Lo p¨²blico y lo privado
Necesitamos mecanismos para evitar que experiencias como los onerosos rescates enturbien iniciativas de colaboraci¨®n ¨²tiles
Quiz¨¢s les sorprenda saber que Espa?a es en n¨²mero y volumen econ¨®mico, el pa¨ªs europeo con m¨¢s proyectos de colaboraci¨®n p¨²blico-privada tras Reino Unido. Sin embargo, la Administraci¨®n sigue sin disponer de capacidad para asegurar que con estos instrumentos de gesti¨®n, los intereses ciudadanos est¨¢n garantizados. Cabr¨ªa recordar a los Reyes Magos que necesitamos urgentemente mecanismos para evitar que experiencias como el oneroso rescate de radiales y hospitales enturbien iniciativas de colaboraci¨®n ¨²tiles.
En Espa?a y Europa, izquierda y derecha apuestan por la colaboraci¨®n p¨²blico-privada. La izquierda para hacer pol¨ªticamente sostenible el sistema de bienestar ofreciendo a la clase media la posibilidad de optar entre alternativas de provisi¨®n en educaci¨®n o sanidad, o para poder desplazar el coste de grandes inversiones en infraestructuras al futuro como estas f¨®rmulas permiten. La derecha lo ha utilizado como mecanismo para limitar el alcance de lo p¨²blico y estimular la iniciativa privada que por alguna raz¨®n supone menos proclive a la corrupci¨®n o m¨¢s eficaz.
Espa?a se diferencia de Europa en que, como elocuentemente reconocen varios informes de expertos y el propio Gobierno, se ha trabajado poco en analizar la sostenibilidad y eficiencia de estas f¨®rmulas y nada en averiguar si producen mejores resultados en salud o vertebraci¨®n territorial de lo que lo hacen otras alternativas. Adem¨¢s de a nuestra inveterada y renovada aversi¨®n a la evaluaci¨®n de pol¨ªticas, estas carencias se deben a varias razones: la fe ciega en que el mercado puede hacerlo mejor que el sector p¨²blico, el temor de los Gobiernos a admitir que recurren m¨¢s a estas f¨®rmulas de lo que la opini¨®n p¨²blica quisiera (un 80% de los ciudadanos, por ejemplo, se oponen a introducirlas en las pol¨ªticas de bienestar) o a que la oposici¨®n, a veces muy agresiva contra estas iniciativas, pueda obtener r¨¦dito pol¨ªtico si se produce una evaluaci¨®n negativa.
Lo cierto es que la evaluaci¨®n interesa a todos porque si vuelven a producirse casos como el de las autov¨ªas, en que el dinero de los contribuyentes se utiliza en el rescate de empresas en vez de en el rescate ciudadano, inevitablemente todas estas experiencias de gesti¨®n caer¨¢n bajo la sospecha.
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