Menores no acompa?ados: las nuevas almas vagabundas de Atenas
Chavales viven, trabajan, incluso se prostituyen en las calles de Atenas para poder continuar su viaje a Europa
Atenas oscurece un d¨ªa m¨¢s. Para los centenares de refugiados bloqueados en Atenas, 62.000 en toda Grecia, este es otro anochecer atrapados, a medio camino del paradero deseado: Alemania, Austria, Francia. Tras el cierre de la ruta balc¨¢nica en marzo, los adultos desesperan en los 40 campos de refugiados que Grecia ha levantado y los j¨®venes luchan para divisar un futuro que, a su parecer, este pa¨ªs con un 24% de paro no les puede ofrecer. Seg¨²n los datos de noviembre proporcionados por el Centro Nacional griego para la Solidaridad Social (EKKA) existen 2.400 menores no acompa?ados. A estos j¨®venes que han viajado sin la protecci¨®n de un adulto les une una obsesi¨®n: salir de Grecia. Los menores preparados para retar las fronteras selladas deambulan por las calles del centro de Atenas con la esperanza de que esta es la ciudad les proporcione el dinero y los contactos para continuar a bordo del trayecto que empezaron en Afganist¨¢n, Siria o Iraq. A menudo, sin embargo, esta capital deviene una trampa para estos chavales, que terminan siendo esclavos de las redes de traficantes, las drogas y la prostituci¨®n.
Ni?os refugiados sin techo
Yousef Dasuli y Sohrab Hasmir, de Afganist¨¢n, esperan la sopa caliente que la ONG griega Steps ha preparado en un habit¨¢culo de unos 20 metros cuadrados en el centro de Atenas. En esta peque?o recinto, al que acuden semanalmente decenas de inmigrantes y griegos sin techo, ofrecen comida, asistencia m¨¦dica y compa?¨ªa unas pocas horas a la semana. Yousef y Sohrab, de 14 a?os, agradecen con una t¨ªmida sonrisa la agradable sopa caliente y las dos rebanadas de pan que les ha concedido una voluntaria. Los dos hermanos de Kabul, as¨ª se presentan a pesar de no ser parientes de sangre, engullen la sopa con extrema rapidez para contrarrestar el fr¨ªo que les hab¨ªa acechado las dos noches anteriores. Explican que hab¨ªan descansado arropados con una manta sobre el suelo de la plaza Victoria, apenas a un kil¨®metro de la parada de la ONG que les proporciona comida. Esta noche, una voluntaria les ha encontrado techo en una escuela ocupada, gestionada por activistas.
Estos afganos, que han recorrido centenares de quil¨®metros sin los consejos y ni el afecto de sus padres, huyeron clandestinamente de la isla de Samos hace un mes. Ahora ven que sus ahorros, cuyas cantidades no quieren concretar, empiezan a escasear. No disponen de m¨¢s alternativa que la calle porque, seg¨²n explican, ninguna organizaci¨®n les ha ofrecido un techo donde resguardarse debido a la falta de plazas en la decena de centros para menores no acompa?ados de Atenas. Estos centros son levantados y gestionados por diversas ONG, como Praksis y Metadrasi, que luchan para abrir nuevos centros al ver que la cantidad de ni?os migrantes que hay en la calle es abrumadora, seg¨²n explican sus respectivos portavoces.
En uno de los empobrecidos barrios del centro de Atenas, decenas de j¨®venes inmigrantes ofrecen sus servicios sexuales a cambio de unos pocos euros, dos o cinco
De acuerdo con las cifras de EKKA, 1.610 menores no acompa?ados registrados en toda Grecia permanecen a la espera de poder dejar la calle, los centros de detenci¨®n, las comisar¨ªas o los campos de refugiados para trasladarse a estos centros para menores. Lora Pappa es la presidenta de la ONG Metadrasi, una de las principales organizaciones de Atenas encargadas de ofrecer protecci¨®n a estos ni?os con alto riesgo de caer en las manos de traficantes. Declara que las cifras siguen aumentando despu¨¦s de que Grecia se convirtiera en una ratonera para los refugiados. ¡°Estamos haciendo un esfuerzo enorme para crear m¨¢s centros, pero es imposible abastecerlo todo¡±, confiesa Pappa.
