¡°Mi activismo me hizo la presa m¨¢s joven de la c¨¢rcel con 11 a?os¡±
La activista mauritana Aminetou Mint El Mokhtar lucha por la emancipaci¨®n femenina real y sin condiciones
Para la activista mauritana Aminetou Mint El Mokhtar nadie es m¨¢s terrorista que el que aterroriza a los defensores de los derechos humanos. ¡°Y de estos hay muchos, encima protegidos por el Estado¡±, agrega la presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Cabeza de Familia.
Su trabajo por la igualdad y contra cualquier forma de discriminaci¨®n, principalmente contra los abusos que sufren las mujeres y ni?as, le vali¨® la candidatura para el Premio Nobel de la Paz en 2015. Galardonada con el Premio Especial del Departamento de Estado de Estados Unidos en 2010 y el Prix des droits de L'Homme de Francia en 2006, Mint reconoce que ha tenido que pagar un precio muy elevado por su activismo, pero asegura no tener miedo siquiera de las amenazas de muerte recibidas y que seguir¨¢ luchando por ¡°una emancipaci¨®n real y sin condiciones¡± de la mujer.
Pregunta. ?Ha sido complicado conseguir que se escuchara su voz en Mauritania siendo una mujer?
Respuesta. S¨ª, claro. En Mauritania, como en cualquier otra rep¨²blica isl¨¢mica, es dif¨ªcil por el peso del patriarcado, la pobreza, los estereotipos y la falta de comprensi¨®n de la poblaci¨®n, adoctrinada por discursos fan¨¢ticos. Mi voz es la de una mujer que busca la igualdad y la emancipaci¨®n, que rechaza la domesticaci¨®n y que se niega a ser relegada a un segundo plano, a la explotaci¨®n por parte del hombre. Denuncio las desigualdades no solo entre hombres y mujeres, sino tambi¨¦n entre comunidades. Me opongo a aceptar el estatus de las mujeres, los estereotipos, la cadena que reproduce el patriarcado.
- P. ?Cree que las mujeres mauritanas han dado pasos atr¨¢s?
- P. Antes las mujeres ten¨ªan m¨¢s valor para hablar y mayor libertad, gozaban del derecho a expresar su opini¨®n en el hogar, aunque esta libertad estuviera limitada. Hoy no tienen ni eso. Est¨¢n a menudo obligadas a abandonar la escuela a causa de la pobreza de los padres que prefieren la educaci¨®n de los hijos varones y que quieren que ayuden a sus madres en las tareas dom¨¦sticas. Son v¨ªctimas de matrimonio infantil, porque est¨¢n destinadas a casarse, mientras que el hombre tiene que construir su futuro. Est¨¢n confinadas en la esclavitud moderna. Las violencias dom¨¦stica y sexual en Mauritania est¨¢n a la orden del d¨ªa. La mujer no tiene acceso a la justicia. Adem¨¢s, no existe una normativa sobre tipo de abusos.
Las mujeres representan el 53% de la poblaci¨®n mauritana y, si no se integran en las esferas de toma de decisi¨®n, si no participan activamente en todos los sectores de la sociedad, no pueden evolucionar y el pa¨ªs tampoco. Nuestra asociaci¨®n trabaja para conseguir la toma de conciencia de las mujeres. No podemos servirles en bandeja la emancipaci¨®n. Tienen que luchar por ella, reclamar sus derechos, estudiar, ser emprendedoras para lograr la independencia econ¨®mica.
- P. Usted pertenece a la generaci¨®n de las grandes sequ¨ªas de los a?os setenta. ?C¨®mo le ha marcado esta ¨¦poca?
- R. En los a?os setenta era muy joven. Pertenec¨ªa a una familia de clase media y no ten¨ªa ning¨²n problema en casa, pero ve¨ªa a mi alrededor esclavitud, ni?as esposas, chicas privadas de la educaci¨®n, recluidas en casa, cebadas para que sean m¨¢s gordas que sus madres y, por lo tanto, atractivas para encontrar un marido. Me rebel¨¦ contra todo eso. Con 10 a?os ya participaba en los movimientos de protesta de sindicatos y estudiantes.
- P. ?Cu¨¢l es el precio que tuvo que pagar por su compromiso?
