La ciencia declara la guerra a Trump
Los investigadores de EE UU marchar¨¢n hacia la capital y se rebelan contra la censura en las redes sociales
La ciencia es pol¨ªtica. Y lo que sucede estos d¨ªas en EE UU se ha convertido en un notable aviso sobre la importancia de tenerlo claro. Mientras Barack Obama era el presidente que escrib¨ªa en las revistas cient¨ªficas e impulsaba proyectos monumentales, Donald Trump est¨¢ en guerra contra los datos. Y como sin datos no hay ciencia, los cient¨ªficos han decidido plantar cara a su nuevo presidente. Frente a la censura que quiere imponerles y la manipulaci¨®n de sus resultados, han decidido marchar en una manifestaci¨®n masiva en la capital del pa¨ªs, Washington D.C. Mientras tanto, algunas cuentas en redes sociales se han convertido en la resistencia frente a la prohibici¨®n de hablar de la ciencia del clima.
"Un Gobierno estadounidense que ignora la ciencia para impulsar agendas ideol¨®gicas pone al mundo en peligro", asegura la organizaci¨®n
"Los pol¨ªticos que deval¨²an el conocimiento se arriesgan a tomar decisiones que no reflejan la realidad y deben rendir cuentas. Un Gobierno estadounidense que ignora la ciencia para impulsar agendas ideol¨®gicas pone al mundo en peligro", defiende la organizaci¨®n de la marcha en su convocatoria. Se inspiran en el ¨¦xito de la marcha de las mujeres, que se celebr¨® la semana pasada y que se convirti¨® en la m¨¢s multitudinaria de la historia de EE UU. Ya en esa manifestaci¨®n pudieron verse muchas pancartas que hac¨ªan alusi¨®n a la necesidad de defender la ciencia.
El grupo de cient¨ªficos que est¨¢ organizando la manifestaci¨®n est¨¢ desbordado por la respuesta recibida: todav¨ªa no han decidido la fecha (lo har¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas) y ya tienen numerosas convocatorias sat¨¦lites en otras ciudades de EE UU y de todo el mundo. "Esto no es una cuesti¨®n partidista. La gente de todo el espectro pol¨ªtico debe alarmarse por estos esfuerzos para negar el progreso cient¨ªfico", asegura a Climate Central una investigadora m¨¦dica que est¨¢ ayudando a organizar la marcha.?
It has never been more important for scientists of all stripes to come together and have their voices heard in government.
— March for Science (@MarchForScience) January 25, 2017
"Nunca ha sido tan importante para los cient¨ªficos de todos los campos unirse y conseguir que su voz sea escuchada por Gobierno", publicaba la cuenta que organiza la marcha. En apenas dos d¨ªas tienen cientos de miles de seguidores en las redes sociales, el primer campo de batalla en el que se est¨¢ celebrando este enfrentamiento entre la ciencia y la administraci¨®n Trump. La participaci¨®n est¨¢ abierta a todo el mundo: "Algunos han preguntado si los no cient¨ªficos pueden marchar. ?La respuesta es s¨ª! Todos los que creen en la ciencia emp¨ªrica pueden (y deben) marchar", aseguran.
Adem¨¢s, los activistas de People's Climate March (Marcha Popular sobre el Clima), que lograron en 2014 una gigantesca manifestaci¨®n (300.000 personas en Nueva York) para concienciar sobre el cambio clim¨¢tico, han convocado una nueva marcha para el 29 de abril en respuesta a "la agenda anticlim¨¢tica de Trump".
Los cient¨ªficos del clima comenzaron a poner a salvo los datos antes de la llegada de Trump. Sus primeras decisiones han demostrado que ten¨ªan raz¨®n
La semilla de la resistencia se plant¨® en el mismo momento en que se tom¨® conciencia de lo que podr¨ªa significar la presidencia de Trump. Ya se manifestaron en diciembre durante la mayor concentraci¨®n de cient¨ªficos que trabajan sobre el clima: en la reuni¨®n de la Uni¨®n Americana de Geof¨ªsica. Si algo bueno tiene la verborrea del nuevo presidente es que sus salidas de tono sirvieron de aviso para los cient¨ªficos, que pudieron actuar con antelaci¨®n.
En los d¨ªas que siguieron a la elecci¨®n del potentado, los cient¨ªficos que investigan sobre el clima de la Tierra comenzaron a organizarse para poner salvo el gigantesco volumen de datos recabados hasta el momento. La prueba de que ten¨ªan raz¨®n lleg¨® ayer, cuando la administraci¨®n dio orden de tumbar la p¨¢gina oficial sobre cambio clim¨¢tico. La presi¨®n social y de los medios ha paralizado, de momento, esa decisi¨®n que destrozaba el trabajo de a?os por acercar la ciencia del clima a la sociedad estadounidense, que es quien la paga.
Posteriormente, la agencia AP inform¨® de que todos los informes y estudios cient¨ªficos de la Agencia de Protecci¨®n Ambiental (EPA) tendr¨¢n que pasar por las manos de Trump antes de hacerse p¨²blicos, algo que est¨¢ prohibido seg¨²n la propia pol¨ªtica de integridad cient¨ªfica de la EPA. Los datos cient¨ªficos son sagrados y si pasan antes una revisi¨®n partidista quedan por completo en entredicho. El presidente eligi¨® para gobernar la EPA a un negacionista del calentamiento clim¨¢tico, Scott Pruitt, que como fiscal de Oklahoma tiene un largo registro de acciones contra la EPA y en favor de empresas contaminantes.
La administraci¨®n Trump prohibi¨® a las agencias ambientales y a sus empleados toda comunicaci¨®n directa con el p¨²blico, impidiendo que se manifestaran sobre la ciencia del cambio clim¨¢tico. De pronto, varias cuentas oficiales de organismos p¨²blicos comenzaron a realizar un gesto simb¨®lico de resistencia: publicar mensajes sobre al calentamiento en sus cuentas de Twitter.
La resistencia tuitera
La resistencia la lideraban las cuentas de los Parques Nacionales, con el Parque de Badlands (literalmente, malas tierras) de Dakota del Sur como abanderado. Sus tuits criticando al Gobierno y resaltando los graves problemas que asedian a la Tierra fueron borrados. En su lugar, nacieron nuevas cuentas de esta resistencia tuitera, alternativas a las de las agencias oficiales del espacio (NASA), la Atm¨®sfera y el Oc¨¦ano (NOAA), la EPA, los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el Centro de Control de Enfermedades (CDC), la Administraci¨®n de Alimentaci¨®n y Medicamentos (FDA) y, por supuesto, los beligerantes Parques Nacionales.
Desde esas cuentas siguen informado sobre el estado del planeta y animando a los ciudadanos cr¨ªticos a compartir su lucha contra las intenciones de Trump y sus subordinados. Algunas de esas cuentas se est¨¢n externalizando para evitar una caza de brujas entre los empleados p¨²blicos que se decidieron a abrirlas desde organismos como la NASA o la EPA.
"Aunque esto comenzar¨¢ con una marcha", dice la convocatoria de la manifestaci¨®n, "esperamos usar esto como un punto de partida para tomar partido por la ciencia en pol¨ªtica. Recortar la financiaci¨®n y restringir a los cient¨ªficos la comunicaci¨®n de sus resultados al p¨²blico es absurdo y no puede ser aceptado como pol¨ªtica".
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