Un 27% de los refugiados varados en Grecia son ni?os, de acuerdo con las cifras oficiales de Acnur. Organizaciones humanitarias griegas estiman que entre el 7% y el 10% de los m¨¢s de 62.000 refugiados atrapados en todo el pa¨ªs son menores no acompa?ados. Sin embargo, no existen cifras oficiales sobre el n¨²mero de chavales desamparados que vagan por Atenas, porque no est¨¢n registrados. Algunos se escapan antes de ser inscritos por las autoridades en los centros de detenci¨®n de las islas; otros declaran venir acompa?ados de sus familiares cuando en realidad dependen de conocidos o de las mafias en las que conf¨ªan para continuar el viaje. Un informe de la Oficina Europea de Polic¨ªa (Europol) revelaba a principios de este a?o que al menos 10.000 ni?os refugiados hab¨ªan desaparecido nada m¨¢s llegar a Europa.
Las comisar¨ªas, la alternativa habitacional para los ni?os
Tumbarse sobre el g¨¦lido arc¨¦n no es a lo que m¨¢s temen Yousef y Sohrab cuando es hora de cerrar los ojos para dormir. ¡°No nos gusta estar por la calle porque no tenemos papeles y nos da miedo que la polic¨ªa nos pille¡±, explica el joven Sohrab mientras inhala el humo de un cigarro. Ni las condiciones meteorol¨®gicas adversas ni la crudeza de la naturaleza que sus ojos han visto desafiando dunas, monta?as y olas asusta a estos chavales. Sin embargo, los cuerpos y fuerzas de seguridad han sido una amenaza durante todo el trayecto. ¡°?En Ir¨¢n la polic¨ªa nos pod¨ªa disparar!¡±, exclama Yousef mientras imita el recorrido de una bala con su mano. Su compa?ero relata con pavor como fue interceptado hasta cinco veces por la polic¨ªa b¨²lgara y deportado hasta Turqu¨ªa. Ellos conocen mejor que nadie que en Grecia no est¨¢n a salvo de detenciones.
La escasez de infraestructuras para estos chavales que se han subido a los botes sin la compa?¨ªa de un adulto es una de las causas por las que algunos menores permanecen encerrados en las celdas de comisar¨ªas de Atenas. As¨ª lo explican las autoridades griegas y las mismas organizaciones encargadas de proveer asistencia. Un informe publicado por Human Rights Watch el pasado setiembre denuncia que esta medida provisional a menudo podr¨ªa contravenir la normativa griega e internacional porque los arrestos son en muchos casos ¡°arbitrarios y prolongados¡±.
Atenas, primera parada de las rutas ilegales hacia Europa
La impaciencia, la desinformaci¨®n y la frustraci¨®n con las v¨ªas legales han empujado a estos afganos de 14 a?os a buscar rutas para llegar a Alemania al margen de la ley. El procedimiento de reunificaci¨®n familiar y el de recolocaci¨®n a un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea ¨Crestringido a s¨ªrios y algunos iraqu¨ªes¨C puede tardar meses. La lentitud burocracia ha sido denunciada reiteradas ocasiones por Acnur, que ha instado recientemente a los pa¨ªses europeos a ¡°incrementar las v¨ªas seguras de acceso a Europa para los refugiados¡±, as¨ª como a instaurar ¡°un sistema de asilo simplificado que permita identificar, registrar y tramitar las llegadas r¨¢pida y eficazmente¡±. Para Lora Pappa, la directora de la ONG Metradrasi, existe una relaci¨®n muy estrecha entre el cierre de fronteras y los ni?os refugiados que viven y buscan dinero en las calles de Atenas: ¡°Los menores no acompa?ados se ven forzados a trabajar en la calle porque necesitan dinero para pagar a los traficantes con el objetico de llegar a Europa¡±.
