Un mundo en pie
Los miembros de la Internacional Nacionalista son, por ahora, incapaces de llegar al poder sin apoyos
¡°Su mundo se derrumba, el nuestro est¨¢ siendo construido¡±. Eso dijo Florian Philippot, del franc¨¦s FN, el 9 de noviembre. Lo hizo con la mirada puesta en un d¨ªa como hoy. Pero la verdad es que, incluso con la proclamaci¨®n de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, la Internacional Nacionalista (si se me permite el ox¨ªmoron) estar¨¢ lejos de reconstruir el mundo a su antojo. Har¨ªan bien, por tanto, en no caer en el mismo error que sus rivales liberales: pensar que su victoria es inevitable, y eterna.
Deteng¨¢monos un instante en sus triunfos. En Estados Unidos, Trump ha tenido que tomar por asalto uno de los dos grandes partidos y contar con un gran caudal de voto moderado. Aun as¨ª, solo ha alcanzado a ganar por un vuelco por la m¨ªnima en tres Estados decisivos, y gracias a los errores de campa?a de su rival. En Reino Unido, el Brexit solo puede canalizarse a trav¨¦s de la centenaria formaci¨®n conservadora. En el Parlamento Europeo, la Internacional apareci¨® dividida el pasado martes entre quienes apoyaron la presidencia del Partido Popular (el grupo parlamentario de los conservadores y reformistas, que pact¨® incluso con los liberales) y quienes se mantuvieron irreductibles (el grupo de las Naciones y la Libertad, m¨¢s extremo). En Alemania, Pa¨ªses Bajos y el resto de democracias parlamentarias del continente, los nacionalistas se saben aislados a menos que forjen alianzas hacia el centroderecha.
Los miembros de la Internacional Nacionalista son, por ahora, incapaces de llegar al poder sin apoyos. La nueva derecha solo manda, mucho o poco, all¨¢ donde la vieja se lo ha permitido. Esta enfrenta un dilema dif¨ªcil, es cierto, que se presenta en la tierra de Le Pen con toda su crudeza: mantener distancias y regalarle el argumento antiestablishment a sus rivales, o dormir con el enemigo a riesgo de que el electorado prefiera al original. Por desgracia para ellos no hay alternativa perfecta, pero lo que est¨¢ claro es que su tiempo est¨¢ lejos de agotarse. La batalla por qui¨¦n y c¨®mo se construir¨¢ el mundo del futuro no solo no est¨¢ cerrada, sino que, a partir de hoy, queda m¨¢s abierta que nunca. @jorgegalindo
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