?nd¨ªgenas urbanos reivindican su territorio
En Lima, los shipibo batallan para acceder a servicios b¨¢sicos como agua, saneamiento y luz en su barrio
Fueron 300 familias las que perdieron sus casas y talleres de artesan¨ªa en el incendio que el pasado cuatro de noviembre redujo a cenizas gran parte de Cantagallo, la primera comunidad ind¨ªgena urbana en Lima, formada por shipibos, una etnia de la Amazonia. Instalados precariamente en chabolas a pocas cuadras del centro de Lima, donde est¨¢n la Presidencia y la Municipalidad, han padecido la falta de agua, saneamiento y electricidad desde antes de la tragedia, y despu¨¦s... a¨²n m¨¢s.
La respuesta ciudadana tras el incendio continu¨® hasta Navidad con donaciones de alimentos y juguetes. Tambi¨¦n artistas de otras zonas de la ciudad se han solidarizado con los afectados organizando actividades solidarias. Este apoyo social supuso un aldabonazo para que las autoridades dieran una respuesta sobre las viviendas en Cantagallo, ya que desde 2015 la Municipalidad de Lima ni concretaba el traslado de la poblaci¨®n a un mejor lugar ni facilitaba los tr¨¢mites para expedir t¨ªtulos de propiedad.
El 16 de diciembre, el presidente Pedro Pablo Kuczynski visit¨® la comunidad y anunci¨® que los habitantes podr¨¢n quedarse en el espacio que ocupan, aunque con algunas mejoras en el terreno. "Se quedan aqu¨ª, pero tenemos que poner agua, luz, desag¨¹e, seguridad y t¨ªtulos de propiedad bien documentados", dijo el jefe de Estado.
El antrop¨®logo Oscar Espinosa destaca que las comunidades nativas en espacios rurales de la selva est¨¢n reconocidas por el Estado peruano, pero las que viven en las ciudades, no. Es dif¨ªcil saber cu¨¢ntos ind¨ªgenas amaz¨®nicos viven en Lima o en otras ciudades porque el Estado ¡°no ha mostrado inter¨¦s en obtener esa informaci¨®n en los censos¡±, advierte el experto. Sin embargo, el ministerio de Cultura anunci¨® a finales de noviembre que el censo de 2017 recoger¨¢ tales datos. "Incluir¨¢ una pregunta de autoidentificaci¨®n ¨¦tnica, tambi¨¦n para las ciudades¡±, especifica al respecto el viceministro de Interculturalidad, Alfredo Luna.
El asentamiento
La comunidad de Cantagallo surgi¨® con 15 familias en el a?o 2.000. Hoy, diecis¨¦is a?os despu¨¦s, los residentes ocupan m¨¢s de 22.000 metros cuadrados al lado del r¨ªo R¨ªmac y de una v¨ªa de tr¨¢nsito de veh¨ªculos pesados.
Cincuenta de las familias que viv¨ªan en la parte m¨¢s alta del asentamiento fueron desplazadas entre 2013 y 2014 debido a la construcci¨®n de una autopista cuya obra qued¨® trunca, pues el actual alcalde de Lima, Luis Casta?eda, la interrumpi¨®; la escuela biling¨¹e shipibo-espa?ol tambi¨¦n fue reubicada por el mismo motivo, en la zona baja de la comunidad.
Los residentes de Cantagallo se organizaron en tres asociaciones diferentes y, tras diez a?os en el lugar, fueron reconocidos por la Municipalidad del distrito del R¨ªmac como propietarios del terreno e hicieron las numerosas gestiones requeridas para quedarse en el lugar. En 2014, la anterior administraci¨®n de la Municipalidad de Lima compr¨® un terreno en otro distrito para un proyecto inmobiliario destinado a los shipibos ¡ªdebido a la construcci¨®n de una autopista que los desplazar¨ªa¡ª, pero el equipo entrante desech¨® el plan y, en 2015, us¨® el dinero con otro fin: un intercambio vial.
Una soluci¨®n definitiva
Gran cantidad de familias de Cantagallo ten¨ªan su lugar de trabajo en la misma comunidad, como artesanos, artistas pl¨¢sticos, cocineros... Pero en el incendio perdieron sus talleres y materiales de trabajo. D¨ªas despu¨¦s del fuego, soldados del Ej¨¦rcito limpiaron los escombros y los vecinos buscaron el apoyo de sus parientes y pidieron ayuda a los estudiantes de arquitectura de Lima para levantar nuevas casas prefabricadas o estructuras de madera. Con todo, algunos tuvieron que permanecer en carpas del Instituto de Defensa Civil.
