Encuentro
A mi acompa?ante le resum¨ª: Manuel Arroyo es un hombre que ha buscado la excelencia
Fue un encuentro casual, lo que no fue casual es que se produjera en una librer¨ªa, es decir, un comercio de venta de libros, no un peque?o-gran almac¨¦n de gu¨ªas de autoayuda para defenderse del ansia por los ganchitos y cosas as¨ª. Un entorno en que los dependientes saben de libros de Filosof¨ªa y de novela negra australiana, pero est¨¢n igual de explotados que los dependientes de una perfumer¨ªa.
No hay por qu¨¦ dilatar m¨¢s la identidad del personaje. Se trataba de Manuel Arroyo, editor de Turner, y antiguo due?o de la librer¨ªa del mismo nombre.
Yo no sab¨ªa muy bien c¨®mo present¨¢rselo a mi acompa?ante, y opt¨¦ por una salida relativamente facilona:
¡ªManuel Arroyo es uno de los mejores editores que hay en Espa?a.
?l, modestamente, se quit¨® la flor con un recurso nada amanerado:
¡ªExeditor. Ya me he retirado. Vivo en Berl¨ªn.
No s¨¦ si llegamos a cambiar m¨¢s frases. Probablemente no, y me di cuenta luego de que es posible que a lo largo de los a?os y de muchos encuentros igual de fugaces nunca hayamos cambiado m¨¢s intimidades que esas.
Pero es curioso pensar que alguien as¨ª ha sido muy importante en mi vida.
Manuel Arroyo ha sido uno de esos editores exquisitos que le daba a sus colecciones de libros un sentido muy especial, de modo que uno sab¨ªa qu¨¦ tipo de libro estaba comprando cuando lo mercaba en una librer¨ªa. Arroyo era de esos editores que buscaban, por ejemplo, que un libro de historia estuviera bien escrito, siguiendo la escuela de gente mayormente anglosajona, como Barbara Tuchman, que exigen a los historiadores que sean piadosos con los lectores. Eso se nota.
Arroyo fue amigo de Jos¨¦ Bergam¨ªn, lo que resulta evidente en su nada escondida pasi¨®n por el toreo. ?L¨¢stima de hombre, que tendr¨ªa que ser venerado en Catalu?a por lo bien que ha hecho las cosas y que le gusten los toros! Pero es aficionado a los toros como un ingl¨¦s, eso le salva de ser considerado lo que es, un madrile?o llamado Spencer.
Tengo que agradecerle tambi¨¦n que haya escrito un libro de memorias que titul¨® Pisando ceniza, que es un t¨ªtulo realmente expresivo, de explosi¨®n retardada y lectura muy aconsejable. Tuvo el buen gusto de edit¨¢rselo ¨¦l mismo.
Despu¨¦s del fugaz encuentro, me dio por pensar en que es m¨¢s f¨¢cil hablar de alguien que no se conoce mucho que de una persona de la que se tienen demasiados datos.
A mi acompa?ante le resum¨ª: Manuel Arroyo es un hombre que ha buscado la excelencia.
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