Estados Oxidados
La mayor¨ªa de estados latinoamericanos vienen demostrando en su desarrollo institucional una extendida incapacidad de responder a nuevos retos que arremeten aluvionalmente
La democratizaci¨®n latinoamericana arroja un resultado esencialmente positivo. Si bien en la realidad, al final de la historia, tienden a prevalecer los claroscuros, hay un obvio balance positivo de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas: origen electoral de las autoridades, libertad de expresi¨®n y democratizaci¨®n en el acceso a la informaci¨®n p¨²blica, para mencionar s¨®lo tres temas importantes. Entre los ¡°pendientes¡±, ciertamente, est¨¢ la ¡°democracia social¡±, minada por la persistencia de la pobreza o la desigual distribuci¨®n del ingreso.
No se trata, sin embargo, s¨®lo de esto. Si bien la ¡°democratizaci¨®n¡± es un hecho, la mayor¨ªa de estados latinoamericanos vienen demostrando en su desarrollo institucional una extendida incapacidad de responder a nuevos retos que arremeten aluvionalmente. Ya no son los retos provenientes de un pasado de gobiernos autoritarios o de guerras internas, sino los que plantea una nueva realidad en la que destacan dos componentes.
Primero, la expansi¨®n de la inversi¨®n a rincones del mundo en las que esta hab¨ªa sido esquiva. Si bien el ¡°enfriamiento¡± de la econom¨ªa global afecta, este bache no borra una tendencia a que la inversi¨®n en el sector extractivo (especialmente miner¨ªa y petr¨®leo) y en el hidroel¨¦ctrico, siga siendo crucial. Algo muy bueno pues ha sido el factor clave en el crecimiento del producto latinoamericano en m¨¢s de 80% en los ¨²ltimos tres lustros.
Segundo, una poblaci¨®n que est¨¢ no s¨®lo mejor informada que en el pasado sino que se siente?con derecho a opinar y a ser consultada sobre procesos de inversi¨®n y sus impactos sociales y ambientales. Las din¨¢micas de consulta sobre los estudios de impacto ambiental o del uso de tierras o territorios de comunidades tienen una enorme complejidad y dan cuenta de una nueva realidad: qued¨® atr¨¢s aquella en la que casi bastaba el otorgamiento de una concesi¨®n minera o petrolera por el gobierno central -m¨¢s algunos arreglos patrimoniales locales- para ¡°pasar a la acci¨®n¡±.
En esta nueva realidad, sin embargo, la vieja maquinaria de la institucionalidad p¨²blica cruje; se mueve a la velocidad de la tortuga cuando la realidad avanza a la de una liebre. En mayor o menor medida es esto lo que hoy ocurre al menos en 14 pa¨ªses latinoamericanos marcados por una alta conflictividad alrededor de proyectos en inversi¨®n extractiva o en hidroel¨¦ctrica con din¨¢micas institucionales que no funcionan o lo hacen mal. De acuerdo a la OIT cada proceso de consulta en Colombia y Chile, por ejemplo, demora m¨¢s de 8-9 meses. En un pa¨ªs como el Per¨², con una poblaci¨®n andina b¨¢sicamente quechua hablante, s¨®lo uno de las consultas ha sido en quechua. Saltan a la vista al menos dos problemas importantes.
Primero, la d¨¦bil y enmara?ada institucionalidad p¨²blica; especialmente en lo de los estudios de impacto ambiental y las ¡°consultas previas¡±. Esto dilata los procesos ¡°ad infinitum¡± y no institucionaliza los caminos de di¨¢logo o consulta con los grupos sociales que deben ser considerados; es como si apareciera de sorpresa, de pronto, el ¡°reto¡± de algo tan normal como organizar elecciones municipales peri¨®dicas. Superposici¨®n de funciones y competencias entre dependencias del gobierno central, atribuciones borrosas ¨Co superpuestas- de los gobiernos locales tambi¨¦n sin visibles en lo que es un proceso, en realidad, de ¡°Estados en construcci¨®n¡±.
Segundo, reglas muchas veces borrosas ¨Co imprecisas- sobre la institucionalidad representativa de los sectores sociales concernidos. Cierto, que la realidad misma es compleja, pero muchas veces no es pr¨ªstinamente claro, por ejemplo, donde empiezan ¨Cy donde terminan- los sectores cuyas tierras o territorios tienen que ver con un proyecto o su ¡°¨¢rea de influencia¡±. O c¨®mo se toman v¨¢lidamente las decisiones en las comunidades. Los criterios para proceder y resolver podr¨ªan estar claramente normados, sin perjuicio del respeto a su autonom¨ªa, y responder a procesos internos transparentes y confiables concordantes.
Grandes retos para el a?o que est¨¢ por empezar.
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