¡°Sud¨¢n del Sur corre el riesgo de ser olvidado¡±

La ayuda internacional se enfrenta a las guerras que se han generado en los ¨²ltimos a?os. La atenci¨®n a millones de personas que viven en pa¨ªses en conflicto vive ante el dilema de repartirse m¨¢s, y siempre hay quien sale (m¨¢s) perjudicado. La disputa entre las dos principales etnias que enfrenta al Gobierno del joven Sud¨¢n del Sur (de la tribu dinka) con las fuerzas leales a su vicepresidente (de los nuer) se ha recrudecido desde desde el pasado verano. La poblaci¨®n civil y los cooperantes en el pa¨ªs lo han vivido en primera persona y ven m¨¢s dif¨ªcil el acceso a su trabajo, seg¨²n Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez, responsable de Protecci¨®n de Unicef que coordina las labores de documentaci¨®n de ni?os soldado?en el pa¨ªs para su organizaci¨®n. ¡°Tenemos muchos problemas porque este a?o se ha desplazado mucho el foco a Siria y el L¨ªbano y hemos perdido recursos¡±, explica en una entrevista en Barcelona.

Hern¨¢ndez aclara, eso s¨ª: ¡°No es un reproche, para nada. Nosotros intentamos que se sepa lo que est¨¢ pasando, pero es muy dif¨ªcil con tanto conflicto este a?o. Europa siente m¨¢s cercano Oriente Medio¡±. El cooperante apunta al asalto del hotel Terrain el 11 de julio en la capital, Juba, que caus¨® mucha indignaci¨®n por la falta de respuesta de los cascos azules de la ONU, y en el que el ej¨¦rcito gubernamental impuso una jornada de violencia masiva.

Unos 17.000 ni?os han sido reclutados desde 2013 en el pa¨ªs, 1.600 durante 2016, seg¨²n Unicef. Los datos se conocen por el trabajo que coordina este mexicano que lleg¨® un mes antes de que estallara la guerra civil, en diciembre de 2013, solo dos a?os m¨¢s tarde de la independencia con respecto a Sud¨¢n mediante otra guerra.

El suceso del hotel no fue aislado y marc¨® un punto de inflexi¨®n. ¡°Antes, la guerra estaba en el norte y ahora se ha ido al sur, en la frontera con Kenia Uganda y el Congo. [Al menos 300 personas murieron en enfrentamientos entre ej¨¦rcito y rebeldes en Juba en los d¨ªas previos al asalto]. Cuando est¨¢bamos en el norte para nosotros era m¨¢s f¨¢cil viajar y hacer los informes, pero ahora no tenemos ese acceso. Si ahora me preguntan si hay reclutamiento tambi¨¦n en el sur, podemos decir que seguramente lo hay, pero no lo podemos comprobar. El camino desde Juba es muy peligroso actualmente y ha habido muchos humanitarios y ONG¡¯s que han sido atacados en el camino¡±, explica Hern¨¢ndez.

El problema lleg¨® adem¨¢s en un momento en el que las cosas hab¨ªan podido mejorar un poco. Los acuerdos de la ONU con el ej¨¦rcito gubernamental hab¨ªan permitido la liberaci¨®n de 1.932 ni?os (1.755 en 2015 y 177 en el 2016, cuando el aumento de conflicto fren¨® el proceso), seg¨²n Unicef.

Los acuerdos con el ej¨¦rcito funcionan cuando estamos pendientes Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez (Unicef)

Las relaciones con el Gobierno se han visto afectadas desde julio y los acuerdos para parar el reclutamiento son d¨¦biles. Aun as¨ª, Hern¨¢ndez se muestra optimista. ¡°Vemos que los acuerdos s¨ª funcionan cuando estamos ah¨ª. Cuando han liberado 1900 ni?os es porque tenemos una presencia. Pero hay el problema de que esos ni?os a veces son liberados y vuelven a ser reclutados por la misma gente que los liber¨®¡±, explica. Muchos actores internacionales critican que la ONU no consiga imponer un embargo de armas en el pa¨ªs que va camino del genocidio, con 2,3 millones de personas desplazadas. La organizaci¨®n ha votado sobre esto el pasado 19 de diciembre, pero la resoluci¨®n no fue aprobada finalmente.

Mientras tanto, el relato de Hern¨¢ndez dibuja el horror cotidiano de los ni?os soldado. En la mayor¨ªa de ocasiones, son secuestrados del camino al colegio o en la b¨²squeda de agua. A cambio de algo de comida o algo tan simple como unas botas ¡ªmucho mejor que las chanclas habituales o la dureza directa del suelo¡ª son convencidos u obligados a creer que combatir es la ¨²nica salida para sobrevivir en un pa¨ªs con el 800 % de inflaci¨®n, con una situaci¨®n generalizada de inseguridad alimentaria y con niveles sin precedentes de desnutrici¨®n infantil. Hern¨¢ndez cuenta que a muchos de los liberados les cuesta creer en un futuro sin armas, pero se queda con la an¨¦cdota de un peque?o del estado de Unity, en el norte, que el a?o pasado le agradeci¨® en un campamento de desplazados haber vuelto a la escuela: ¡°A pesar de todo lo que vio, sab¨ªa que no era el camino correcto. Me dijo que quer¨ªa ser soldado. Que quer¨ªa ser doctor¡±.