Nueve veces en las que la saga ¡®Star Wars¡¯ fracas¨® (aunque nos duela)
Por una vez, vamos a olvidarnos de las cosas de la saga que nos apasionan. Nos centramos en los tropiezos
Una pel¨ªcula de Star Wars es, por definici¨®n, mejor que cualquier otra pel¨ªcula que no sea de Star Wars. Dicho esto, las ocho entregas de la saga dan sus tumbos como el Halc¨®n Milenario: renquean por momentos, pero se lo perdonamos porque tenemos la certeza de que acabar¨¢n volando y llev¨¢ndonos a las estrellas. Resulta casi imposible analizar Star Wars sin dejarse llevar por las emociones, pero un acercamiento as¨¦ptico al universo que George Lucas construy¨® en su extraordinaria imaginaci¨®n (para luego convertirlo en su patio de recreo donde jugar con efectos digitales) denota varios tropiezos que merece la pena comentar. La saga, eso s¨ª, es como ese familiar que a veces mete la pata por pura inmadurez, pero al que queremos incondicionalmente. Y cuidadito con que otro se meta con ¨¦l, porque nos partimos la cara.
La princesa Leia no debe ser siempre un 'pim-pam-pum'
El ensa?amiento que la saga de Star Wars acomete contra la Princesa Leia escandalizar¨ªa hasta a Lars Von Trier. Adem¨¢s de ser (junto a la breve aparici¨®n de Mon Mothma) la ¨²nica mujer que existe en toda la galaxia en la trilog¨ªa original, la secuestran constantemente como a buena princesa en apuros, la obligan a ponerse un bikini claramente inc¨®modo, destruyen su planeta... Esas travesuras nos dieron algunos de los mejores momentos de la saga: Leia vacilando a Luke como una jefa, el cuerpazo de Carrie Fisher despertando sexualmente a toda una generaci¨®n de espectadores o el tierno gesto de la princesa al amagar un acercamiento al hombro de su padre cuando su planeta es aniquilado.
Existe un ensa?amiento con la Princesa Leia: la secuestran constantemente, la obligan a ponerse un bikini claramente inc¨®modo, destruyen su planeta...
Una sensibilidad, por cierto, cuyo m¨¦rito se debe a la actriz, porque la ¨²nica indicaci¨®n que Lucas le dio fue "est¨¢s muy triste porque tu planeta ha explotado ?acci¨®n!". Reencontrarnos con Leia en El despertar de la fuerza (2015) pod¨ªa haber hecho justicia con sus desgracias, darle un poco de tregua tras tanto sufrimiento. Pero no. El s¨¢dico de JJ Abrams la empuj¨® a otra espiral de infelicidad: convertida en general, Leia vive amargada por un marido que nunca estaba en casa y un hijo que quiere exterminar a millones de ciudadanos. Esperemos que el Episodio 8 deje respirar a la pobre mujer.
La torpeza de Obi-Wan Kenobi
La venganza de los Sith (George Lucas, 2005) se convierte por momentos en Humor amarillo durante una misi¨®n de reconocimiento de Obi-Wan a lomos de un Boga en Utapau. El enredo est¨¢ garantizado cuando al Jedi se le cae el sable l¨¢ser en varias ocasiones. Esta ineptitud contradice los preceptos de la Fuerza, seg¨²n los cuales un Jedi lucha conectado a su sable sin necesidad de agarrarlo.
Anakin Skywalker es un llorica
De peque?o, el ¨²nico defecto de Anakin Skywalker era ser el chaval m¨¢s repelente de la galaxia. Cuando creci¨®, se volvi¨® de todo: eg¨®latra, impertinente, ambicioso, maleducado, narcisista y con serios problemas de d¨¦ficit de atenci¨®n. Un youtuber en potencia que ni siquiera disimula que se est¨¢ volviendo malo. Contar los or¨ªgenes de un villano siempre resulta peligroso, tal y como han demostrado otras exploraciones en la psicolog¨ªa de desalmados generacionales como Hannibal Lecter.
