Aquellos luditas y estos polvos de alta tecnolog¨ªa
La rob¨®tica y la inteligencia artificial provocan cambios que exigen nuevos enfoques sociales y educativos
Las ¨²ltimas campa?as electorales celebradas en Espa?a lanzaron la pol¨¦mica sobre la posibilidad de financiar una renta universal, como Podemos sosten¨ªa al principio, o al menos una renta b¨¢sica ligada al combate contra la pobreza y la p¨¦rdida de recursos del Estado de bienestar. Sin embargo, cada vez m¨¢s gente se pregunta ahora si la renta b¨¢sica o universal tendr¨ªa que utilizarse para compensar la destrucci¨®n de empleos provocada por la automatizaci¨®n de los procedimientos de fabricaci¨®n industrial y de parte de los servicios.
Es un debate muy dif¨ªcil en pa¨ªses con mucho paro y precariedad laboral. El ¨²ltimo aldabonazo vino de investigadores de la Universidad de Oxford, que estimaron nada menos que en un 57% el volumen de los empleos existentes en los pa¨ªses de la OCDE que puede desaparecer a causa de los avances de la rob¨®tica. Cierto que otros movimientos hist¨®ricos de terror a la innovaci¨®n duraron relativamente poco, como el de aquellos luditas de hace dos siglos, que destru¨ªan los primeros telares industriales o maquinaria agr¨ªcola en Inglaterra. Ni siquiera los contempor¨¢neos sabemos bien en qu¨¦ mundo tecnol¨®gico estamos adentr¨¢ndonos con botas de siete leguas, llenos de curiosidad e inter¨¦s, pero tambi¨¦n de miedo.
?De cu¨¢ntos afectados estamos hablando? No se trata solo de empleos que se pierden o rotan por ser de muy baja cualificaci¨®n, sino de aquellas partes de las clases medias que viven de trabajos rutinarios, f¨¢cilmente sustituibles. Al final, la masa social que podr¨ªa necesitar un ingreso garantizado llegar¨¢ a ser bastante amplia, si llevan raz¨®n los que lanzan las advertencias alarmistas. Por supuesto, no es lo mismo asegurar un ingreso b¨¢sico de 560 euros mensuales a 2.000 parados, como ha puesto en marcha el Gobierno finland¨¦s en una experiencia piloto, que los 2.250 euros para toda la poblaci¨®n propuestos en el refer¨¦ndum celebrado en Suiza el a?o pasado, que fueron rechazados de plano en las urnas.
Sin embargo, los recursos p¨²blicos se ver¨¢n presionados no solo por la financiaci¨®n de rentas m¨ªnimas. Porque la automatizaci¨®n galopante tambi¨¦n exige una revoluci¨®n educativa. Cuando la educaci¨®n no sigue el ritmo de la tecnolog¨ªa, el resultado conduce a la desigualdad social, como plantea el semanario The Economist en su ¨²ltima entrega, que contempla una educaci¨®n a lo largo de toda la vida.
La rob¨®tica y la inteligencia artificial no solo necesitan cambios de planes de ense?anza para abarrotar de conocimientos y habilidades los habituales periodos escolares de la vida juvenil. Pensar que se puede vivir de una educaci¨®n b¨¢sica o de un grado universitario de cuatro a?os toda la existencia, complementados si acaso con cursos intermitentes, es un modo muy corto de pensar. ?Se ocupar¨¢ de estos problemas el tan cacareado pacto educativo espa?ol? La pol¨ªtica tiene que fijarse mucho m¨¢s en este tipo de asuntos. Las discusiones sobre los liderazgos partidistas respecto a apelaciones muy generales resultan entretenidas, pero muy insuficientes para empezar a responder a los nuevos retos sociales que llaman insistentemente a la puerta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.