Cantagallo solicit¨® a la empresa (privada) de electricidad el suministro de energ¨ªa, pero el pedido fue denegado dos veces
Antes del incendio, con apoyo de la Defensor¨ªa del Pueblo, Cantagallo solicit¨® a la empresa (privada) de electricidad el suministro de energ¨ªa, pero el pedido fue denegado dos veces. Lo mismo ocurri¨® en febrero con la empresa estatal de agua, Sedapal, a la cual la comunidad pidi¨® conectar el pozo s¨¦ptico de la escuela con la red matriz p¨²blica de desag¨¹e de Lima. El pozo colaps¨® en noviembre de 2015, y tras el incendio volvi¨® a ocurrir. Sedapal alega que Cantagallo no tiene los documentos legales necesarios sobre el terreno que ocupa, y que por ello no puede realizar obras para llevar agua potable o alcantarillado.
¡°Est¨¢ siendo un proceso largo desde que nos reconocieron como propietarios. Sabemos que tenemos derechos, y hemos realizado tr¨¢mites administrativos durante a?os¡±, se quejaba Karina Pacaya, dirigente de una de las tres asociaciones de la comunidad, en una conferencia de prensa en noviembre. ¡°Sabemos que el terreno es de la Superintendencia de Bienes Nacionales, y estamos abiertos a la negociaci¨®n, pero para llegar a una soluci¨®n definitiva¡±, a?adi¨® Pacaya.
Dado que en dos a?os la Municipalidad de Lima no ha concretado una soluci¨®n habitacional para Cantagallo, el Ministerio de Vivienda ha creado un grupo de trabajo para encontrar una salida. Ya ha recibido el padr¨®n de las personas que deben ser reubicadas y encarg¨® a un experto el estudio de los suelos en los terrenos posibles de destino.
Ser shipibo en la ciudad
La Municipalidad del R¨ªmac, a la que pertenece Cantagallo, asumi¨® la coordinaci¨®n de las tareas postemergencia, pese a ser una entidad con recursos escasos. El organismo local alertaba en un comunicado el pasado noviembre que, despu¨¦s de haberse retirado las carpas instaladas por los ministerios de Salud, Educaci¨®n y de la Mujer ¡°persiste la precariedad, el hacinamiento, la falta de agua, desag¨¹e, luz y proyectos de vivienda; factores que constituyen un riesgo de que se repita una situaci¨®n de desastre como la del 4 de noviembre¡±.
En esa misma nota se urg¨ªa al grupo de trabajo que lidera el Ministerio de Vivienda a resolver el problema de carencia de agua potable, saneamiento y luz. En este sentido, la Municipalidad del R¨ªmac advert¨ªa del peligro para la salud que supone la falta de acceso a estos servicios, en una comunidad en la que adem¨¢s abundan las enfermedades respiratorias, debido al polvo.
Mientras Cantagallo sigue bregando contra el polvo, el calor y la falta de servicios, las familias arreglan sus casas, las mujeres vuelven a producir bisuter¨ªa y bordados
El artista pl¨¢stico Pablo Taricuarima, miembro de otra etnia amaz¨®nica y residente en Lima, fue uno de los organizadores de la muestra Salidos de la candela, una de las iniciativas en solidaridad con los shipibos. ¡°Todos los participantes de Cantagallo hab¨ªan perdido obras que se iban a exhibir en esta exposici¨®n que est¨¢bamos organizando desde hac¨ªa meses. Decidimos reconvertirlo en una expoventa para que puedan comprar materiales, y volver a construir un taller como el que ten¨ªan, donde pod¨ªan pintar y exhibir¡±, explica Taricuarima. ¡°A trav¨¦s de sus obras representan la migraci¨®n (a Lima) como algo muy importante, porque est¨¢n extendiendo su cultura¡±, a?ade.
El antrop¨®logo Espinosa subraya que los shipibos hablan su lengua y usan su vestimenta en la ciudad, a diferencia de otros migrantes que ¡°buscan pasar desapercibidos, borrando cualquier signo de su etnia". Ronald Su¨¢rez, un documentalista y artista nacido en Ucayali, con parientes que residen en Cantagallo, film¨® el cortometraje Shipibo soy en 2013. En el documental, los participantes sostienen que llegan a Lima para poder superarse como cualquier peruano: uno no deja de ser shipibo si se asimila a la vida occidental. "Lo importante es llevar la identidad en el coraz¨®n¡±, dicen.
Mientras Cantagallo sigue bregando contra el polvo, el calor y la falta de servicios, las familias arreglan sus casas, las mujeres vuelven a producir bisuter¨ªa y bordados con el tradicional dise?o de sus ancestros ¡ªllamado ken¨¦¡ª. Por iniciativa de la Municipalidad de San Isidro y otro colectivo de arte, tres de ellas pintaron entre noviembre y diciembre un mural en dicho distrito, el m¨¢s rico de Lima, que las acogi¨® en una exposici¨®n para la venta en diciembre.
Los pueblos ind¨ªgenas tienen dificultades para defender sus territorios en sus lugares de origen, pero tambi¨¦n en la ciudad.
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