El problema es que George Lucas llevaba d¨¦cadas sin salir de su rancho, y no ten¨ªa ni idea de c¨®mo funcionan o se relacionan los seres humanos. Darth Vader molaba porque su imponente presencia no se doblegaba ante nada, parec¨ªa incapaz de sentir miedo, dudas o debilidad. El Anakin adolescente es un llorica, y su atracci¨®n por el lado oscuro resulta absurda. Su maestro, su chica y su felicidad est¨¢n en el lado luminoso. ?Qu¨¦ demonios le empuja a hacerse malo? Al acabar la segunda trilog¨ªa (7 horas que parecen 7 d¨ªas), uno se queda con la impresi¨®n de que la terror¨ªfica dictadura del imperio se habr¨ªa evitado si Obi-Wan le hubiera dado una bofetada a tiempo a ese ni?ato.
Jar Jar Binks es tonto: en ese estamos todos de acuerdo ?no?
En la paliza universal por parte de cr¨ªtica y p¨²blico que se llev¨® La amenaza fantasma (George Lucas, 1999), Jar Jar se convirti¨® en el saco de boxeo oficial para la reci¨¦n nacida Internet. Su actitud irritante y su estupidez, que sin embargo no le imped¨ªa labrarse una carrera pol¨ªtica fulgurante como si estuviera en Espa?a, no eran tan desagradables como la cantidad de minutos que ocupaba en la pel¨ªcula haciendo nada. Nada excepto ser idiota.
El odio visceral que despert¨®?Jar Jar entre los fans hizo que Lucas optase por eliminarle casi fulminantemente de la saga
Una teor¨ªa, construida con argumentos bastante sostenibles, defiende que Binks era en realidad el Lord Sith m¨¢s poderoso, pero que se estaba haciendo el tonto. El odio visceral que despert¨® entre los fans hizo que Lucas optase por eliminarle casi fulminantemente de la saga. Quiz¨¢ nos perdimos a un gran villano, pero no nos habr¨ªa compensado si eso implicaba tener que seguir aguantando su discurso tarado.
Por qu¨¦ nos tuviste que aclarar lo de La Fuerza, George Lucas, con lo felices que ¨¦ramos sin saberlo
Si algo ha demostrado el ser humano a lo largo de los ¨²ltimos 10.000 a?os es que no le cuesta creer en dioses, milagros y santer¨ªa surtida. Millones de espectadores crecimos asombrados con la templanza de los Jedis, cuyo poder nac¨ªa del t¨ªpico recurso que utilizan los guionistas cuando no les apetece explicar algo: la magia. En la nueva trilog¨ªa, George Lucas se propuso dar una aclaraci¨®n que nadie le hab¨ªa pedido. La Fuerza, un concepto m¨ªstico que todo el mundo hab¨ªa entendido sin darle m¨¢s vueltas, se convirti¨® en una reacci¨®n biol¨®gica fruto de una desorbitada cantidad de midiclorianos en la sangre de ciertas criaturas. Pero, un momento. ?Qu¨¦ son los midiclorianos? Seg¨²n George Lucas, son criaturas microsc¨®picas que se encuentran dentro de todos los seres vivos en simbiosis, y gracias a las cuales se pueden entender los designios de La Fuerza.
Durante la escena de La amenaza fantasma (George Lucas, 1999) en la que Qui-Gon Jinn explica este fen¨®meno, se puede observar el momento exacto en el que Liam Neeson se arrepiente de haber aceptado el papel. Al menos no intentaron explicarnos tambi¨¦n la concepci¨®n de Anakin, y optaron por un giro de guion que nuestra civilizaci¨®n ha demostrado aceptar con pasmosa facilidad: un d¨ªa se despert¨® y resulta que estaba embarazada.
El imperdonable error de memoria de George Lucas
En El retorno del Jedi (Richard Marquand, 1983), la princesa cuenta los escasos recuerdos que conserva de su madre, Padme. B¨¢sicamente, que era muy guapa, que se peinaba mucho y que siempre estaba triste. La nueva trilog¨ªa confirma que todo eso es cierto. Pelazo tras pelazo, Natalie Portman sale preciosa y siempre con cara de "tengo la sensaci¨®n de que se me ha olvidado algo en casa". El nacimiento de los gemelos Luke y Leia, mediante una tecnolog¨ªa indolora inexplicable, deja bien claro que Leia comparti¨® apenas unos segundos con su madre antes de que Padme muriese. As¨ª que es imposible que recordase nada de ella. ?Estamos sac¨¢ndole mucha punta al tema Leia? S¨ª, pero este detalle deja claro la falta de inter¨¦s o rigor con la que George Lucas afrent¨® su nueva trilog¨ªa. O eso o llevaba 20 a?os sin ver El retorno del Jedi. Y ambas opciones son imperdonables.
