Y Paloma Chamorro llam¨® hip¨®critas a los Smiths en la cara de Morrissey
Las entrevistas (o lo que fueran) de 'La edad de oro' eran ¨²nicas. Como esta de 1985 al grupo de Manchester
- "Paloma, ?a ti te gusta el sexo?", pregunta Genesis P-Orridge, el l¨ªder del grupo londinense Psychic TV.
- "Mis opiniones creo que no deben formar parte de este programa... Te podr¨ªa decir que soy fr¨ªgida", responde Paloma Chamorro.
- "Pues yo no soy fr¨ªgido", replica el cantante.
Esto es un d¨ªa cualquiera en La edad de oro, el programa que Paloma Chamorro (que ha fallecido el 29 de enero de 2017) present¨® en Televisi¨®n Espa?ola en los a?os ochenta. La periodista intentaba entrevistar al alocado y claramente bebido l¨ªder de esta banda londinense. ?l apuraba chupitos de whisky y Paloma se esforzaba por sacar alguna respuesta coherente. Mientras, una ni?a rubia paseaba por all¨ª. ?Se imaginan hoy una escena en televisi¨®n tan transgresora como aquella? Improbable.?
"300.000 espectadores", inform¨® Paloma Chamorro sobre el concierto de los Smiths. Fue en 1985, en el Parque de Camoens de Madrid. Todo el mundo estuvo all¨ª, bebiendo leche de pantera
Paloma Chamorro no hac¨ªa entrevistas. Charlaba con sus invitados. Algunas veces los m¨²sicos iban bastante pasados. Era la ¨¦poca. Muchas eran entrevistas aduladoras, de seguidora. Era la ¨¦poca. Las entrevistas se hac¨ªan en unos lugares casi siempre repletos de cojines de colores llamativos. Los invitados retozaban c¨®modamente. Eran los ochenta.
El encuentro con los Smiths fue especial. El grupo de Manchester hab¨ªa ofrecido el que probablemente ha sido el concierto m¨¢s masivo de su historia. Fue en mayo de 1985, en las castizas fiestas de San Isidro. El alcalde era Enrique Tierno Galv¨¢n. En Madrid y gratis (qu¨¦ tiempos). En el Parque de Camoens. 100.000 espectadores, 150.000, 200.000... Es dif¨ªcil acertar. "300.000 espectadores", inform¨® la propia Chamorro. Todo el mundo estuvo all¨ª. Un servidor tambi¨¦n. Aunque apenas recordamos cosas. Hay que ver el concierto de nuevo (lo transmiti¨® TVE) para comprobar si la memoria recuerda algo de aquello. Muchos grupos se formaron despu¨¦s de ver a los Smiths en Camoens.
Encargamos a nuestros hermanos peque?os grabar el recital en cinta VHS. Todav¨ªa la conservamos. Quiz¨¢ es el concierto de pop m¨¢s recordado de los que se han celebrado en Espa?a. Los Smiths apenas vend¨ªan un pu?ado de discos en Espa?a. No llenar¨ªan en 1985 una sala de 2.000 personas. Pero hab¨ªa 100.000, 200.000... Se beb¨ªa leche de pantera y hab¨ªa que estar en los conciertos, ya fueran los Smiths, La Polla Records o Ramonc¨ªn.
Paloma Chamorro estaba all¨ª. Despu¨¦s del concierto dio paso a una entrevista que realiz¨® el d¨ªa antes del recital con los dos l¨ªderes de los Smiths, Morrissey (vocalista y letrista) y Johnny Marr (guitarrista). S¨ª, Morrissey, hoy al¨¦rgico a las entrevistas. En aquella ¨¦poca ten¨ªa 26 a?os. Guapo, insultantemente moderno y juvenil, Morrissey ya se queja al comienzo de lo mal que se lleva con la popularidad: "Solo por el hecho de ser popular hay muchas presiones para hacer una serie de cosas que no las hago con naturalidad. Como grabar v¨ªdeos o viajar constantemente".
Inmediatamente, Chamorro les hace una pregunta que parece inocente, pero no lo es tanto conociendo la arrogancia y el ego que ya destilaba Morrissey: "?Est¨¢is al tanto de la m¨²sica que se hace hoy, aunque no sea la que m¨¢s os guste?". "S¨ª, pero no de una forma obsesiva", responde Morrissey. Johnny Marr balbucea una rutinaria respuesta: "No queremos dar la impresi¨®n de que no nos gustan los grupos nuevos. La mayor¨ªa de las bandas nos parecen interesantes".
Es cuando Chamorro se r¨ªe y dice: "Un poquito hip¨®crita te encuentro ?eh? No s¨¦ si est¨¢s siendo del todo sincero". Morrissey alza una ceja, dice algo inaudible y Paloma recula y se disculpa: "Bueno, si no es verdad lo retiro...". Y la siguiente pregunta es: "?Por qu¨¦ odi¨¢is los v¨ªdeos?". Morrissey acaba el encuentro pidiendo a sus seguidores que "no coman carne".
No eran entrevistas. Eran otra cosa. Y eran los ochenta. Todo pod¨ªa pasar en La edad de oro...
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