Negociar de verdad

El Pacto Nacional por el Derecho a Decidir se ha convertido en el Pacto Nacional por el Refer¨¦ndum, en principio, por la v¨ªa del acuerdo. Catalu?a parece volver as¨ª a una fase relativamente m¨¢s serena y dialogante de su borbolleante proceso soberanista. Si hay que pactar, habr¨¢ que sentarse a hablar, y encontrarse es lo contrario de plantarse. Sobre todo si se entiende que un di¨¢logo a fondo excluye barreras tem¨¢ticas.

Ahora bien, lo que en principio parece una buena noticia porque aparenta excluir la secesi¨®n expr¨¦s exhibe al mismo tiempo fuertes interrogantes. El principal es que constituya solo el en¨¦simo giro en la estrategia del Gobierno independentista de la Generalitat. Que se inserte en una mareante secuencia de continuos zigzagueos del llamado proc¨¦s, contradictorios entre s¨ª.

Se trata al menos del sexto giro t¨¢ctico. Primero fue la petici¨®n de un refer¨¦ndum pactado, que al ser planteado en t¨¦rminos que no encajaban en la Constituci¨®n fue rechazado por el Congreso en abril de 2014. Luego, la consulta unilateral y minoritaria del 9-N de ese a?o. Que dio paso, tras las elecciones falsamente plebiscitarias del 27-S de 2015 ¡ªen las que el plebiscito acarre¨® la derrota de la secesi¨®n, pero dio mayor¨ªa parlamentaria a sus partidarios¡ª, a la nueva hoja de ruta definitiva, la fase de la independencia expr¨¦s, porque ¡°la pantalla del refer¨¦ndum hab¨ªa pasado¡±.

Ca¨ªdo Artur Mas en tantas curvas, y como bautista de la antisistema CUP, su heredero Carles Puigdemont ha encabezado tres nuevas y vertiginosas hojas de ruta: el refer¨¦ndum ¡°con garant¨ªas¡±; el refer¨¦ndum ¡°s¨ª o s¨ª¡± (ya pactado, ya ¡°unilateral¡±, pero siempre ¡°vinculante¡±); y ahora se vuelve a la casilla de salida del ¡°refer¨¦ndum de manera acordada con el Estado espa?ol¡±, en formulaci¨®n literal del president.

Es una clara rectificaci¨®n de la orientaci¨®n radical del proceso, emprendida para tomar ox¨ªgeno tras tanta fatiga social y sobre todo para incorporar a los comunes de Ada Colau (En Com¨²/Iniciativa/Podemos), partidarios de un refer¨¦ndum aunque no de la secesi¨®n. Pero no est¨¢ claro que el cambio sea definitivo, ni siquiera sostenible durante los tres a?os que restan de legislatura: ser¨ªa lo deseable para la higiene mental general y para explorar pacientemente una soluci¨®n al enredo actual.

Es de temer, por el contrario, que estemos ante un nuevo tacticismo. Pues, como confes¨® abiertamente la CUP sobre el apoyo de los comunes, ¡°esperamos que cuando no se concrete [el refer¨¦ndum pactado], nos apoyen [en el ilegal]¡±.

El nuevo episodio simboliza hasta qu¨¦ punto el secesionismo duro es incapaz de prosperar por s¨ª solo, y por eso busca alianzas que engrosen su actual minor¨ªa social. Puede usar el nuevo apoyo obtenido (aunque condicionado a pactar y cumplir la ley) para enrocarse o para reforzar su posici¨®n negociadora ante el Gobierno.

Este, por su parte, tampoco est¨¢ logrando de momento acelerar y acreditar seriamente su iniciada ¡°operaci¨®n di¨¢logo¡± con alg¨²n resultado solemne y tangible.

Pero el empate infinito podr¨ªa provocar un momento de madurez susceptible de abrir un di¨¢logo profundo (sin apariencias de operaci¨®n artificiosa ni condiciones previas de referendos) que abocase a acuerdos parciales y a negociaciones responsables.