No cuela: el Episodio 7 es igual que el Episodio 4
La obsesi¨®n de Disney (propietaria de la marca Star Wars) por renegar de la existencia de la segunda trilog¨ªa acab¨® convirtiendo a El despertar de la fuerza (Episodio 7, J.J. Abrams, 2015) en una pornograf¨ªa nost¨¢lgica que recreaba La guerra de las galaxias (Episodio 4, George Lucas, 1977) casi plano por plano. Distinto culebr¨®n familiar, mismo conflicto. El clan de los Skywalker se confirma como el m¨¢s disfuncional de la galaxia en una ingenua aventura que recupera cacharros no-digitales, huye de las conspiraciones pol¨ªticas y ni menciona la palabra "midicloriano".
Por supuesto, el ¨®rdago funcion¨®. Se trata de una apuesta sobre seguro, un entretenimiento tan eficaz como acostarte con tu expareja: sabes exactamente d¨®nde tocar. Es probable, no obstante, que El despertar de la fuerza sea un gancho para devolver la maltratada fe a los fans, y a partir de ahora la saga se adentre en rincones remotos m¨¢s psicol¨®gicos, sociales o emocionales. O quiz¨¢ solo sigan d¨¢ndonos naves disparando cosas, en cuyo caso tampoco nos quejar¨ªamos.
Los Ewoks dan verg¨¹enza ajena
Con cebolla o sin cebolla. Chenoa o Bisbal. A favor o en contra de los Ewoks. En la serie C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre, los protagonistas conjeturaban que la mejor forma de adivinar la verdadera edad de alguien era pregunt¨¢ndole si le gustan los Ewoks. Si los descubriste de peque?o, te parecer¨¢n para siempre adorables. Si por el contrario viste El retorno del Jedi de adulto (y por lo tanto crees que los Ewoks parpadean digitalmente) probablemente solo te provoquen verg¨¹enza ajena. Su entra?able existencia en el bosque contrasta con su letal efectividad a la hora de matar, pero la pel¨ªcula se recrea tanto en sus ca¨ªdas, tropezones y golpes contra ¨¢rboles (en vez de prestar atenci¨®n al apote¨®sico cl¨ªmax de la trilog¨ªa) que acaban resultando tan frustrantes como intentar que un gato te haga caso.
Y seamos sinceros: 'Rogue One' es totalmente innecesaria
La ¨²ltima entrega de la saga Star Wars, Rogue One, la ¨²nica que no pertenece a los episodios centrales, est¨¢ concebida como una pel¨ªcula menor. Una aventura que podr¨ªan no contarnos. Al margen de su infantilidad, su torpeza narrativa y sus pasajes tediosos, la segunda trilog¨ªa al menos exultaba ganas de contar una historia. Se esforzaba en tener una raz¨®n de ser. Rogue One describe el robo de los planos de la Estrella de la Muerte, una misi¨®n que evidentemente sabemos c¨®mo va a acabar.
La pel¨ªcula intenta suplir su endeble premisa con una atm¨®sfera adulta, ignorando que lo que nos enganch¨® de la trilog¨ªa original fue lo despreocupada que era y lo poco en serio que se toma a s¨ª misma. Rogue One reviste con un maquillaje de autoimportancia que acaba cayendo en lugares comunes demasiado literales: para parecer oscura, utiliza una iluminaci¨®n y unos decorados... oscuros; para compensar el vasto reparto ario de las dos primeras trilog¨ªas, incluye personajes de diversas razas, pero no les da personalidad.
Da la impresi¨®n de que eligieron primero la raza de cada personaje, y luego intentaron colocarlos en la trama. Quiz¨¢ por eso, tras rodarla tuvieron que reescribir el guion de arriba abajo y volver a rodar escenas durante dos meses. Rogue One deja una sensaci¨®n amarga, la peor que puede transmitir una pel¨ªcula: que podr¨ªa perfectamente no haber existido.
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