Marruecos como modelo
Nadie quiere que descarrile el tren del di¨¢logo entre islamistas y oficialistas
En las elecciones legislativas de octubre pasado ocurri¨® un fen¨®meno muy interesante en Marruecos. Los islamistas moderados del partido Justicia y Desarrollo (PJD) volvieron a ganar las elecciones con un mejor resultado que en 2011, mientras el rey Mohammed VI y el Majz¨¦n (el poder establecido) aceptaron ese escrutinio, en un ejercicio de moderaci¨®n de ambas corrientes que es un modelo para el mundo ¨¢rabe. Desde luego, existen tensiones entre las dos orientaciones pol¨ªticas, islamistas y oficialistas, que est¨¢n dificultando la creaci¨®n de un nuevo Gobierno de coalici¨®n desde octubre. Sin embargo, la prudencia sigue presidiendo la vida pol¨ªtica en Marruecos, y esto es una magn¨ªfica noticia para los marroqu¨ªes y para el resto del mundo, necesitado como est¨¢ de evoluciones pol¨ªticas positivas.
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La experiencia marroqu¨ª debe ser vista en perspectiva comparada. Tras las primaveras ¨¢rabes, algunos pa¨ªses de la regi¨®n se precipitaron en una dolorosa espiral de guerras civiles, como Libia y Siria. Otros sufrieron fuertes convulsiones porque los actores pol¨ªticos en discordia no supieron hallar espacios de consenso. Los Hermanos Musulmanes introdujeron reformas radicales en Egipto que provocaron el rechazo de otras fuerzas en liza. Por el contrario, algunos pa¨ªses acertaron a emprender un rumbo de reformas que, a pesar de las enormes dificultades, podr¨ªan cimentar la convivencia pol¨ªtica. T¨²nez celebr¨® elecciones en 2014 que llevaron a la victoria del partido modernizador Nidaa Tunes, liderado por el presidente Essebsi, con los islamistas de Ennahda en la oposici¨®n ¡ªpartido que ha cambiado su nombre a Musulmanes Dem¨®cratas¡ª, descartando planteamientos radicales. Marruecos introdujo reformas constitucionales en 2011 y, desde entonces, los islamistas moderados del PJD gobiernan en coalici¨®n con fuerzas oficialistas. Ambos pa¨ªses est¨¢n recibiendo una consideraci¨®n especial por parte de la Uni¨®n Europea, en apoyo a sus avances.
En Marruecos nadie quiere que el tren del di¨¢logo pol¨ªtico descarrile. A lo largo de la ¨²ltima legislatura, el Gobierno presidido por Abdelil¨¢ Benkir¨¢n, l¨ªder del PJD, tuvo que guardar un equilibrio entre los ministerios asignados a los islamistas y las carteras conocidas como de soberan¨ªa que fueron ejercidas por personalidades m¨¢s cercanas a palacio. El nuevo Gobierno de coalici¨®n que se est¨¢ negociando se basar¨¢ en un equilibrio similar. Esta apuesta por el consenso dice mucho en favor de la capacidad pol¨ªtica de los dirigentes del pa¨ªs vecino, comenzando por el propio rey Mohammed VI, que es consciente de la necesidad de reformas, y por el jefe del Gobierno, Benkir¨¢n. La personalidad de Abdelil¨¢ Benkir¨¢n es clave en este proceso porque ha sabido hablar el lenguaje de la calle, contactar con las necesidades de una mayor¨ªa y criticar a las ¨¦lites, al mismo tiempo que impulsaba pol¨ªticas pragm¨¢ticas. Salvando las distancias, su h¨¢bil papel en la adaptaci¨®n de la ideolog¨ªa a la realidad recuerda al del primer Felipe Gonz¨¢lez en los a?os 1980.
Espa?a debe seguir considerando al Magreb como prioridad de pol¨ªtica exterior
Como han observado los profesores Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa y Miguel Hernando de Larramendi en un estudio publicado por el Real Instituto Elcano, la habilidad de Benkir¨¢n y sus colaboradores radica en mantener el esp¨ªritu islamista y realizar una pol¨ªtica econ¨®mica sensata. A pesar de dirigir el Gobierno durante a?os y tener que tomar algunas medidas impopulares, como la subida de precios de los carburantes, el PJD no sufri¨® el desgaste del poder, y obtuvo un mejor resultado en octubre (127 esca?os) que en las anteriores elecciones. Su ¨¦nfasis en la lucha contra la corrupci¨®n y la racionalizaci¨®n de los m¨¦todos de gobierno ha dado r¨¦ditos electorales.
Estas l¨ªneas de acci¨®n se complementan con la actitud constructiva de los poderes establecidos, lo que al final produce una estabilidad pol¨ªtica que otros pa¨ªses ¨¢rabes pueden envidiar. Marruecos ha experimentado un crecimiento regular del PIB desde el a?o 2000, sin sufrir los efectos de la crisis. En 2015, el crecimiento fue del 4,5%, aunque para 2016 se espera una cifra menor debido a peores cosechas agr¨ªcolas.
Sin duda, numerosos problemas persisten en Marruecos: la sociedad exige mejoras en la educaci¨®n y en las infraestructuras. Son precisos avances en la igualdad, el sistema impositivo y el Estado de derecho. En el plano internacional, la normalizaci¨®n de las relaciones entre los pa¨ªses del Magreb y la resoluci¨®n de la controversia del S¨¢hara occidental introducir¨ªan una din¨¢mica positiva. Con esas posibles mejoras, estar¨ªamos ante una regi¨®n emergente, evoluci¨®n que Espa?a y el conjunto de la Uni¨®n Europea deber¨ªan seguir apoyando como prioridad de pol¨ªtica exterior.
Mart¨ªn Ortega Carcel¨¦n es profesor de Derecho Internacional en la Universidad Complutense de Madrid.
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