De como Rose, de Titanic, se burla de la pel¨ªcula

La verg¨¹enza que me han hecho pasar. Soy Rose. En 1912 me embarqu¨¦ en el Supongo que interesaba decir a la poblaci¨®n senil que estar¨ªan hechos unos toros para cuando llegaran a los cien.y sobreviv¨ª al desastre. Todo fue bien hasta que hicieron la pel¨ªcula sobre m¨ª. Ya palm¨¦, hace mucho (de ah¨ª que os hable desde el Purgatorio). Y a una edad normal. Al principio del filme salgo encarnada en una se?ora (mayor pero entera) que se supone que tiene, atenci¨®n, ciento un a?os. Y la pava haciendo arcillitas. Sin gafas y sin nada. Con una fuerza y una coordinaci¨®n para darle al torno con el pie que no tiene nadie ni a los sesenta. As¨ª que mucho menos para agarrar un helic¨®ptero y plantarse en la cubierta de un buque en alta mar, como luego ocurre. La menda de m¨¢s de un siglo va con todo el pelo y diciendo con voz firme sus l¨ªneas de di¨¢logo sin asomo de deterioro. Supongo que interesaba decir a la poblaci¨®n senil que estar¨ªan hechos unos toros para cuando llegaran a los cien.

Yo ten¨ªa diecisiete a?os cuando embarqu¨¦. Mira a la que pusieron para hacer de m¨ª de p¨²ber. Diecisiete a?os. S¨ª hombre, en cada pata. Tan madura a los diecisiete y hecha una milf a los ciento uno. La pel¨ªcula sugiere que me expuse a una radiaci¨®n nuclear en alguna prueba militar en el desierto, que me afect¨® a la bio-oxidaci¨®n y que me la cambi¨® de sitio.

Luego sale mi pretendiente impuesto por las sordas convenciones sociales. En la vida real era un fel¨®n, eso no lo discut¨ªa ni su perro. Vale. Pero la cara de malo que le pusieron es que mosquea. Le falta un bigotazo y una flecha que diga "este es el malo. Que te d¨¦ asco este menda porque si no no vas a entender la pel¨ªcula".

Aparece entonces en mi vida el guapo amante, y maj¨ªsimo. Es una cosa de que se vea bien c¨®mo se me disputan dos contrarios y que se note que lo son a machamartillo. Ya los dos con los afectos confesos, nos encasquetaron a ¨¦l y a m¨ª una escenuela haciendo el gamba en la proa del barco, al alim¨®n, con un coloquio amoroso bastante barato. No le di demasiada importancia en su momento. Pero he ido viendo c¨®mo durante d¨¦cadas cada ga?¨¢n universal acaba siempre por tener la ocurrencia de montarse la parodia-homenaje para animar la reuni¨®n de empresa, la despedida de soltero, el paseo en barca, la cena de Nochevieja o el bautizo del sobrino. A m¨ª me duele estar implicada en este aquelarre del pardillaje mochufero, por mucho que sea lateral e involuntariamente.

Luego la cosa va a peores. Despu¨¦s del flashback que compone la parte central de la pel¨ªcula, salgo otra vez durante los d¨ªas del hallazgo del barco hundido (y de nuevo de madurita de centuria cumplida). Ha habido una aventurilla con un diamante de medio kilo que, se descubre ahora, he retenido yo en mi casa durante d¨¦cadas (8,4 d¨¦cadas). Pues bien: me sacan ech¨¢ndole el joyoncio a los peces. Una macarrada inveros¨ªmil. Lo suyo ser¨ªa que tirara un papelito con un verso, o un jir¨®n de la camisa del guapo, que conservaba desde la noche en que inmersion¨® involuntariamente. Algo as¨ª. O la cadena misma, poni¨¦ndonos muy generosos. Pero desprenderse de un pedrusco de ese volumen solo para hacer la gracia, eso a ver qui¨¦n se lo cree. Menudo timazo.

¡ªVenga, Rose. No te desasosiegues. Ya pas¨®.

¡ªY un rabo, ya pas¨®. Ma?ana ponen Titanic en una tele australiana, en una islandesa, en una cadena de Chile y en la sala de una caja de ahorros de Segovia, Espa?a. Hala, otra vez a hacer el mamolas y a quedar en rid¨ªculo en cuatro continentes. Y eso solo ma?ana.

¡ªY a ti qu¨¦ m¨¢s te da, si ya no cotizas en la Tierra.

¡ªMe da mucho. Me han dicho Arriba que mientras no tomen una decisi¨®n sobre qu¨¦ hacer conmigo por mi implicaci¨®n en la pel¨ªcula, que no me sacan del Purgatorio ni con el helic¨®ptero ese en el que llevaron a la vieja de ciento un a?os a ver el barco.