Chumbera: la invasora amenazada
Cuatro siglos despu¨¦s de su llegada desde Am¨¦rica, una plaga deja a las tunas de Espa?a al borde de su desaparici¨®n
Fue una de las primeras especies que lleg¨® del Nuevo Mundo. A bordo de los buques de los conquistadores, desembarc¨® en las costas espa?olas en el siglo XVI (se cree que entre 1548 y 1570) con un fin concreto: cultivarlas para servir de alimento a la cochinilla del carm¨ªn, empleada para producir tintes. El plan no cuaj¨® mayoritariamente, pero la chumbera lleg¨® para quedarse. La variedad m¨¢s com¨²n, la?Opuntia ficus-indica, pronto encontr¨® acomodo como planta silvestre, vallado natural entre lindes de terrenos, alimento de ganado e incluso humano. Ahora, cuatro siglos despu¨¦s de su llegada, justo una plaga de la misma cochinilla (la?Dactylopius Opuntiae) amenaza con acabar para siempre con esta planta al¨®ctona llegada desde M¨¦xico.
A la chumbera le bast¨® no m¨¢s de un siglo para extenderse por Espa?a. Resiste bien a las sequ¨ªas o vientos intensos y, adem¨¢s de las semillas, brota con plantar una de sus palas en la tierra. Al abrigo de taludes, laderas soleadas, bordes de caminos o cultivos, las conocidas tambi¨¦n como tunas arraigaron en las provincias mediterra?neas peninsulares, zonas abrigadas del interior de Andaluci?a, Extremadura, islas Baleares, Ceuta, Melilla, Canarias (donde s¨ª se usa para producir la cochinilla del carm¨ªn) e incluso zonas caldeadas de Navarra y Arago?n. Aunque su expansi¨®n lleva a?os estabilizada, sigue siendo una de las especies incluidas en el Cat¨¢logo Espa?ol de Especies Ex¨®ticas Invasoras, del Ministerio de Medio Ambiente. Para su control se recomienda la lucha biol¨®gica con insectos como la propia Dactylopius opuntiae. En Espa?a no ha sido necesario, la propia naturaleza ha hecho su trabajo.
Fue en Murcia donde se detect¨® la presencia de la plaga del carm¨ªn por primera vez, tal y como explica el ingeniero t¨¦cnico agr¨®nomo Rafael Pacheco. ¡°Se detect¨® hace siete u ocho a?os¡± y, con la misma voracidad de la que ya hizo gala su hu¨¦sped, la afectaci¨®n se fue propagando al norte y al sur de esta regi¨®n. Hoy, la plaga ya se ha extendido en miles de hect¨¢reas de toda la costa e interior mediterr¨¢neo y ya est¨¢ cerca de la costa atl¨¢ntica de C¨¢diz y Huelva. Pacheco es uno de los que, en la provincia de C¨¢diz, ha dado voz de alarma en reiteradas ocasiones. ¡°En aquellos sitios donde ha llegado, la afectaci¨®n es del 100%. Es una plaga persistente y dif¨ªcil de atajar¡±, reconoce Pacheco.
Una plaga sin control
La cochinilla aprovecha las altas temperaturas para propagarse en el viento y debilita a su hu¨¦sped por succi¨®n de la savia. ¡°En esta zona, es un insecto que no tiene enemigo estudiado para su control biol¨®gico¡±, explica Pacheco, por lo que avanza inexorable y sin control acabando con las chumberas que se encuentra a su paso. Pese a que en otras regiones mediterr¨¢neas es justo lo que se buscaba para acabar con el crecimiento descontrolado de las tunas, el ingeniero cree que la realidad espa?ola es distinta. ¡°No es nuestro caso. En esta zona, la chumbera est¨¢ controlada, integrada en la naturaleza. Forma parte de nuestro ecosistema¡±, reconoce Pacheco. Un paisaje en el que ahora destacan arbustos de chumberas (que alcanzan hasta seis metros de alto) resecos y cubiertos de masas blancas algodonosas.
En estado salvaje, ¡°la chumbera est¨¢ integrada con el resto de especies aut¨®ctonas y sirve de refugio a fauna¡±, relata el ingeniero. ¡°Adem¨¢s, ha sido utilizada tradicionalmente para delimitar fincas, para dar de comer al ganado con sus palas (retir¨¢ndole las espinas) e incluso para consumo humano de sus frutos, los higos chumbos¡±, relata Pacheco. Todos esos usos peligran ante la plaga, adem¨¢s de la ¡°perdida del paisaje creado hace cuatro siglos¡±, como reconoce el Colegio de Ingenieros T¨¦cnicos Agr¨ªcolas de Almer¨ªa en su ponencia Me?todos de control de la cochinilla del carmi?n y marco normativo.
