Podemos, segunda singladura
El partido naci¨® como un prototipo ligero en alta mar. Hoy necesita superar distancias entre el timonel y la tripulaci¨®n del cambio
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Desplegar las velas: un Podemos para gobernar es el t¨ªtulo del documento pol¨ªtico propuesto por I?igo Errej¨®n de cara a la asamblea de Vistalegre. Una met¨¢fora pertinente. Hace tres a?os, por estas fechas, la embarcaci¨®n iniciaba singladura en el Teatro del Barrio de Madrid extrayendo lecciones del naufragio de la izquierda y ensayando una diferente hoja de ruta. Era precisa una nueva carta de navegaci¨®n que aprendiera de los retrocesos sufridos frente a las transformaciones capitalistas desarrolladas por la gobernanza neoliberal desde los a?os setenta y, en lo nacional, de la emergencia de un pueblo sociol¨®gica y culturalmente in¨¦dito tras el corrimiento de tierras del 15M. Imposible hacer tabla rasa: la nave deb¨ªa construirse en mar abierto cribando viejos cascotes, con los materiales sociales disponibles y sin dique seco desde el cual operar c¨®modamente.
El rumbo colectivo, como indicaba su nombre, ¡°Podemos¡±, ofrec¨ªa menos un mapa definido que una apuesta urgente de la voluntad, pero no simplemente voluntarista, como preve¨ªan cr¨ªticos cenizos. Se pod¨ªa navegar de nuevo porque exist¨ªan los vientos de una grave crisis econ¨®mica y pol¨ªtica y al mismo tiempo una constelaci¨®n virtuosa de factores que, simplificando, se nutr¨ªan de un triple impulso: la implantaci¨®n territorial de Izquierda Anticapitalista, que sirvi¨® para crear las condiciones de unos C¨ªrculos luego desbordados por gente menos militante; un malestar social que buscaba politizarse sin quedar absorbido por las gram¨¢ticas de clase o por los contenedores surgidos de 1978; y una t¨¦cnica pol¨ªtica forjada en ambientes universitarios ¡ªlas Facultades de Pol¨ªticas y de Filosof¨ªa de la UCM, unidas en la importante lucha contra el Plan Bolonia¡ª puesta a prueba en medios contrahegem¨®nicos y experiencias latinoamericanas.
El rumbo colectivo ofrec¨ªa menos un mapa definido que una apuesta urgente de la voluntad
Por el hecho de desplegar esta in¨¦dita conjugaci¨®n de fuerza social y cultural en un momento de crisis org¨¢nica, esta nave podr¨ªa haberse bautizado con el nombre de "Gramsci", cronista de nuestras perplejidades cartogr¨¢ficas. En efecto, lo apremiante era construir con el optimismo de la voluntad un partido que fuera un intelectual colectivo, aprendiendo tambi¨¦n ¡ªpesimismo de la inteligencia¡ª de los debates y errores autodestructivos de la fase postogliattiana del PCI. Un neogramscismo que no era tanto una respuesta exclusivamente ideol¨®gica a las "frustraciones" de la izquierda como una revisi¨®n afinada en la pr¨¢ctica tras el 15M.
Se ha hablado poco de lo importante que fue para esta singladura el experimento de Juventud sin Futuro, primer banco de pruebas. Con ¨¦l se aprend¨ªa a convocar a un sujeto pol¨ªtico nuevo ya no interpelado como consumidor o votante, sino como precariado -los ¡°perdedores¡±- que pudiera revertir las tendencias a un nuevo pacto institucional con salida regresiva a la crisis desde arriba. Se trataba de una identidad pol¨ªtica no integrada, esto es, impugnadora de las maniobras restauradoras, pero al mismo tiempo desmarcada de las identidades t¨ªpicas de protesta. El modo en el que I?igo Errej¨®n ensanchaba el campo de juego no solo supon¨ªa una reformulaci¨®n del problema de la hegemon¨ªa, sino que abr¨ªa una posibilidad de praxis militante m¨¢s org¨¢nica y realista con el marco social. La fuerza de navegaci¨®n deb¨ªa moverse en el equilibrio entre dos polos extremos: la ¡°recuperaci¨®n-integraci¨®n¡± o la ¡°marginalidad-sectarismo¡±.
El modo en que Errej¨®n ensanchaba el campo de juego abr¨ªa una posibilidad de praxis militante m¨¢s org¨¢nica y realista con el marco social
Esta tensi¨®n planteaba algo original: el trabajo pol¨ªtico-ideol¨®gico pod¨ªa dar frutos efectivos y no quedar relegado a los habituales virtuosismos culturales resignados a la necesidad de los hechos. En un documento del partido Pablo Iglesias reconoci¨® este logro al se?alar que esta traducci¨®n te¨®rica a la praxis colocaba "a nuestro secretario pol¨ªtico en la tradici¨®n de pensadores realmente importantes; los de la und¨¦cima tesis".
Vistalegre I fue testimonio de la necesidad de acoplar esa herramienta a un velero que pudiera navegar con velocidad de crucero y sortear peligros en una coyuntura complej¨ªsima. Se construy¨® en alta mar un prototipo ligero que, desde mecanismos plebiscitarios, pudiera responder organizativamente a los retos electorales, dando plenos poderes a un secretario general con una extraordinaria capacidad oratoria para decir verdades poco escuchadas. Hoy reconstruir la nave de Vistalegre II no necesita, sin embargo, un ¡°s¨ª se puede¡± m¨¢s duro y resistente, sino uno m¨¢s denso y poroso que, con aportes del republicanismo, suprima distancia entre el timonel y la tripulaci¨®n del cambio. Una nave cuyo peso no se desequilibre plegando velas solo a favor de la lucha social en detrimento de la fuerza cultural e institucional. Un partido que sirva de agente civilizador en un marco global de mareas regresivas. Que tenga como contrapeso de su musculaci¨®n militante y su dependencia de situaciones l¨ªmites de indignidad y empobrecimiento una voluntad real de feminizaci¨®n pol¨ªtica inserta en la vida cotidiana y plural de un pa¨ªs por venir.
Germ¨¢n Cano es consejero estatal de Podemos y profesor de la UAH.
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