Gracias Georgina
Cristiano ya no necesita revalidarse como var¨®n con una supermujer
Durante la pintoresca rueda de prensa de Donald Trump, me pareci¨® entender por qu¨¦ gusta a sus votantes: es un bravuc¨®n, que es como muchos de sus compatriotas se identifican. Convoc¨® a la prensa en sus oficinas, con sus hijos y su abogada. Mand¨® callar al periodista de la CNN, aumentando la brecha en su relaci¨®n con los medios. Se?al¨® enemigos. Dijo su palabra favorita, ¡°desastre¡±, una docena de veces. Alborot¨®, molest¨® y se march¨®, repiti¨¦ndose a s¨ª mismo advirtiendo que si sus hijos lo hacen mal, los despedir¨¢ como desped¨ªa a los concursantes de su reality show. Solo una cosa ha cambiado del candidato al presidente: el pelo ya no es un tup¨¦ descontrolado. El poder lo ha fijado.
La noche antes, Obama se despidi¨® con un discurso lleno de l¨ªrica, fuerza y unos gramos de sensibler¨ªa Bambi. Al d¨ªa siguiente, Am¨¦rica, que juega con la realidad como nadie, nos abofete¨® con la cruda verdad: el legado de Obama es Trump. Desde Hollywood, Meryl Streep, otra que tampoco tiene pelos en la lengua, nos desvel¨® c¨®mo va a ser la oposici¨®n al gobierno de Donald: con fuerza pero con la cortes¨ªa de los lideres medi¨¢ticos. A Streep la han criticado por abusar de su premio en los Globos de Oro para hacer pol¨ªtica. Pero estaba en una asociaci¨®n de prensa, ?qu¨¦ mejor lugar para expresar una opini¨®n! Recuerden, no estamos en Cuba sino en Estados Unidos. En el gobierno sin pol¨ªticos de Trump, la oposici¨®n tampoco son pol¨ªticos, sino l¨ªderes de opini¨®n. Actrices como Meryl Streep, algunos peri¨®dicos y la CNN. Ser¨¢ una pel¨ªcula que reunir¨¢ lo mejor y lo peor de Estados Unidos. Y, como en toda superproducci¨®n, con mucho pelo.
Antes se aseguraba que mantenerse fiel al mismo peinado era una se?al de personalidad. La reina Sof¨ªa, por ejemplo, no ha cambiado el suyo en 45 a?os, quiz¨¢s porque en ese tiempo poco ha cambiado en su cabeza. Pero el joven rey de Marruecos, Mohamed VI, sin cortarse un pelo, se ha sacado esa idea de la cabeza ofreciendo un cambio de look que lo asemeja a un presentador de televisi¨®n con mucho presupuesto. Tambi¨¦n los cortes de Letizia son parte de nuestros tiempos, que no son tan iguales ni tan mon¨®tonos como los de antes. Y la Reina lo sabe. Por eso ha decidido agregarle a la Pascua Militar un ingrediente de suspense. Haciendo algo sorprendente, como sacar un espejito del bolso y retocarse el maquillaje delante de la ministra de Defensa y del presidente del Gobierno. Combinando alta comedia y riesgo. Perpetrando, a su manera, una coqueta bravuconada. Se lo tienen merecido los organizadores de esa fiesta que, con perd¨®n, se han dormido en los laureles y no la han puesto al d¨ªa, anim¨¢ndola con un concierto o un concurso. Letizia colorea la Pascua Militar. ?Qu¨¦ puede ser m¨¢s de psicoan¨¢lisis Disney que una reina vi¨¦ndose en un espejo mientras la miran? ?Qu¨¦ habr¨¢ o¨ªdo? ?Qu¨¦ habr¨¢ visto? Imaginamos lo que le pregunt¨®, pero nadie puede decirnos qu¨¦ respondi¨® el espejito. Excepto Mariano, que estaba al lado.
Mucho m¨¢s divertida, curvil¨ªnea y llena de parejas resulto la alfombra verde de los premios de la FIFA: The Best. Una cita del f¨²tbol, con mucha moda, presupuesto y rivalidades no solo entre los jugadores sino tambi¨¦n entre quienes tienen la pareja m¨¢s top. Compitieron en esa categor¨ªa Pilar Rubio, Vanessa Lorenzo y Joana Sanz, la novia de Dani Alves. El golazo lo marc¨® Pilar, con un traje columna metalizado, de inspiraci¨®n tan gal¨¢ctica como su marido.
Cristiano Ronaldo apareci¨® muy galanzote con traje cruzado en azul pavo real. Recogi¨® su premio diciendo que estaba bien adjudicado, ¡°yo soy el mejor¡±. Cris se present¨® con su madre, hermanas y su nueva novia, Georgina Rodr¨ªguez, que todav¨ªa trabaja en la tienda Gucci de Madrid. Otro gol para la casa de moda milanesa, que vuelve a estar de superactualidad. Georgina es joven y sosegada, aunque sin los superp¨®mulos e hist¨®rico mal car¨¢cter de Irina Shayk, la pareja m¨¢s medi¨¢tica del futbolista. Con Georgina al lado, se adivina cierta madurez en el astro. Ya no necesita revalidarse como var¨®n con una supermujer. Georgina parece querer ser su cable a tierra, un tipo de frase que nunca sabes si te gusta escuchar. Pero Gigi, estoy seguro de que en los pasillos del estadio del Real Madrid, los bravucones hombres de confianza de Zidane o de Florentino dir¨¢n a tu paso: Gracias, reina.
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