¡°En el verano de 2015 vimos la primera tuna afectada¡±, rememora Isabel Domecq.Dos a?os despu¨¦s, los tres kil¨®metros que ten¨ªan de chumberas ¡°se han perdido por completo¡±
Que se lo digan a la familia Domecq, propietaria de la finca Los Alburejos de ganader¨ªa brava Torrestrella, ubicada en Medina Sidonia (C¨¢diz). ¡°En el verano de 2015 vimos la primera tuna afectada¡±, rememora Isabel Domecq, gestora de la finca. Dos a?os despu¨¦s, los tres kil¨®metros que ten¨ªan de chumberas ¡°se han perdido por completo¡±, reconoce la gerente. ¡°Ahora en invierno empiezan a crecer, pero con el calor, la cochinilla ataca de nuevo¡±. La consecuencia inmediata es que han tenido que reforzar el vallado que separaba a los toros. ¡°Las tunas hac¨ªan las veces de seto, al desaparecer, los toros se pelean al verse¡±, reconoce Domecq.
Sin separaci¨®n para los toros
La empresaria lamenta esas y otras consecuencias de la afectaci¨®n de las chumberas: ¡°En las noches de verano, la cochinilla vuela y, como es tan peque?a, traspasa las mosquiteras atra¨ªda por la luz. Aunque no pique, resulta muy molesta y no es buena para la hosteler¨ªa¡±. Tampoco cree que sea beneficioso la p¨¦rdida en el paisaje: ¡°Ya formaba parte de nuestra flora, cuando los turistas vienen a la finca se sorprenden de su estado¡±, relata la tambi¨¦n gerente de?A campo abierto, la marca comercial con la que ofertan visitas a la finca.
En Los Alburejos ya han optado por arrancar las Opuntias y sustituirlas por un vallado firme. Lo cierto es que, el tratamiento no es sencillo, como ejemplifica Pacheco. El jab¨®n pot¨¢sico (un insecticida ecol¨®gico) solo es viable en los primeros estados de infestaci¨®n. El uso de insecticidas qu¨ªmicos no es recomendable en plantas ubicadas en lindes o terrenos p¨²blicos, de acceso a recolectores de higos chumbos, o en matorrales que se usen para alimentar al ganado. As¨ª las cosas, lo viable es arrancar las zonas afectadas ¡°sin tirarlas a la basura o al campo, porque puede ayudar a propagar la plaga¡±, como relata el ingeniero. Todo ello, en plantas de gran altura y con espinas, lo que lleva a agricultores o ganaderos afectados a buscar alternativas.
Pacheco sabe que, en esta lucha, la Administraci¨®n no est¨¢ de su lado. Desde la Junta de Andaluc¨ªa reconocen que la infestaci¨®n ya ha traspasado el r¨ªo Guadalete (C¨¢diz) es cuesti¨®n de tiempo que llegue a la costa noroeste gaditana de Sanl¨²car y Rota. Sin embargo, no actuar¨¢n porque es una especie invasora. ¡°Se supone que deber¨ªamos erradicarla¡±, reconocen desde la Delegaci¨®n Provincial de la Junta en C¨¢diz. Ante la pregunta de distintos ayuntamientos, desde la administraci¨®n andaluza se han limitado a aconsejar sobre c¨®mo eliminar los restos afectados y a aprovechar la ocasi¨®n para repoblar lo perdido con especies aut¨®ctonas espinosas. Es el protocolo que tambi¨¦n sigue tanto el propio Ministerio como otras comunidades.
Sin embargo, Pacheco cree que es un error: ¡°Esto es un problema ecol¨®gico, social y biol¨®gico. Estas cosas tienen consecuencias a largo plazo que creo que habr¨ªa que sopesar. Es una herencia que deber¨ªamos proteger¡±. En la ponencia del Colegio de Ingenieros de Almer¨ªa se remiten tambi¨¦n a estudios donde la chumbera ha mostrado eficacia en la producci¨®n de biog¨¢s, y bioetanol, adem¨¢s de ¡°los beneficios nutricionales y las propiedades medicinales del higo chumbo¡±. Por ello, Pacheco pide que se revise la catalogaci¨®n de la Opuntia como especie invasora y que se estudien tratamientos con otros insectos que frenen el avance de la cochinilla. Desde hace m¨¢s de un a?o, es el mensaje que lanza a las administraciones. Sin embargo, Pacheco dice sentirse ¡°clamando en el desierto¡±. Es la alerta que lanza por la chumbera que lleg¨® en un barco hace cuatro siglos, se integr¨® en el paisaje, supo hacerse imprescindible y que ya languidece ante su previsible final. La historia de la invasora que acab¨® siendo la invadida.
Una cochinilla en tu comida
Al aplastar a las ninfas de las plagas que inundan las chumberas, se desprende un l¨ªquido rojo. Es el mismo que era usado como colorante rojo ¡°desde los egipcios a los indios prehisp¨¢nicos¡±, como relata Pacheco. Tras caer en desuso ante el avance de los colorantes qu¨ªmicos, hoy, dicho tinte vive una nueva edad dorada.
Es conocido como E-120 y, alabado por su origen natural, se suele usar en pintalabios, yogures, bebidas alcoh¨®licas, mermeladas, zumos o c¨¢psulas de pastillas. De hecho, las Islas Canarias es el criadero espa?ol m¨¢s importante de este tipo de cochinilla que, posteriormente, pasa a ser un ingrediente m¨¢s de mucho de los alimentos que consumimos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.