Anne Gravoin, el viol¨ªn solista de Manuel Valls
El pol¨ªtico socialista franc¨¦s ha convertido a su esposa en una de sus armas pol¨ªticas
Cuando Fran?ois Hollande anunci¨®, a principios de diciembre, que se retiraba de la contienda electoral para 2017, Manuel Valls se apresur¨® a relevarlo. Acudi¨® a su feudo en ?vry, la localidad de la empobrecida periferia parisina que gobern¨® durante a?os, para dar un paso al frente y declararse candidato. Y lo hizo con su mujer sujet¨¢ndole la mano. La violinista Anne Gravoin, con la que el ex primer ministro se cas¨® en 2010, decidi¨® subirse incluso al escenario para acompa?ar a su marido durante su discurso. Un gesto inhabitual en la pol¨ªtica francesa, habitualmente partidaria de separar lo p¨²blico y lo privado, que solo algunas estrellas medi¨¢ticas como Carla Bruni se suelen permitir.
A Valls se le ha considerado siempre un Nicolas Sarkozy de izquierdas. Y su matrimonio empieza a parecer un reflejo socialista del que configuran el expresidente y la cantante y exmodelo, tanto por su esforzado glamour como por su presencia en la prensa del coraz¨®n, que se ha vuelto habitual en los ¨²ltimos a?os. Igual que Sarkozy, Valls ha convertido a su pareja en un instrumento de comunicaci¨®n pol¨ªtica. Su esposa le permite moderar su imagen r¨ªgida y guerrera, que es su fuerza principal pero tambi¨¦n su tal¨®n de Aquiles. Ambos han protagonizado posados para Paris Match y programas televisivos donde han narrado su enamoramiento. Valls y Gravoin se conocieron en los ochenta y tuvieron un breve idilio. ?l se termin¨® casando con Nathalie Souli¨¦, una maestra a la que conoci¨® cuando ambos estudiaban en la Sorbonne, y madre de sus cuatro hijos. Tras su divorcio, Gravoin decidi¨® invitarle a uno de sus conciertos. ¡°Cuando la volv¨ª a ver fue un flechazo. Me enamor¨¦ de ella y, desde entonces, no nos hemos separado¡±, relat¨® Valls, de 54 a?os, en 2010.
A los 51 a?os, Gravoin es una solicitada violinista que act¨²a con estrellas de la m¨²sica francesa como Johnny Hallyday, ¨ªntimo de Sarkozy hasta que le dio la espalda den 2014. Tambi¨¦n acompa?¨® a Charles Aznavour, Fran?oise Hardy y Liza Minnelli. La esposa de Valls dirige la empresa R¨¦gie Orchestre, que contrata a m¨²sicos para giras, y fue directora art¨ªstica de la Alma Chamber Orchestra. Un cargo que la salpic¨® de pol¨¦mica: esa orquesta habr¨ªa sido financiada por el entorno del dictador congole?o Denis Sassou-Nguesso, seg¨²n el semanario L¡¯Obs.
No ha sido el ¨²nico esc¨¢ndalo de esta mujer de porte elegante y halo misterioso. Cuando Valls fue nombrado titular de Interior en 2012, se la acus¨® de haber intervenido para desalojar a los mendigos que malviv¨ªan en su calle, en un rinc¨®n bohemio pegado a la Bastilla. Poco despu¨¦s, sus declaraciones sobre la esposa del entonces primer ministro, Jean-Marc Ayrault, tambi¨¦n generaron estupor. ¡°Est¨¢ claro que una m¨²sica tiene algo m¨¢s de glamour que la se?ora Ayrault, profesora de Alem¨¢n en la periferia de Nantes¡±, dijo Gravoin. Despu¨¦s dijo que se hab¨ªan deformado sus palabras. Quienes la conocen aseguran, pese a todo, que su humor sarc¨¢stico no es apto para todos los est¨®magos.
Destacada entre las posibles primera dama
La proximidad de las primarias de la izquierda francesa, que se celebrar¨¢n el 22 y 29 de enero, ha aumentado la atenci¨®n a los candidatos, pero tambi¨¦n a las aspirantes a primera dama. Entre ellas est¨¢ la periodista Nathalie Bensahel, mujer de Vincent Peillon, exministro de Educaci¨®n y representante del ala socialdem¨®crata del partido. Tambi¨¦n Gabrielle Guallar, esposa de Beno?t Hamon, referente del flanco izquierdista del socialismo franc¨¦s, que ocupa un cargo directivo en el grupo del lujo LVMH. Sin olvidar a Aur¨¦lie Filipetti, extitular de Cultura y pareja de Arnaud Montebourg, el fogoso candidato que defiende la desglobalizaci¨®n y la soberan¨ªa ante Bruselas. Ninguna de ellas puede rivalizar con la atenci¨®n que recibe Gravoin, aunque el cargo tampoco parezca interesarle en exceso. Ella proclama su libertad: ¡°Cada uno tiene su vida, su coraz¨®n y su cerebro. Yo soy independiente. Nunca le he pedido ni un c¨¦ntimo¡±.
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