantuviese el atractivo comercial de los d¨ªas de Arma letal, Rescate o En qu¨¦ piensan las mujeres, recibir¨ªa un tratamiento casi entra?able de ¡°artista dif¨ªcil¡±. Cuando los Oscars le coronaron d¨¢ndole cinco premios por Braveheart en 1996 (dos de ellos para ¨¦l, como director y productor), Gibson ya arrastraba una retah¨ªla de insultos a discreci¨®n, y a Hollywood no le import¨® en absoluto.
Sin embargo, su prepotencia, su reincidencia, su incapacidad para disculparse y su baj¨®n creativo han acabado hiriendo de muerte el que en su d¨ªa fue uno de los mayores s¨ªmbolos del sue?o americano. Hoy, su legado se descompone, y el cad¨¢ver es devorado por su nueva imagen: la del tipo que cree que puede decir lo que le venga en gana, y no es consciente de lo equivocado que est¨¢.
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