¡°Creen que una vez est¨¦n en Atenas las cosas ser¨¢n m¨¢s f¨¢ciles para salir del pa¨ªs¡±, explica Anna Papadopoulos, una educadora social que trabaja a diario con este colectivo vulnerable. ¡°Tenemos que conciliar con problemas psicol¨®gicos que no podemos resolver¡±, cuenta. Destaca que, aunque los perfiles de menores son muy diversos, existe un par¨¢metro com¨²n: ¡°Quieren salir de Grecia y, en eso, no les podemos ayudar¡±. En realidad, seg¨²n cuenta esta asistente, la sensaci¨®n de vac¨ªo e incertidumbre tambi¨¦n persigue aquellos que est¨¢n bajo custodia del ministerio fiscal en los pocos centros habilitados para su estancia. Algunos han venido a buscar un salario a Europa para poder envi¨¢rselo a sus familias, otros simplemente han huido de la guerra y esperan reencontrarse con sus parientes en alg¨²n punto de Europa. ¡°En el peor de los casos, que se repite muy a menudo, trabajamos con chavales que han perdido a sus dos progenitores, que necesitan dinero y protecci¨®n¡±, a?ade Papadopoulos.
Las drogas y la prostituci¨®n, la ¨²nica salida
Para Yousef y Sohrab, Atenas es tambi¨¦n es una parada para poder llegar a Alemania, donde les esperan en ambos casos sus hermanos. ¡°Queremos llegar a Patras [Grecia], ir en barco hasta a Italia y luego continuar hacia arriba¡±, explica Yousef entusiasmado. Aseguran disponer del dinero para poder pagar a los traficantes que les ayudaran a esconderse en un ferri. Son muchos los que no disponen de ese dinero para seguir esta ruta, reporta Tasos Smetapoulos, activista de No Borders y de la ONG Steps. La ley griega impide hacer contratos laborales a los menores de 18 a?os, por lo que cuando los recursos econ¨®micos llegan a su fin, las mafias se conviertan en los guardianes de los menores. La prostituci¨®n es el primer paso y despu¨¦s, muchos terminan adictos a las drogas, como la sisa o la hero¨ªna. ¡°No pueden lidiar con su sentimiento de culpabilidad y soledad, es un c¨ªrculo vicioso¡±, explica el activista.
Como cada anochecer, entre los ¨¢rboles del parque Pedi¨®n Areos, situado en uno de los empobrecidos barrios del centro de Atenas, decenas de j¨®venes inmigrantes ofrecen sus servicios sexuales a cambio de unos pocos euros, dos o cinco. ¡°Nos colocamos en fila y ofrecemos sexo a los hombres que acuden al parque¡±, narra Emilu Nask¨¦s sin levantar el ojo de su taza caf¨¦. Este joven de 20 a?os, de Bulgaria, trabaja cada noche en este peligroso parque buscando clientes, hombres de entre 30 y 60 a?os. Seg¨²n explica este joven que lleva dos a?os acudiendo cada anochecer al parque, el perfil de v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual ahora est¨¢ cambiando, en su mayor¨ªa son menores de origen afgano y sirio.
¡°Alguna vez he dormido en este parque, pero no pod¨ªa ni cerrar los ojos por el miedo a que me robaran¡±, narra Emilu. Esta ¨¢rea verde convertida en un nido de drogas y prostituci¨®n es tambi¨¦n el techo que de decenas de migrantes. Emilu confiesa que se refugia solo en la marihuana y el tabaco, pero a su alrededor ha visto otro tipo de adicciones a¨²n m¨¢s peligrosas para la salud. ¡°Veo chicos de 14 a?os fumando sisa¡±, una droga conocida como la coca¨ªna de los pobres. ¡°Cada vez que lo veo tengo ganas de lanzarla al suelo¡±, exclama enojado. Pedi¨®n Areos no es el ¨²nico lugar donde se intercambian servicios sexuales. En las penumbrosas calles colindantes a la plaza de Omonia, tambi¨¦n en el coraz¨®n de la capital, es frecuente ver hombres de edad avanzada, en su mayor¨ªa griegos, pactando precios o dando comida a refugiados menores de edad con los que pasar¨¢n unas horas encerrados en una de las mugrientas pensiones que rodean la plaza.
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