_
_
_
_
Tribuna
Art¨ªculos estrictamente de opini¨®n que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opini¨®n han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opini¨®n de personas ajenas a la Redacci¨®n de EL PA?S llevar¨¢n, tras la ¨²ltima l¨ªnea, un pie de autor ¡ªpor conocido que ¨¦ste sea¡ª donde se indique el cargo, t¨ªtulo, militancia pol¨ªtica (en su caso) u ocupaci¨®n principal, o la que est¨¦ o estuvo relacionada con el tema abordado

Lugares comunes contra la reforma

La falta de consenso y Catalu?a son los t¨®picos que se utilzan para no tocar la Constituci¨®n

El Congreso de los Diputados, en el acto solemne de apertura de la XII Legislatura.
El Congreso de los Diputados, en el acto solemne de apertura de la XII Legislatura. ULY MART?N

Cada vez que se anima en Espa?a el debate sobre la reforma constitucional reaparecen los mismos lugares comunes para oponerse a ella. Nunca es el momento pol¨ªtico adecuado y siempre hay cuestiones que preocupan m¨¢s a los espa?oles. El resultado es que nuestra Constituci¨®n s¨®lo se ha reformado por imposici¨®n jur¨ªdica o pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea, siguiendo el procedimiento de urgencia y sin debate p¨²blico previo. Esto no es s¨®lo una anomal¨ªa desde una perspectiva comparada sino que est¨¢ da?ando la identificaci¨®n de la ciudadan¨ªa con su Constituci¨®n.

Otros art¨ªculos del autor

Entre los mencionados lugares comunes hay dos que se repiten continuamente: por un lado, no existe el consenso necesario para abordar la reforma y, por otro, no servir¨ªa para solucionar la crisis territorial de Catalu?a, que es el principal problema constitucional.

En relaci¨®n al primero procede aclarar equ¨ªvocos. El consenso no puede ser el punto de partida sino el punto de llegada, esto es, se trata de alcanzar acuerdos a partir de posiciones de inicio distintas. Si no se logra el acuerdo no habr¨¢ reforma pero es algo que no se puede predecir antes de haberlo intentado, con cesiones por parte de todos. Adem¨¢s, el consenso que debe lograrse para la reforma no es el de 1978 sino el que prev¨¦ la propia Constituci¨®n cuando regula su reforma en el t¨ªtulo X. No se pretende abrir un proceso constituyente para hacer una nueva Constituci¨®n. Se trata simplemente de iniciar el procedimiento para reformar determinados contenidos constitucionales y adaptarlos a la nueva realidad sociopol¨ªtica; lo mismo que hacen cada cierto tiempo en Alemania, Francia, B¨¦lgica, Italia, Portugal, etc. pero no en Espa?a.

El otro lugar com¨²n se refiere a que la reforma constitucional no solucionar¨¢ el problema de Catalu?a. Claro que no. Un conflicto pol¨ªtico no se soluciona con un cambio normativo. Sin embargo, ese cambio del marco constitucional puede ayudar a encauzar el conflicto y facilitar el acuerdo. Si la agudizaci¨®n de la crisis territorial se produjo con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, es evidente que muchos de los contenidos cuestionados por incluirse en un Estatuto de Autonom¨ªa pueden ser reconocidos directamente en la Constituci¨®n. De la misma forma, la previsi¨®n constitucional de lugares de encuentro entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas, instrumentos de colaboraci¨®n y participaci¨®n en las decisiones del Estado o una mejor delimitaci¨®n de las competencias pueden allanar el terreno a un pacto pol¨ªtico aceptado por la mayor¨ªa de los catalanes.

Por tanto, no debe perderse nuevamente la oportunidad en espera de un momento pol¨ªtico id¨®neo que nunca va a llegar. En el ¨¢mbito acad¨¦mico ya se ha debatido pr¨¢cticamente todo sobre la reforma desde hace muchos a?os. Lo que ha faltado siempre ha sido la voluntad pol¨ªtica para llevarla a cabo. Por ello, son los actores pol¨ªticos quienes deben tomar la iniciativa.

En este sentido, el punto de inicio deber¨ªa ser la concreci¨®n de los ¨¢mbitos que van a ser objeto de estudio para su posible reforma; lo que se ha llamado el ¡°per¨ªmetro¡±. A partir de ah¨ª, deber¨ªan analizarse de forma separada los diversos contenidos constitucionales susceptibles de reforma y cuando exista el acuerdo para modificar un aspecto concreto deber¨ªa culminarse, sin mezclarlo con otros ni esperar a m¨¢s acuerdos. La reciente experiencia italiana nos ha mostrado que son preferibles varias reformas puntuales que una gran reforma, ante la que se a¨²nan opositores de la m¨¢s distinta condici¨®n. Pero para poder avanzar en el proceso es necesario que nuestros diputados lo inicien.

Jos¨¦ Antonio Montilla Martos es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional en la Universidad de Granada.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_