Hor¨®scopo
El comportamiento de p¨¢jaros y mendigos es similar, la misma ansia, la misma desesperaci¨®n
Todos los d¨ªas a las nueve de la ma?ana por la puerta trasera del supermercado sale un empleado con varias barras de pan duro y las desmenuza en medio de la calzada para alimento de los p¨¢jaros. Cuando a esa hora paso por all¨ª en coche a comprar el peri¨®dico hay un cotarro de gorriones y palomas picoteando furiosamente. Siempre se produce un angustioso revuelo en todas direcciones por delante del parabrisas un segundo antes de que los aplaste con las ruedas, pero los p¨¢jaros logran salvarse y vuelven en seguida al sustento. Todos los d¨ªas a las nueve de la noche en el mismo punto de la calle donde por la ma?ana comen los p¨¢jaros, un grupo de mendigos, de vagabundos y otros hambrientos de traje y corbata se abate sobre las cajas con desperdicios de comida que a esa hora saca el empleado por la puerta trasera del supermercado. El comportamiento de p¨¢jaros y mendigos es similar, la misma ansia, la misma desesperaci¨®n, unos por la ma?ana, otros por la noche en la misma una rueda de hambre. Pero no todos los vagabundos son iguales. Uno de ellos es alto, herrumbroso y elegante. Llega a la cita siempre una hora antes y durante la espera lee de pie a la luz de la farola el hor¨®scopo de alg¨²n peri¨®dico rescatado de la basura, que despliega sobre el cap¨® de un coche aparcado. Cada d¨ªa el hor¨®scopo es distinto, pero siempre se acomoda a sus sue?os. All¨¢ arriba giran los astros. Aqu¨ª abajo el empleado de supermercado ofrece comida caducada a los mendigos y mientras los dem¨¢s rebuscan en ella, parece que a este vagabundo herrumbroso y elegante solo lo alimentan sus sue?os. Espera que desde alg¨²n lugar del universo su signo del zodiaco le traiga amor, salud y dinero este a?o nuevo, seg¨²n lee en el hor¨®scopo en un peri¨®dico del a?o pasado. A nadie echar¨¢ la culpa si sus sue?os no se cumplen. Las constelaciones quedan muy lejos.
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