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Todos los indicadores de percepci¨®n de la corrupci¨®n apuntan en la misma direcci¨®n: Espa?a empeora
Es la posici¨®n que ocupa Espa?a en la ¨²ltima edici¨®n del indicador de Transparencia Internacional de percepci¨®n de la corrupci¨®n. Nos superan casi todos los pa¨ªses de la Europa occidental. Y muchos otros que, hasta hace poco, estaban peor que nosotros, como Estonia, Lituania, Eslovenia, Polonia o Uruguay. ?Qu¨¦ nos pasa?
Los esc¨¦pticos dir¨¢n que no importa. La corrupci¨®n no se puede medir con percepciones. Y tienen parte de raz¨®n. Estimar la corrupci¨®n que tiene una sociedad es dif¨ªcil. No podemos basarnos en datos objetivos, como los casos de corrupci¨®n o las sentencias judiciales. Que haya m¨¢s investigaciones puede revelar un aumento de la corrupci¨®n o todo lo contrario: que por fin se est¨¦ luchando contra ella.
Por lo que, con todos sus problemas, debemos confiar en las medidas de percepci¨®n de la corrupci¨®n que elaboran organizaciones internacionales, gubernamentales (como el Banco Mundial) o no (como Transparencia Internacional). Y todos apuntan en la misma direcci¨®n: Espa?a empeora.
Los optimistas dir¨¢n que Espa?a mejorar¨¢ a medida que la econom¨ªa se recupere. Pero es una falsa esperanza. Espa?a empez¨® a caer en los indicadores de corrupci¨®n no durante la crisis, sino en los a?os del boom. La corrupci¨®n no es consecuencia de la recesi¨®n, sino un factor que explica por qu¨¦ unos pa¨ªses europeos sufrimos la crisis de forma m¨¢s aguda que otros. Nada indica que, en a?os de abundancia, la corrupci¨®n remita. M¨¢s bien al rev¨¦s, el bot¨ªn a robar ser¨¢ m¨¢s grande.
Los realistas deben decir que el problema de Espa?a no es la posici¨®n que ocupa, sino la tendencia que lleva. En control de la corrupci¨®n, estamos en una tierra de nadie. Un lugar intermedio entre dos polos de pa¨ªses europeos que, en lugar de converger, divergen. Por un lado, los pa¨ªses bien gobernados de la Europa occidental y algunas estrellas del Este. Por el otro, el resto, con Administraciones capturadas por redes clientelares y corruptas. De palabra, todos nos sentimos atra¨ªdos por los primeros. De obra, nos acercamos a los segundos. Si queremos revertir la direcci¨®n, necesitamos con urgencia un plan integral contra la corrupci¨®n. @VictorLapuente
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