Demasiada prudencia
Las pol¨ªticas de apaciguamiento no servir¨¢n con Donald Trump
Uno de los componentes m¨¢s apreciados del liderazgo en las relaciones internacionales es la previsibilidad. Importa que el comportamiento de los gobernantes de otros pa¨ªses sea favorable a nuestros intereses, pero importa mucho m¨¢s, especialmente cuando hay conflictos o desavenencias de por medio, que estos tengan una coherencia y no sean err¨¢ticos. Otra condici¨®n apreciada es la prudencia. Esperar y ver suele resultar m¨¢s acertado que actuar apresuradamente; tambi¨¦n es cierto que la prudencia no puede servir de excusa para evitar actuar cuando est¨¢n en juego intereses vitales o principios esenciales.
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A estas alturas, parece claro que Donald Trump no va a formar parte del grupo de gobernantes previsibles. Sus salidas de tono constantes a golpe de Twitter ¡ªya sea en pol¨ªtica internacional, econom¨ªa dom¨¦stica o, como ha pasado esta semana, para criticar a una actriz¡ª, su ca¨®tica manera de llevar la transici¨®n presidencial o su desd¨¦n por las informaciones facilitadas por los servicios secretos de su propio pa¨ªs lo alejan de cualquier otro presidente electo de EE UU ¡ªrepublicano o dem¨®crata¡ª de las ¨²ltimas d¨¦cadas. As¨ª es la personalidad de quien desde la semana que viene ocupar¨¢ la Casa Blanca: no sirve de nada tratar de negar la realidad y cobijarse bajo la secreta esperanza de que Trump, una vez en el Despacho Oval, no va a llevar a cabo lo que ha prometido o insinuado durante la campa?a y en el periodo de transici¨®n.
Eso es lo que puede desprenderse del ministro de Exteriores espa?ol, Alfonso Dastis, que, en una entrevista publicada por EL PA?S el domingo, dio se?ales de contemporizar en exceso ante la nueva presidencia de EE?UU.
La Administraci¨®n de Trump, aislacionista en defensa y muy agresiva y proteccionista en comercio, puede perjudicar gravemente los intereses de Espa?a: el Gobierno debe estar preparado para afrontar esta circunstancia y mostrar la necesaria firmeza. Bastan dos ejemplos concretos. Si el nuevo presidente decide trasladar la Embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusal¨¦n, desencadenar¨¢ tensiones de una magnitud que sin duda ser¨¢n aprovechadas por el radicalismo isl¨¢mico que, recordemos, tiene a Europa entre sus objetivos directos. En cuanto al comercio, la pol¨ªtica de hostigamiento que Trump ya practica contra M¨¦xico da?a tambi¨¦n a Espa?a y a los intereses de nuestro pa¨ªs all¨ª. No se trata solo de salir en defensa de una naci¨®n con una especial¨ªsima relaci¨®n con Espa?a, sino de defender nuestras empresas y el comercio internacional.
Tiene raz¨®n Dastis en que Trump ha sido elegido de manera leg¨ªtima. Pero por la misma raz¨®n, los l¨ªderes europeos no pueden olvidar que han sido elegidos para defender valores e intereses que est¨¢n en las ant¨ªpodas de aquellos que sostiene Trump. La canciller alemana, Angela Merkel, ha dejado muy claro su deseo de defender los valores que han cimentado durante d¨¦cadas la alianza transatl¨¢ntica. Espa?a y sus socios europeos no tienen ni que mostrarse hostiles de antemano con la nueva Administraci¨®n estadounidense ni prometer a Trump un camino de rosas esperando apaciguar sus instintos. Deben ser firmes y coherentes con sus principios y previsibles en sus actuaciones.
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