La UE s¨ª contribuye a la paz
Los Estados est¨¢n tan imbricados que los costes de las pol¨ªticas extremistas son inasumibles
La Uni¨®n Europea (UE) recibe cr¨ªticas desde todos los ¨¢ngulos. Sus detractores cuestionan tanto el libre comercio como la libre circulaci¨®n de personas y la moneda ¨²nica.
Solo su aportaci¨®n a la paz parec¨ªa haberse librado de ellas, pero ¨²ltimamente tambi¨¦n est¨¢ siendo cuestionada. De hecho, los eur¨®fobos afirman literalmente que la Uni¨®n Europea se ha convertido en ¡°una fuerza de inestabilidad¡± (Boris Johnson, 9 de mayo de 2016).
Por tanto, ?debemos considerar que la frase ¡°Europa es la paz¡± es un clich¨¦? La respuesta es sutil. En efecto, la Uni¨®n Europea contribuye a la paz, pero principalmente por razones distintas a las que se?alan los europe¨ªstas. Los partidarios de la construcci¨®n europea han puesto demasiado ¨¦nfasis en un idealismo que da por realizado lo que se enuncia, en su impacto sobre la reconciliaci¨®n franco-alemana y en la supuesta capacidad de la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero (CECA, 1951) para hacer imposible la guerra.
Y, sin embargo, la Uni¨®n Europea ha contribuido a la paz. Su principal m¨¦rito es haber puesto en marcha un mecanismo en el que los Estados est¨¢n tan imbricados que los costes de las pol¨ªticas extremistas y desestabilizadoras resultan inasumibles.
Es un sistema sutil y complicado, basado a la vez en la negociaci¨®n permanente, la b¨²squeda del consenso, un derecho supranacional, una burocracia competente y una econom¨ªa social de mercado. Todo acompa?ado por pol¨ªticas de redistribuci¨®n regional.
La inestabilidad ser¨¢ mayor si Alemania llega a crear un sistema para s¨ª o en torno a s¨ª misma
Uno de los resultados m¨¢s positivos es la integraci¨®n de los pa¨ªses del Sur y luego de los del Este. Esos Estados estaban anclados en un sistema de valores, imperativos y dependencias. Todo ello va junto.
Incluso cuando las fuerzas extremistas llegan al poder, se ven confrontadas al riesgo de perder enormes inversiones extranjeras, importantes mercados para sus exportaciones y gigantescas ayudas europeas (agr¨ªcolas, regionales, etc¨¦tera).
Fij¨¦monos en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Europa central y oriental. Si no fueran miembros de la UE, podr¨ªan sentirse tentados por pol¨ªticas extremistas, incluso belicistas, que desestabilizar¨ªan todo el Viejo Continente. Su adhesi¨®n a la Uni¨®n los ha integrado en un engranaje del que no podr¨ªan deshacerse sin experimentar las mayores dificultades.
Esta imbricaci¨®n est¨¢ presente tambi¨¦n en Suiza, cuyo Parlamento se ha negado a aplicar una iniciativa popular antinmigraci¨®n que habr¨ªa puesto en tela de juicio su pertenencia ¡ªrelativa¡ª al sistema de la Uni¨®n Europea. Y en Reino Unido, las dificultades para poner en marcha un verdadero Brexit se derivan de la misma l¨®gica.
Uno de los par¨¢metros clave de la construcci¨®n europea fue el de enmarcar la cuesti¨®n alemana. Como ocurri¨® con la creaci¨®n de la CECA, el esquema sigue siendo el de una Alemania que se normaliza y adquiere un peso en las relaciones internacionales que se corresponde con su realidad geogr¨¢fica, demogr¨¢fica y econ¨®mica. Al mismo tiempo, se trata de evitar transformar esa preponderancia, normal, en hegemon¨ªa.
A aquellos que consideran que Europa se ha germanizado, hay que responderles que la inestabilidad ser¨¢ mucho mayor si realmente Alemania llega a crear un sistema para s¨ª misma y en torno a s¨ª misma. Entonces echaremos de menos la ¨¦poca actual, en la que el predominio alem¨¢n permanece enmarcado y reequilibrado en un sistema parcialmente supranacional que permite beneficiarse de sus fuerzas sin que estas parezcan demasiado hegem¨®nicas y, por tanto, desestabilizadoras. Contrariamente a lo que se suele escribir, Alemania no fue capaz de imponer todas sus medidas a Grecia y generalmente sus propuestas en materia de inmigraci¨®n no han sido seguidas por sus socios.
Los retos del a?o 2017 son incontables. Las fuerzas antieurope¨ªstas podr¨ªan obtener ¨¦xitos electorales en Francia, Pa¨ªses Bajos, Italia y Alemania. Ciertamente, la Uni¨®n Europea nunca podr¨¢ impedir las derivas extremistas y generadoras de conflictos por parte de los Estados y/o pueblos europeos. No obstante, puede limitar los da?os mediante las reglas y las instituciones que los Estados miembros se han impuesto a s¨ª mismos.
Ren¨¦ Schwok es director del Global Studies Institute. Universidad de Ginebra.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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