El bombero y el pir¨®mano
Las divisiones de poder erosionan en Suiza cualquier proyecto planteado con gran ambici¨®n
Son adversarios pero a la vez forman un equipo compenetrado: aquellos que lanzan las consultas populares y aquellos que diluyen de tal forma la aplicaci¨®n de estas iniciativas que los votantes apenas llegan a sentir jam¨¢s las consecuencias de sus propios actos.
Los resultados de este trabajo de equipo parecen evidentes: cuando los bomberos siempre acuden de inmediato a sofocar el incendio que se ha provocado, el umbral de inhibici¨®n para lanzar un c¨®ctel incendiario a¨²n m¨¢s peligroso se rebaja. La letra con sangre entra, se afirma. ?Pero qu¨¦ pasa cuando en una democracia no se deja pasar ninguna ocasi¨®n de riesgo de causar da?os?
Ese es el dilema fundamental en el que tropieza hoy cualquier pol¨ªtico consciente de su responsabilidad. Si la pol¨ªtica pone en marcha con deliberada lentitud decisiones como el s¨ª en el refer¨¦ndum suizo para limitar la libertad de circulaci¨®n de personas ¡ªcon el objetivo de amortiguar efectos secundarios no deseados, como poner en peligro las relaciones del pa¨ªs con la UE¡ª se arriesga entonces a ataques a¨²n m¨¢s intensos y, a largo plazo, incluso al gran estallido.
La pol¨ªtica se ejerce hoy no solo en Suiza, sino en todo el mundo occidental, remitiendo a la fuerza de las cosas y a la carencia de alternativas. Los cr¨ªticos est¨¢n convencidos de que es precisamente ese entendimiento tecnocr¨¢tico de la pol¨ªtica lo que ha preparado el terreno a los populistas y ha causado la actual crisis de la democracia.
Sin embargo, la experiencia de muchos a?os de Suiza muestra que el juego entre la ¨¦lite y la base no transcurre conforme a un simple modelo de escalada. No hay un solo caso en el que diluir una iniciativa popular en su traducci¨®n a la pr¨¢ctica haya dado alas a posiciones a¨²n m¨¢s extremistas. Con su no en la consulta promovida por el Partido Popular Suizo (SVP) a comienzos de este a?o para implementar las medidas de deportaci¨®n acordadas en otro refer¨¦ndum previo, la poblaci¨®n se ha situado expl¨ªcitamente frente a las espirales de escalada.
Prolongados procesos y las divisiones de poder erosionan en Suiza cualquier proyecto planteado con gran ambici¨®n, incluso cuando procede del propio sistema pol¨ªtico. Esto se aplica actualmente al Proyecto de Reforma del Sistema de Pensiones 2020 o la Estrategia Energ¨¦tica 2050.
Pero a pesar de que esa diluci¨®n forma aqu¨ª parte del sistema, en Suiza la confianza en la democracia sigue en un nivel alt¨ªsimo, seg¨²n un estudio sobre valores de alcance mundial. Seg¨²n ese mismo estudio, precisamente en Estados Unidos ha ca¨ªdo de forma dram¨¢tica.
Esto es digno de atenci¨®n, porque en el pa¨ªs de las oportunidades ilimitadas las decisiones democr¨¢ticas tienen graves consecuencias. En las elecciones no solo se enfrentan personalidades contrapuestas, sino que estas adem¨¢s representan programas pol¨ªticos claramente diferenciables. Sin embargo, es evidente que disponer de alternativas claras no es ninguna garant¨ªa frente al populismo. En unos EE UU polarizados y no en la Europa de las grandes coaliciones y los estrechos m¨¢rgenes de actuaci¨®n es donde ha llegado ahora un pir¨®mano populista al centro del poder.
Est¨¢ claro que el juego aqu¨ª bosquejado entre el bombero y el pir¨®mano tiene sus limitaciones. Si quienes combaten el incendio se niegan a prestar sus servicios, puede que eso atemorice a quienes juegan con fuego pero a fin de cuentas socava la confianza en los bomberos. Incluso aunque en las siguientes elecciones se cambie la persona que los dirige, la falta de confianza perdura. No es tanto la implementaci¨®n de una supuesta voluntad popular como la calidad y la eficacia de las instituciones lo que finalmente echa en falta la poblaci¨®n en la pol¨ªtica. La proximidad al ciudadano y la democracia directa contribuyen a aumentar esa calidad, pero no sustituyen a la conciencia del deber del bombero.
La letra con sangre entra. Esto vale para los individuos como tales. En nuestra sociedad, tan asegurada frente a todos los riesgos, individualmente sin duda ser¨ªa beneficioso que se jugara algo m¨¢s con el fuego y se tuviera algo menos de benevolencia con los fracasos . Sin embargo, la buena pol¨ªtica reconoce el da?o antes de que se produzca. Un tratado traicionado con arrogancia, una modificaci¨®n del sistema mal planteada o una guerra que escapa a todo control pueden poner en marcha procesos de aprendizaje. Pero quienes sangran no son los pir¨®manos, sino la comunidad.
Michael Hermann es columnista del Tages-Anzeiger.Traducci¨®n de Jes¨²s Albores.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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