- R. Fue muy elevado, empezando por el aislamiento de mi familia. No he podido construir un hogar estable, porque no quer¨ªa obedecer, doblarme a la voluntad del hombre. ?l es el cabeza de familia, el que toma la decisi¨®n final. Suya es la ¨²ltima palabra. Hay grupos religiosos que me acusan de representar un problema para las costumbres y los valores de Mauritania. Mi activismo en los movimientos de izquierda me convirti¨® en la presa m¨¢s joven de la c¨¢rcel con 11 a?os. He sido torturada por la polic¨ªa. Tuve que dejar los estudios, porque los profesores no me aceptaban, ni la administraci¨®n. Me persegu¨ªan. Viv¨ª nueve meses en la clandestinidad y par¨ª en la clandestinidad. Me detuvieron varias veces. No pod¨ªa encontrar trabajo, pero hice de todo para ayudar a las poblaciones locales. La represi¨®n que se vive en Mauritania ha llevado a muchos hombres y mujeres a renunciar a sus principios, pero yo conservo la misma visi¨®n de las cosas. Soy una dem¨®crata que aspira a un estado de derecho.
Nadie es m¨¢s terrorista que el que aterroriza a los activistas para la defensa de los derechos humanos?
- P. Usted fue amenazada de muerte por defender a varias ni?as explotadas laboralmente y por apoyar a un hombre acusado de apostas¨ªa al hacer p¨²blico un art¨ªculo considerado como blasfemo. ?Se siente asustada?
- R. No. He recibido unas amenazas de un oscurantista religioso que ha emitido una fetua en mi contra, pero considero que no tiene ning¨²n valor. He agotado todos los caminos de la justicia mauritana para que responda por lo que ha hecho, porque el honor y la vida de la gente no son un juego. Y ¨¦l no est¨¢ por encima de la ley. No le tengo miedo. Tampoco a la muerte. S¨¦ que morir¨¦, pero quiero hacerlo con dignidad.
- P. ?Cree que la lucha en contra del terrorismo se utiliza a veces como justificaci¨®n para violar los derechos humanos?
- R. ?S¨ª, claro. Nadie es m¨¢s terrorista que el que aterroriza a los activistas para la defensa de los derechos humanos. De estos hay muchos, y protegidos por el Estado.
- P. ?Cu¨¢les son las principales amenazas a los derechos de la infancia en Mauritania?
- R. Hay ni?os que nacen esclavos, una condici¨®n que se hereda por v¨ªa materna y reconocida de facto por la legislaci¨®n. La Asociaci¨®n de Mujeres Cabeza de Familia trabaja en estrecha colaboraci¨®n con la fundaci¨®n Tierra de Hombres Espa?a en proyectos con menores v¨ªctimas de trabajo dom¨¦stico, desplazados o involucrados en tr¨¢fico de drogas.
Me niego a ser relegada a un segundo plano, a la explotaci¨®n por parte del hombre?
En 2016, hemos identificado a m¨¢s de 6.600 petites bonnes [peque?as criadas], v¨ªctimas de trata de seres humanos en Arabia Saud¨ª, donde son explotadas a cambio de salarios irrisorios. Un 90% de ellas son descendentes de esclavas o migrantes de pa¨ªses vecinos. No siempre es f¨¢cil convencer a sus padres para que dejen de trabajar. Se trata a menudo de familias pobres, obligadas a encontrar una alternativa para tirar adelante. Les ofrecemos alimentos e integramos a las ni?as en las escuelas.
- P. ?Cu¨¢les son las perspectivas para erradicar la pr¨¢ctica del matrimonio infantil en Mauritania?
- R. Sigue siendo muy frecuente, tanto en ciudades como en zonas rurales. En los ¨²ltimo a?os, se ha desarrollado de manera paralela a la inseguridad que vive el pa¨ªs y el recrudecimiento de las violaciones. No se trata solo de familias pobres que necesitan una dote econ¨®mica. El discurso religioso tambi¨¦n insiste en que hay que casar a la mujer antes de que sea violada para preservar el honor de la familia.
- P. ?La pr¨¢ctica del leblouh [cebar a las ni?as para que consigan un marido] sigue en vigor?
- R. Est¨¢ en declive. En primer lugar, porque la sequ¨ªa reduce el acceso a los alimentos tradicionalmente utilizados para el engorde, como la leche de camello, pero tambi¨¦n por el desplazamiento de la poblaci¨®n de las zonas rurales a las ciudades. Sin embargo, ha surgido una nueva versi¨®n de esta pr¨¢ctica que emplea p¨ªldoras destinadas al ganado o corticoides, con un impacto muy negativo sobre la salud de las mujeres. Algunas mueren, otras sufren crisis card¨ªacas.
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