Lo que esconde la semana de la alta costura de Par¨ªs
La modelo espa?ola Blanca Padilla triunfa en los desfiles, Dior contrata unicornios para organizar la fiesta del a?o y las flores se confirman como la tendencia m¨¢s aburrida
M¨¢s all¨¢ de siluetas, colores o tejidos ¡ªtendencias en general¡ª los desfiles de alta costura de Par¨ªs de esta semana han dejado como legado una ajustada radiograf¨ªa del momento que atraviesa el sector del lujo, la consagraci¨®n de una modelo espa?ola y un buen pu?ado de cotilleos.
La pasarela es de Blanca Padilla. La modelo de 22 a?os ha triunfado en esta edici¨®n de la alta costura. Ha desfilado envuelta en una impresionante boa de plumas para Armani Priv¨¦, convertida en ninfa del bosque de Dior y cubierta de piedras preciosas en Elie Saab. La madrile?a, que fue en 2014 ¨¢ngel de Victoria¡¯s Secret, se confirma como una de las modelos m¨¢s potentes del momento.
Karl Lagerfeld?es humano. Puede que fuese porque de su brazo iba la jovenc¨ªsima Lily-Rose Depp (17 a?os) o por la ligera cojera que arrastraba, pero, al saludar tras el desfile de Chanel, el dise?ador aparentaba por primera vez sus 83 a?os. Este hecho no pas¨® inadvertido para las lenguas viperinas de la moda. Inagotable y prol¨ªfico, hace apenas dos a?os el alem¨¢n pod¨ªa presumir de un porte digno de un hombre de sesenta. Puede que el tiempo pase por ¨¦l, pero, visto lo visto sobre la pasarela, no por su trabajo.
Dior tira el museo por la ventana. El c¨®digo de vestimenta era claro: de largo y con m¨¢scara. La ubicaci¨®n del baile: el museo Rodin de Par¨ªs. Al llegar, ocho caballos coronados con cuernos a modo de unicornios custodiaban el camino de entrada a un laberinto de pasiones. Varios pasillos de boj, habitados por zancudos, desembocaban en un espacio forrado de vegetaci¨®n y espejos, donde toda la flor y nata parisina bail¨® hasta bien entrada la madrugada. Desde la modelo Bella Hadid ataviada con un cors¨¦ transparente hasta Bernard Arnault ¡ªpropietario de la firma¡ª con un discreto antifaz negro, que no consigui¨® hacerlo pasar inadvertido. Fue el mejor incentivo para animar a las ricas compradoras a acudir a la alta costura y olvidar el atraco a Kim Kardashian.
El escenario s¨ª que importa. Tanto en la alta costura como en la semana del pr¨ºt-¨¤-porter, las marcas aprovechan los maravillosos emplazamientos que les ofrece la ciudad de Par¨ªs para celebrar sus desfiles. En muchos casos, se trata de espacios p¨²blicos cuyo alquiler facilita el Ayuntamiento, consciente de que al hacerlo ayuda a promocionar la ciudad y su turismo. Vetements present¨® su colecci¨®n en el museo Pompidou y Chanel, como siempre, en el Grand Palais. Pero quiz¨¢ el m¨¢s original fue Giambattista Valli, que escogi¨® como escenario el museo de los Archivos Nacionales, donde se custodia la documentaci¨®n sobre los tejidos comprados por Mar¨ªa Antonieta y la ¨²ltima carta que escribi¨® antes de morir. Una localizaci¨®n m¨¢s que adecuada para su ostentosa propuesta. Aunque no todos estaban de acuerdo. A la entrada del desfile unos trabajadores del centro repart¨ªan unas octavillas en contra de la gesti¨®n del centro y su utilizaci¨®n para fines tan banales.
Primera y triste fila. Esta edici¨®n de la alta costura no ha brillado por la concentraci¨®n de estrellas en las primeras filas de sus pasarelas. Tan solo las actrices Nicole Kidman e Isabelle Huppert en Armani y Catherine Deneuve y Paz Vega en Jean Paul Gaultier animaron los photocalls m¨¢s all¨¢ de celebridades digitales como la influencer Chiara Ferragni. La actriz espa?ola, enfundada en una gabardina, no se quit¨® las gafas durante todo el desfile. Aunque escogiese el uniforme universal de los agentes secretos, resultaba demasiado interesante para pasar inadvertida.
Palabra de honor que no se cae. Dior, Chanel y Armani Priv¨¦ ¡ªquiz¨¢ las tres marcas de lujo m¨¢s poderosas del sector¡ª han coincidido en presentar vestidos con escotes sin mangas ¡ªllamados palabra de honor¡ª tan r¨ªgidos que en vez de pegarse al cuerpo se separan de ¨¦l dejando un espacio entre el pecho y la tela por el que cabr¨ªa una mano.
Fumigar la pasarela. Playa en verano; hojas en oto?o; nieve en invierno. Y ?en primavera? Las flores. Los desfiles de alta costura han santificado as¨ª una de las tendencias menos originales y m¨¢s reiterativas de la historia de la moda. Desde los vestidos de Maria Grazia Chiuri para Dior donde las plumas jugaban a emular p¨¦talos hasta los sujetadores estampados con margaritas de la colecci¨®n m¨¢s campestre de Gaultier. Incluso Pierpaolo Piccioli, que present¨® una de sus trabajos menos rom¨¢nticos para Valentino, no pudo escaparse a la inercia estacional. La mayor parte de sus tejidos eran lisos, pero sobre ellos bord¨® magnolias y gladiolos de tela.
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