Series
Cuando irrumpe en las declaraciones judiciales un chulazo como L¨®pez Viejo, se paran los relojes. Aqu¨ª hay personaje, se dicen los espectadores
El presidente Rajoy no sigue con demasiado inter¨¦s el juicio de la trama G¨¹rtel. El a?o pasado tampoco las series televisivas norteamericanas han seducido a los espectadores exigentes. Un poco como zombies, andan a la b¨²squeda de alguna a la que engancharse que merezca la pena de verdad, con calidad y m¨¢rgenes para lo imprevisible. As¨ª que la afirmaci¨®n del presidente resulta comprensible. ?Para qu¨¦ dedicarle horas y horas a algo que ya te sabes? Sin embargo, se equivoca en lo esencial. Lo hermoso de un serial de calidad es que no te atrapa por su trama, sino por la riqueza de sus personajes. Y ah¨ª Rajoy se pierde una oportunidad de oro. Porque es cierto que el juicio de la G¨¹rtel no abunda en giros imprevistos. Todos nos sabemos el argumento. Un partido tiene dificultades de financiaci¨®n, pese a las subvenciones, as¨ª que disfrutar del Gobierno es repartir contratos p¨²blicos, lo que le abre una oportunidad de negocio. Es en la gesti¨®n y el reparto del dinero que se acumula en esa caja paralela y opaca cuando entran en juego los feriantes, los mafiosos, los advenedizos y los jetas.
La m¨¢s entretenida serie norteamericana del a?o fue el documental sobre el juicio de O.?J. Simpson, Made in America. Por m¨¢s que ya conoc¨ªamos el argumento, situarlo en su contexto pol¨ªtico y social resultaba una lecci¨®n sobre c¨®mo funciona el subconsciente colectivo y la ausencia de justicia objetiva. Algo as¨ª sucede en esa corruptela de dinero p¨²blico desviado a bolsillos privados de fabricaci¨®n tan espa?ola. Cuando irrumpe en las declaraciones judiciales un chulazo como el profesional L¨®pez Viejo, entonces se paran los relojes. Aqu¨ª hay personaje, se dicen los espectadores. Vaya pedazo de secundario, con sus frases antol¨®gicas, su desaf¨ªo, su cuajo y su exhibici¨®n de amistad con Agag por si alguien quiere andarle tocando las cosquillas. Pensar que Rajoy se pierde eso da pena. Esperemos que los votantes del PP s¨ª tengan en cambio curiosidad por saber qu¨¦ personajazos fabricaron con la impunidad de sus mayor¨ªas absolutas madrile?as.
El periodista Carlos Alsina es de los que pone a bailar a sus entrevistados. No los abruma ni los destempla, pero les hace moverse en su azulejo, porque en el baile lleva ¨¦l. Y Rajoy, que va a la emisora relajado porque es amiga, pisa todos los charcos. Eso es periodismo, no m¨¢s. Cuando lleg¨® el momento de explicar por qu¨¦ los espa?oles est¨¢n condenados a vivir hipotecados por el recibo de la luz, el presidente afirm¨® que tampoco ve¨ªa esa serie. Tambi¨¦n se la sabe. Un d¨ªa llueve y se acaba el drama.
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