Agujeros negros en la seguridad de Internet
Los usuarios deben ser conscientes de que a menudo su propia imprudencia los pone al descubierto
Hace cuatro meses Yahoo admiti¨® que un intruso (quiz¨¢ avalado por un Estado, circunstancia inquietante) hab¨ªa asaltado en 2014 su sistema y robado los datos inform¨¢ticos de 500 millones de cuentas. La semana pasada, la compa?¨ªa tecnol¨®gica dio cuenta de otro grave ciberataque registrado un a?o antes con un saldo a¨²n m¨¢s estremecedor: fueron sustra¨ªdos nombres, direcciones de correo, n¨²meros de tel¨¦fonos y contrase?as de mil millones de usuarios. Al desvelar uno de los mayores casos de pirater¨ªa inform¨¢tica, la empresa fundada por Jerry Yang y Dave Filo intentaba tambi¨¦n lanzar un mensaje de tranquilidad: los datos de las tarjetas de cr¨¦dito y los c¨®digos de las cuentas bancarias hab¨ªan quedado a salvo.
Los agujeros de seguridad en Internet est¨¢n adquiriendo dimensiones preocupantes. La principal responsabilidad en la fuga de informaci¨®n es de las firmas de Internet, pero los usuarios deben ser conscientes de que a menudo su propia imprudencia los pone al descubierto. Los peligros acechan por todas partes, incluso en aparatos electr¨®nicos aparentemente inocuos. Juguetes conectados, tecnolog¨ªa vestible (pulseras que monitorizan la actividad f¨ªsica, sensores que controlan la presi¨®n arterial, relojes que miden las calor¨ªas ingeridas) o c¨¢maras incorporadas a dispositivos comunes son, como apunta la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos, una fabulosa ventana indiscreta.
Todos los artilugios con conexi¨®n a Internet van dejando un reguero de datos personales muy valiosos. Son un fiel chivato: transmiten la ubicaci¨®n del usuario minuto a minuto, las tiendas que frecuenta, qu¨¦ compra, d¨®nde viaja, sus aficiones, lo que le provoca tirria... Para evitar sustos, la agencia espa?ola recomienda cosas tan simples como desactivar la geolocalizaci¨®n cuando no sea necesario, desconectar la c¨¢mara o taparla con una cinta adhesiva para evitar que un hacker pueda espiarle si toma el control del dispositivo, vigilar si las aplicaciones que se instalan son seguras y extremar la precauci¨®n con esos modernos juguetes online que pueden captar y almacenar no se sabe d¨®nde la voz y las im¨¢genes de los ni?os mientras juegan.
La ignorancia, la desidia o un exceso de confianza facilitan el trabajo a los intrusos. Un buen uso de las contrase?as, por ejemplo, puede evitar disgustos. Utilizar c¨®digos previsibles como la fecha de nacimiento o una correlaci¨®n de n¨²meros del estilo 12345 es casi una tarjeta de invitaci¨®n a los ciberdelincuentes. Las contrase?as deben ser robustas, diferentes para cada servicio y, a ser posible, almacenarlas cifradas en el dispositivo. Tenerlas en el correo electr¨®nico no es buena idea. Extremar la precauci¨®n al subir mensajes o v¨ªdeos a una red social es una manera eficaz de evitar que la informaci¨®n pueda caer en manos poco amigas.
Mientras tanto, los organismos que velan por la privacidad deben reclamar a Yahoo respuestas sobre la masiva filtraci¨®n y explicaciones sobre qu¨¦ ha pasado durante los ¨²ltimos tres a?os con ese alud de credenciales privadas que escaparon a su control.
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