Los j¨®venes, los grandes perdedores de la crisis

Era algo que ya sab¨ªamos, porque est¨¢ en las estad¨ªsticas y en el ambiente, pero la Encuesta Financiera de las Familias que acaba de publicar el Banco de Espa?a lo certifica: los grandes perdedores de la crisis en Espa?a han sido y siguen siendo los j¨®venes.

A finales de 2014, la renta media neta del conjunto de los hogares hab¨ªa disminuido un 12,10% respecto de 2011 y no solo cayeron las rentas, sino los ahorros y el patrimonio. La riqueza acumulada en los hogares experiment¨® un importante descenso ¡ªla mediana cay¨® un 22,1% y la media del 7,7%¡ª pero ese retroceso no ha afectado por igual a todos. La p¨¦rdida ha sido mucho m¨¢s acusada en los hogares cuyo cabeza de familia tiene menos de 35 a?os y en los de quienes trabajan por cuenta propia. En realidad son dos caras del mismo fen¨®meno: la creciente precarizaci¨®n laboral, que ha reducido los ingresos medios de los que entran en el mercado laboral y ha convertido a muchos de los que antes eran trabajadores con contrato en aut¨®nomos forzosos.

En el polo opuesto de la balanza se sit¨²an los dos colectivos que mejoran sus posiciones: los hogares con ingresos m¨¢s altos y aquellos cuyo cabeza de familia tiene m¨¢s de 65 a?os, con incrementos de riqueza del 4,3% y del 5,6%, respectivamente. Los hogares de mayor renta, adem¨¢s de disponer de altos ingresos, tienen tambi¨¦n m¨¢s patrimonio inmobiliario y en muchos casos activos financieros. Los primeros se han devaluado, pero los segundos han crecido.

Otra cosa es el incremento de la renta y la riqueza relativa de los jubilados. El que haya aumentado no significa que sea boyante, pues la pensi¨®n media en Espa?a sigue siendo baja. Lo que ha ocurrido en este periodo es que los nuevos jubilados perciben en general pensiones m¨¢s altas porque han cotizado m¨¢s y durante periodos m¨¢s largos. Y adem¨¢s, algo muy importante en estos tiempos de incertidumbre, sus ingresos son regulares.

Lo que la encuesta del Banco de Espa?a dibuja es un panorama que puede dejar profundas secuelas a largo plazo. Si la crisis no ha tenido efectos m¨¢s devastadores socialmente es porque se est¨¢ produciendo una masiva transferencia de rentas de los m¨¢s mayores a los m¨¢s j¨®venes en forma de ayudas de todo tipo. Esa transferencia se perfila como el gran amortiguador social, fruto de una cultura familiar solidaria que deber¨ªamos reivindicar como uno de los principales activos.

Un dato m¨¢s para la reflexi¨®n: en 2011 se constituyeron en Espa?a 254.000 nuevos hogares. En 2014, apenas 76.000. No podemos estar satisfechos. Conviene que los jubilados puedan disfrutar de la pensi¨®n a la que tienen derecho y que los j¨®venes puedan aspirar a un trabajo dignamente remunerado que les permita emanciparse, formar una familia y traer al mundo nuevos cotizantes. De lo contrario, todos saldremos perdiendo.